miércoles, 20 de marzo de 2013

Francisco

Nombre que estuvo en boca de todos esta ultima semana. Si, no podía no hacer eco, de la que considero es, por ahora, la noticia mas importante de este 2013, a nivel geo político.
El primer papa americano, el primero Jesuita, el primero en llevar ese nombre, el de Francisco, que dicho por el mismo, inspirado en San Francisco de Asis, santo italiano, de la época medieval, fundador de la Orden Franciscana y de una segunda orden conocida como Hermanas Clarisas. Su característica principal y por la cual fue tan conocido era su despojo por lo terrenal, y una profunda austeridad. Su amor por los mas pobres y por la naturaleza.
Francisco, de nombre secular Jorge Mario Bergoglio, fue por mas de una década Cardenal y primado de la Argentina. 

Muchas son las voces que hablan hoy al respecto. Si, Francisco levanto pasiones, desde gente que cae en la mas profunda idolatría por su persona, hasta los que no escatiman el mas mínimo punto para bombardearlo en duras criticas, muchas de ellas infundadas, hacia su persona o hacia la iglesia católica apostólica romana.
Gente que lo señala como la persona que generara un gran cambio en toda la región de Iberoamerica, gente que al contrario aclama y augura un retroceso en toda la región  hasta han llegado a decir que la misma Casa Blanca lo puso para "dividir" a latinoamerica.
Lo cierto, es que todas estas son especulaciones, algunas positivas y con una visión futura prospera, otras totalmente negativas, hasta se oyen, como no podía faltar, voces "proféticas", señalando un pronto apocalipsis. De hecho dicen, seria el ultimo papa, el papa negro, no por su color de piel, sino porque se conoce dentro de la orden Jesuita a su líder global como "papa negro" por su vestimenta.
Concretamente, recién hoy se cumple la primer semana de su pontificado, lo poco que ha mostrado, efectivamente, es muy significativo, rasgos de humildad, servicio y sencillez, sus mensajes son coherentes, por ahora, con sus insípidos hechos.
El tiempo y Dios, dirán si Francisco sera ese gran revolucionario que tanto aclaman católicos y no católicos, que traiga cambios  a la milenaria Iglesia, y por consecuencia al mundo todo.
Mientras tanto, todos estamos muy atentos, para bien o para mal, al que es, sin lugar a dudas, el argentino con mayor poder e influencia mundial de toda la historia de esta joven nación del Fin del Mundo.

Las correcciones


EL MODELO EXIGE CAMBIOS URGENTES


Por Rubén M. Lo Vuolo*

El crecimiento de los últimos años no debería ocultar los problemas acumulados, de los cuales la inflación es el más importante. Una política heterodoxa no persigue el crecimiento a cualquier precio sino que busca coordinar las variables para un desarrollo con inclusión. De lo contrario, se corre el riesgo de un ajuste ortodoxo.

Argentina se presenta oficialmente como una versión exitosa de política económica heterodoxa gracias a un período inédito de alto crecimiento. Sin embargo, ese logro oculta los serios problemas derivados de la política económica aplicada, problemas que amenazan la continuidad del crecimiento y las mejoras en la distribución del ingreso. La alta y persistente inflación es la señal más visible, pero no la única, que advierte sobre la necesidad de correcciones.

Pese a que los voceros oficiales proclaman que últimamente se estaría profundizando el modelo de la pos convertibilidad, lo cierto es que poco queda del régimen macroeconómico de los primeros años posteriores a la crisis de 2001-2002. En aquella etapa, la economía funcionaba con tipo de cambio alto, precios relativos favorables a la competitividad, superávits gemelos (fiscal y externo), política monetaria atenta a la absorción de base monetaria e inflación moderada. Casi todos estos elementos hoy han desaparecido. En su lugar observamos un esquema desarticulado de política macroeconómica, combinado con medidas parciales reactivas y desatentas a las enseñanzas de la historia argentina y del propio pensamiento económico heterodoxo.

