lunes, 30 de noviembre de 2009

Racismo en España

Racismo en España
El racismo en España puede rastrearse, como para cualquier otra zona del mundo, desde cualquier época histórica, pues enfrentamientos de causa económica, social o política se han justificado muy eficazmente con el disfraz de la diferencia racial, encontrándose tanto ejemplos de racismo entendido como ideología como racismo en actitudes y comportamientos.

La imposible definición de la inexistente raza española (véase Etnografía de España) no lo ha impedido, si bien es cierto que lo que con más frecuencia se ha dado son los fenómenos ligados al racismo, como la xenofobia y el odio religioso.
Los unitarios que sueñan con la unidad impuesta de la fuerza hablan de raza española. Es no saber lo que se dice, tantas son las razas que han buscado el calor del sol de España.

Moros y cristianos

El carácter nacional español, de existir, se ha buscado siempre (Américo Castro en polémica con Claudio Sánchez Albornoz) en ese enfrentamiento presente en el imaginario colectivo y hasta en las fiestas populares que llevan ese nombre tan poco políticamente correcto («Moros y cristianos»).

Los conflictos con aspectos de naturaleza racista más importantes de la historia de España tienen una vinculación estrecha con las luchas religiosas de la Edad Media, aunque no se puede atribuir únicamente a la religión y tienen claras expresiones racistas. Para los reinos cristianos, son fundamentalmente la Reconquista y la Repoblación (que puede entenderse como una limpieza étnica). Simultáneamente, en Al-Ándalus las divisiones sociales superponían a la escala de riqueza una concepción del origen familiar basada tanto en el origen étnico como en la religión: ponía en la cúspide a los de origen árabe, seguidos por los de Oriente Medio, los bereberes norteafricanos, los muladíes (musulmanes de origen hispanorromano) e incluso eslavos; en el extremo inferior quedaban los cristianos y judíos. El deseo de arabización incluía un ideal con componentes religiosos, lingüísticos, culturales e indudablemente raciales. Las clases dirigentes reivindicaban o incluso inventaban ancestros árabes. Durante las épocas críticas de intensificación del integrismo religioso, como ocurrió durante el dominio almorávide, se incrementó de tal modo la represión contra mozárabes y judíos, que se produjeron emigraciones masivas a los reinos cristianos del norte peninsular.

Los judíos
Desde finales de la Edad Media (asaltos a las juderías de 1391 y revuelta de Pedro Sarmiento en Toledo), se origina la cuestión denominada limpieza de sangre, que condujo a la expulsión de los judíos (1492) y la discriminación de los cristianos nuevos en todos los aspectos, incluida la represión del criptojudaísmo por la Inquisición. El mantenimiento del problema converso durante toda la Edad Moderna (reactivado con la incorporación de Portugal (1580) o con el proceso de Zapata y otros de comienzos del siglo XVIII) es uno de los ejemplos más claros de la función del racismo como ideología, vehículo de control social tanto hacia la minoría como hacia la mayoría de la población que aguanta mejor su pobreza gracias a la ficción del orgullo de ser cristiano viejo. Muchas veces se ha argumentado que el atraso en la evolución económica y social de España se debe a la sospecha que generaba cualquier actividad que proporcionara un lucro, en beneficio de la bendecida renta feudal de señoríos y monasterios.

El tratamiento de los moriscos (de origen islámico) fue diferente al de los marranos (de origen judío): aunque la rendición de Boabdil se hizo a condición de poder mantener su religión y costumbres, la presión religiosa hizo que los tratados se incumplieran y se obligara a su bautismo general (1501). Tras la rebelión de los moriscos de Granada (1569), comenzó la solución final, un proceso que comenzó con su deportación al interior de la península que finalmente acabó con su expulsión definitiva (1609).

Los gitanos
La llegada de los gitanos a la península ibérica en el siglo XV fue acompañada de una legislación represiva (desde la famosa ley de los Reyes Católicos) que puede ser considerada racista, pero que no pudo tener la eficacia que pretendía dada la permanencia de la comunidad gitana. La pretensión de los Reyes Católicos era forzar la alternativa entre la asimilación o la expulsión, del mismo modo que en el caso de los judíos.
Mandamos a los egipcianos que andan vagando por nuestros reinos y señoríos con sus mujeres e hijos, que del día que esta ley fuera notificada y pregonada en nuestra corte, y en las villas, lugares y ciudades que son cabeza de partido hasta sesenta días siguientes, cada uno de ellos viva por oficios conocidos, que mejor supieran aprovecharse, estando atada en lugares donde acordasen asentar o tomar vivienda de señores a quien sirvan, y los den lo hubiese menester y no anden más juntos vagando por nuestros reinos como lo facen, o dentro de otros sesenta días primeros siguientes, salgan de nuestros reinos y no vuelvan a ellos en manera alguna, so pena de que si en ellos fueren hallados o tomados sin oficios o sin señores juntos, pasados los dichos días, que den a cada uno cien azotes por la primera vez, y los destierren perpetuamente destos reinos; y por la segunda vez, que les corten las orejas, y estén sesenta días en las cadenas, y los tornen a desterrar, como dicho es, y por la tercera vez, que sean cautivos de los que los tomasen por toda la vida.
Real Pragmática de 1499, fechada en Medina del Campo, Novísima Recopilación, Libro XII, título XVI [8].

En 1749, la Gran Redada o Prisión General de los gitanos, durante el reinado de Fernando VI, y mediante un plan secreto organizado por el Marqués de la Ensenada, pretendía
prender a todos los gitanos avecindados y vagantes en estos reinos, sin excepción de sexo, estado ni edad, sin reservar refugio alguno a que se hayan acogido

Fueron detenidos casi todos los gitanos españoles, unos 9.000 (otros 3.000 ya estaban en prisión), los hombres enviados a los arsenales de la marina y las mujeres y los niños encarcelados. Sólo serían indultados 14 años después por el rey Carlos III, y algunos no serán liberados definitivamente hasta 1783.[2]

La posterior situación de los gitanos difícilmente puede compararse, como a veces se hace, al apartheid sudafricano o a la situación histórica de los negros en Estados Unidos, pero ha sido objeto de una clara discriminación racial incluso hasta la actualidad.

En sus viajes por España en la década de 1830, el predicador protestante inglés George Borrow conectó con las comunidades gitanas, cuya lengua y costumbres estudió. En cuanto a su situación legal, comparándola con la de otros países, hizo la siguiente apreciación:
[...] quizás no haya un país en el que se hayan hecho más leyes con miras de suprimir y extinguir el nombre, la raza y el modo de vivir de los gitanos como en España.

Los negros
Es de suponer que desde la prehistoria existe población de origen africano en España, aunque es improbable adscribirla a ningún tipo racial concreto. En época protohistórica y en época antigua, se registra documentalmente y con testimonios arqueológicos la existencia de población de origen africano, principalmente mediterráneo pero también subsahariano, llegadas con los contingentes militares cartaginés y romano [cita requerida]. En la época islámica, un número considerable de personas negras vinieron a España y algunas ocuparon altos cargos en los sistemas califales y en la cultura [cita requerida]. Por ello, y al ser África negra una gran proveedora de oro, durante la Edad Media existió el estereotipo de la persona negra acaudalada; es entonces cuando surgen los mitos del Preste Juan y Baltasar. Posteriormente, con la colonización de América y el establecimiento del comercio triangular, y notablemente desde finales del siglo XVII, la esclavitud de africanos negros incide en un crecimiento de la aversión hacia lo negro. Desde el siglo XVIII una serie de pseudociencias coadyuvan en la justificación de la esclavitud de las personas negras. En el siglo XIX España será la última potencia occidental en abolir la esclavitud, lo cual incide en la persistencia del racismo antinegro. Ya la Constitución de Cádiz de 1812 condicionaba el pleno derecho de los negros:
Art. 22. A los españoles que por cualquier línea son habidos y reputados por originarios del Africa, les queda abierta la puerta de la virtud y del merecimiento para ser ciudadanos: en su consecuencia las Cortes concederán carta de ciudadano a los que hicieren servicios calificados a la Patria, o a los que se distingan por su talento, aplicación y conducta, con la condición de que sean hijos de legítimo matrimonio de padres ingenuos; de que estén casados con mujer ingenua, y avecindados en los dominios de las Españas, y de que ejerzan alguna profesión, oficio o industria útil con un capital propio