Los problemas acumulados

Superado el salto inicial de la fuerte devaluación de inicios de 2002, la inflación se mantuvo baja como resultado de una serie de condiciones excepcionales: capacidad productiva ociosa, fuerte caída de los salarios reales y congelamiento de las tarifas de servicios públicos. Si bien en 2003 la tasa de inflación alcanzó el 3,7% anual, en 2004 duplicó esa cifra y volvió a duplicarse en 2005 hasta superar el 12%. El control sobre ciertos precios permitió un freno transitorio en 2006, pero luego la inflación volvió a acelerarse.

En lugar de reaccionar frente a lo evidente, la respuesta fue la intervención del INDEC de inicios de 2007. Junto con la persecución y represión a personal del organismo, se impidió el acceso del público a las fuentes de información primarias y se inició la manipulación de las estadísticas. De allí en más resulta imposible estimar indicadores confiables y comparables con el pasado de inflación, distribución del ingreso, etc. En 2008 la manipulación alcanzó también a los indicadores de actividad industrial y de cuentas nacionales, con una tendencia a sobreestimar el nivel de actividad y el PIB. Pese a que años después se volvió a habilitar el acceso a ciertas bases de datos, los cambios metodológicos y los vacíos de información vuelven imposible cualquier comparación. Lógicamente, la ausencia de un sistema estadístico oficial confiable dejó a los agentes económicos a merced de informes privados y especulaciones de todo tipo.

En este escenario, desde el tercer trimestre de 2007 comenzó a observarse un proceso de fuga de capitales (casi US$ 4.800 millones en ese trimestre hasta un pico de cerca de US$ 8.100 en el segundo trimestre de 2008), que sólo se detuvo temporalmente hacia la segunda mitad de 2010, para volver a repuntar luego. Ese mismo año se empezó a apreciar el tipo de cambio multilateral (se calcula ponderando la relación de cambio con los principales socios comerciales del país y da una mejor idea de competitividad que, por ejemplo, la relación con el dólar). Pese a algunos intentos del Banco Central por evitar esa apreciación, la inflación y las devaluaciones de algunos socios comerciales del país no lo permitieron: a fines de 2008 el tipo de cambio multilateral se había apreciado cerca del 25% con respecto a 2006.

El 2007 también marcó un cambio en la política monetaria. Hasta mediados de ese año, la política oficial se preocupaba por preservar el nivel del tipo de cambio, haciendo subir las reservas y esterilizando la oferta monetaria con títulos. Pero de ahí en más el Banco Central se dedicó a financiar la expansión fiscal en un contexto de aceleración inflacionaria, abandonando el objetivo de sostenimiento del tipo de cambio competitivo.

Ninguno de estos cambios de política se explica por la crisis internacional de 2008-2009. Como el país estaba desenganchado de los mercados financieros, el impacto no fue importante en este sentido. Por otra parte, los precios de las commodities con peso en las exportaciones cayeron moderadamente, por lo que la crisis se sintió básicamente en el comercio exterior. En este marco, la explicación de la caída del PIB en 2009 (las cifras oficiales dan un número levemente positivo) hay que buscarla en la política económica doméstica, incluyendo la que define la inserción de la economía local en los mercados internacionales, más que en la crisis internacional. La crisis y la caída de la demanda global potenciaron problemas que ya existían en la economía local.

Frente a esta caída, se respondió correctamente mediante diferentes estímulos fiscales. Pero esta reacción anti-cíclica se convirtió en el inicio del deterioro sistemático del superávit fiscal primario que había alcanzado poco más de 3% en 2008 y que, como señalamos, era uno de los ejes de la macroeconomía de los años anteriores. Este deterioro se sostuvo pese al aumento de la presión tributaria y al uso de fuentes “extras” para financiar al Tesoro; en especial, los fondos de la seguridad social y las permanentes transferencias del Banco Central (uso de reservas, adelantos transitorios, adelantos de ganancias, etc.).

La economía volvió a crecer en 2010-2011, pero se retomó la fuga de capitales y comenzó a deteriorarse la cuenta corriente de la balanza de pagos. A las crecientes importaciones de una estructura productiva dependiente de los recursos naturales y con fuerte tendencia a importar insumos y bienes de capital, se sumaron las importaciones de combustibles, cada vez más exigentes. Cuando el deterioro de la balanza comercial y la fuga de capitales se consolidaron, el gobierno decidió restringir discrecionalmente las importaciones y el acceso a las divisas de los agentes económicos. Y la economía volvió a frenarse en 2012, con cifras oficiales levemente positivas y cálculos privados que vuelven a mostrar valores negativos.