Durante la Guerra de Cuba los mambises (guerrilleros independentistas, muchos de ellos negros) son presentados por la prensa como un peligro terrorífico y se difunde la idea de que los negros son aliados de las potencias que quieren destruir al Imperio Español, especialmente de Gran Bretaña, motejada de Pérfida Albión, por sus esfuerzos en la abolición de la esclavitud y del tráfico de esclavos.

La mayor parte del siglo XX significó un período de relativa calma en que la figura del negro es vista con cierto paternalismo ridiculizante o patético, especialmente durante el régimen franquista. La presencia de población que pudiera identificarse como negra en la sociedad española estaba fundamentalmente compuesta por emigrantes de la colonia de Guinea Ecuatorial, Cuba así como algunos afronorteamericanos. Con una presencia local muy anterior, se divulgó desde 1952 (publicación del artículo de Arcadio Larrea Los negros de la provincia de Huelva), la presencia de descendientes de esclavos en Huelva, en poblaciones como Gibraleón, Niebla, Palos o Moguer. Sólo en Gibraleón se contabilizaba su número en doscientos, con algún caso de mestizaje. El artículo denunciaba su situación mísera y discriminación, existiendo incluso una especie de ghetto en el barrio de Villalatas de Gibraleón. Sin embargo, desde finales del siglo XX y principios del siglo XXI el crecimiento de la inmigración se vincula a un aumento de la negrofobia de la mano de grupos neonazis y de ultraderecha, y a la desconfianza o desinformación de la clase trabajadora cuando ve en el inmigrante un competidor . Desde entonces vienen produciéndose ataques racistas en ocasiones con resultado de muerte o invalidez (entre otros, los casos de Lucrecia Pérez, Augusto Ndombele, Ypo Joe o Miwa Buene). Actualmente, cuando se calcula que viven en España cerca de 500.000 personas con herencia de África negra, instituciones como Amnistía Internacional,SOS Racismo, Movimiento Contra la Intolerancia, denuncian que se producen anualmente en España un número no inferior a 200 agresiones físicas racistas[cita requerida] contra personas negras.

América

La formación de una sociedad estratificada en la América española comenzó con la Conquista, y fue debatida conscientemente (véase la Polémica de los naturales). Con el tiempo se hizo más compleja, por la llegada de esclavos africanos y el mestizaje, muy diferente en cada zona de América, desde las Antillas, que cambiaron enseguida por la negra su presencia indígena, hasta Paraguay, donde ésta es la esencial. A diferencia de Haití, la identidad racial tuvo papel marginal en la formación de las naciones hispanoamericanas en su Independencia. Más tarde, en el siglo XIX, el racismo biologico pseudocientifico en las naciones hispanoamericanas donde la presencia europea se convirtió en ampliamente mayoritaria movió a los gobiernos de procesos de "limpieza étnica".

La emigración española hacía América a consecuencia de las condiciones que sucedieron en España tras la guerra civil ha sufrido situaciones de discriminación y múltiples ataques racistas en numerosos países hispanoamericanos. Este proceso tuvo su comienzo en las proclamaciones de guerra a muerte contra los españoles durante la independencia hispanoamericana seguidos de procesos de limpieza étnica por parte de algunos estados nacionales en contra de los españoles y que se sucedieron en varios de aquellos estados.

Los movimientos migratorios de América Latina hacia Europa se han incrementado notablemente y han generado la presencia de colectivos muy numerosos de origen hispanoamericano en España: desde los argentinos, chilenos y uruguayos de finales de los setenta (muchos de ellos perseguidos políticos), a la inmigración masiva por motivos económicos de finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI, en la que (además de aquellos y sin que falten representantes de todos los demás países) destacan los procedentes de Ecuador y República Dominicana. Coincidiendo con ello han aparecido fenómenos de xenofobia y racismo, cuya extensión es difícil de medir, pero que han producido esporádicamente conflictos.

Un caso peculiar ha sido la incorporación de soldados de nacionalidad extranjera a las Fuerzas Armadas de España (desde su profesionalización y el final del servicio militar obligatorio, 2002), que comenzó limitándose al 2% de las tropas (2004) y en la actualidad está limitado al 9% (desde mayo de 2007), límite del que se ha alcanzado la cifra del 7% (2008). Únicamente está accesible para los originarios de países hispanoamericanos o Guinea Ecuatorial. Para la continuidad de estos soldados por más de seis años de servicio o para su promoción, se les requiere la obtención de la nacionalidad española. La convivencia de soldados de origen español y extranjero en el ejército no parece haber ocasionado problemas graves más allá de algún caso puntual.

Crimen de odio y expresiones xenófobas y racistas
En el habla popular se encuentran expresiones peyorativas que son habitualmente utilizadas contra los inmigrantes de origen latinoamericano, tanto específicamente como para toda la inmigración no europea y otros de forma general.[8] Las expresiones xenófobas y racistas, así como el denominado negacionismo y lo que en algunas legislaciones se califica de crimen de odio, están perseguidos por la ley y la práctica de los tribunales.
Hay que tener en cuenta que la STC [sentencia del Tribunal Constitucional] se realiza en un tiempo en el que todavía no se castigaban en nuestro Cp [Código penal] las conductas de provocación a la discriminación, etc (Estas figuras fueron introducidas en la Reforma de de 1985, precisamente fundamentada en la sentencia que comentamos); y en el ámbito de una solicitud de amparo de protección del derecho al honor, por lo que el TC relaciona las expresiones xenófobas y racistas con dicho derecho para fundamentar su ilegitimidad y su exclusión del ámbito de la libertad de expresión. Una vez que nuestro Cp castiga expresamente este tipo de comportamientos, en el caso en que las expresiones pretendan provocar la discriminación deberá acudirse al 510. Si se trata de expresiones de contenido racista o xenófobo que no puedan calificarse de provocación a la discriminación, deberá acudirse a los delitos de injurias. Y solo cuando las expresiones vayan todavía más lejos e inciten directamente a realizar alguna de las conductas previstas en el 607.1 en contra de los miembros del grupo con la intención de destruirlo en todo o en parte habrá que acudir al 615. Ya que es la manifestación racista o xenófoba, y no el cuestionamiento de la historia, lo que resulta excluido del derecho a la libertad de expresión y lo que puede ser por tanto, punible.

La raza española
El siglo XIX, que supuso la construcción nacional de Alemania o Italia y el surgimiento de nacionalismos en toda Europa no fue tan espectacular en España en ese aspecto.

Es a finales de siglo, con el desastre de 1898 y el regeneracionismo cuando comienza un repensamiento de la idea de España desde un cierto sentimiento de inferioridad que se rebela y que coincide con el surgimiento de los nacionalismos periféricos (Sabino Arana, y el Adeu Espanya de Joan Maragall). El planteamiento de razas inferiores y superiores, identificadas con naciones emergentes y decadentes, está en el ambiente intelectual de la época, lleno de alusiones a la virilidad y el valor que acompaña al pasado y deseado gran Imperio. La conmemoración del cuarto centenario del descubrimiento de América (1892), además de buscar una reconciliación con las repúblicas americanas que no impidió la última y más dolorosa independencia, la de Cuba (1898), inaugura una recuperación del orgullo español en su papel en el mundo, que termina con la proclamación del 12 de octubre (fecha del desembarco de Colón en San Salvador-Guanahaní) como día de la Raza. La definición científica de raza desde un punto de vista etnológico o antropológico era lo que menos importaba.

La llegada a España de la ideología fascista comenzó escasamente durante la dictadura de Primo de Rivera, cada vez con más implantación en sectores de la derecha durante la Segunda República y de forma evidente durante la Guerra Civil. El componente racista era básico en el nazismo alemán, pero en el franquismo, como en el resto de movimientos fascistizantes que surgieron en la Europa de entreguerras era más importante la componente conservadora y religiosa (el llamado nacionalcatolicismo), que para Trevor-Roper puede llamarse Fascismo clerical. No obstante, existió un matiz racista, y prueba de ello son algunos personajes como el coronel y psiquiatra Antonio Vallejo-Nájera, y la producción de una inquietante literatura sobre eugenesia en los años siguientes (tema que, por otra parte, tampoco estaba ausente de la reflexión intelectual en la Europa Nórdica y Estados Unidos).
Si militan en el marxismo de preferencia psicópatas antisociales, como es nuestra idea, la segregación total de estos sujetos desde la infancia, podría liberar a la sociedad de plaga tan terrible.
Antonio Vallejo-Nájera La locura de la guerra. Psicopatología de la guerra española

Lo mismo podría decirse de la obsesión personal de Franco con la conspiración judeomasónica. Durante la Guerra Civil Española y la posguerra, coincidente con la Segunda Guerra Mundial, el régimen utilizaba una retórica antisemita en sintonía con los aliados alemanes y que buscaba precedentes en la españolidad entendida como raza identificada con el cristiano viejo y la limpieza de sangre del pasado inquisitorial. A partir de la victoria aliada, y del impacto de las evidencias del Holocausto, se desprestigió de tal manera el racismo que a mediados del siglo XX pocos se atrevían a defenderlo. La posición oficial en España era definir al español como el menos racista de todos los pueblos colonizadores, tomando al mestizaje como prueba; incluso se enaltecía la aportación cultural de los gitanos, tomando a individualidades artísticas del mundo del flamenco y de la tauromaquia (roles similares a los de los negros en Estados Unidos); y se presumía de la protección dada a los judíos durante la persecución nazi (Ángel Sanz-Briz, gracias al redescubrimiento de los sefardíes de Europa Oriental y a las leyes que favorecían su retorno.

La actualidad
Los movimientos de extrema derecha que se formaron desde los últimos años del franquismo y se convirtieron en grupos neonazis a finales del siglo XX, incorporan el racismo como seña principal de su ideología y se destacan por sus opiniones y actitudes contrarias a la inmigración, en particular la de extraeuropeos.

Sin estar ligado a esos grupos, incidentes racistas más o menos espontáneos han ocurrido esporádicamente. Los dos ejemplos más graves quizá serían:

* el asesinato, el 13 de noviembre de 1992, de Lucrecia Pérez, en la discoteca abandonada Four Rouses de Aravaca (Madrid). Se trataba de una dominicana de raza negra, que estaba ocupando el lugar junto a otros inmigrantes en situación precaria. No se llegó a determinar si había intereses inmobiliarios detrás del improvisado grupo de personas de confusa ideología que realizó el atentado;
* los incidentes de febrero de 2000 en El Ejido, Almería, zona de agricultura intensiva con una gran presencia de temporeros norteafricanos. La tensión que producía su masificación y falta de integración con la población local, terminó estallando en un motín contra ellos en respuesta, se decía, a una situación de inseguridad ciudadana que culminó con distintos casos atribuidos a inmigrantes, desde robos hasta violaciones y el asesinato de tres vecinos del municipio. Hubo heridos y destrozos materiales en las infraviviendas de los inmigrantes.

Posiblemente sea en el entorno violento de las hinchadas del fútbol (Ultras Sur del Real Madrid, Frente Atlético del Atlético de Madrid, Boixos Nois del F.C. Barcelona, entre otros) donde se encuentre de una forma más o menos organizada un refugio a los comportamientos racistas, lo que ha dado origen a una legislación restrictiva contra símbolos y otras muestras de odio racial.

Agresiones racistas de mayor o menor repercusión mediática ocurren con alguna frecuencia. La policía calcula que en España hay casi 10.000 "ultras" y neonazis. Sólo en Madrid han sido detenidas este año [2007] 64 personas por 59 actos delictivos de este tipo.

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