¿Y la heterodoxia?

Estos procesos, y la política oficial desplegada frente a ellos, no pueden considerarse como un sistema eficaz de regulación heterodoxa de la economía. Argentina creció pero al costo de las siguientes tendencias: retraso cambiario, deterioro fiscal, distorsión de precios relativos, fuga de capitales, caída del superávit de cuenta corriente, alta inflación, expansión monetaria que convalida y realimenta estos procesos y, por último, un control del mercado de cambios que derivó en un mercado paralelo cuya brecha con el oficial se amplía. Por el lado de la oferta también se observan problemas serios. La economía creció, pero persiste una estructura productiva basada en recursos naturales que se acentuó por la explotación de recursos minerales de probado impacto negativo en el medioambiente, al tiempo que se agravaba la crisis energética. A esto se suma la pérdida de competitividad de las actividades industriales y de servicios (sobre todo dinámicos) y la creciente concentración económica.

Un ejemplo de la desarticulación y la parcialidad de las políticas son las recientes medidas en el sector externo. Es cierto que, con las restricciones a las importaciones y el control del mercado de divisas, se logró revertir el déficit de la balanza comercial en 2012, pero a costa de una disminución del crecimiento y la inversión, una caída del empleo, subas en los costos de producción y una pérdida general de competitividad de la economía. La construcción sufrió la baja más importante de la última década, pero también cayeron los volúmenes físicos de los bienes de capital importados y se contrajo la inversión pública, en particular las obras viales y de infraestructura (la excepción es la construcción petrolera). Hasta la inversión agropecuaria bajó casi un tercio con respecto a 2011, pese a la mejora de los precios internacionales. Las políticas de fomento para las pymes no tuvieron un impacto relevante en este escenario, al que cabe sumar los ajustes fiscales en las provincias, la reducción del valor real de los beneficios sociales, la permanencia de un sistema tributario regresivo, etc.

Sucede que las medidas adoptadas atentan contra un principio básico de la política macroeconómica heterodoxa: el uso coordinado de las políticas monetaria y fiscal para estabilizar el valor monetario de la demanda doméstica en una tendencia predecible para los agentes económicos. Esto resulta esencial para sostener la actividad controlando la inflación dentro de márgenes que no afecten la credibilidad en la moneda local, requisito esencial para estabilizar la economía y estimular la inversión. El empuje fiscal al consumo puede ser temporal, pero una correcta política heterodoxa no recomendaría financiar monetariamente el gasto fiscal creciente cuando empieza a erosionarse la confianza en la moneda nacional, se acentúa la fuga de capitales y caen las inversiones (incluso en sectores de infraestructura pública). Y mucho menos en un país de memoria inflacionaria fresca, donde los agentes económicos utilizan el dólar no sólo como resguardo de valor sino incluso para transacciones corrientes.

La cuestión es, en el fondo, de concepción económica. Para la heterodoxia, la función de la moneda no es meramente instrumental, como piensan los economistas ortodoxos, sino que es clave para la integración social y la consolidación de la autoridad pública. La moneda es un símbolo que representa y hace efectivo el acuerdo por el cual los ciudadanos delegan al Estado la potestad de constituir un sistema social para saldar los créditos y deudas recíprocos. Si no hay confianza en el valor de la moneda y la población busca sustitutos es porque no tiene confianza ni en la política económica ni en la autoridad pública que la lleva adelante. Así como los agentes económicos relevantes no utilizan las cifras del INDEC, tampoco van a usar la moneda local para valorizar sus expectativas y decisiones si la misma no cumple con sus funciones básicas, y entonces sólo la utilizarán para las transacciones que legalmente pueden ser sancionadas. Pero obligar el uso de la moneda local para aquellas transacciones que pueden ser fiscalizadas no implica recuperar la confianza en esa moneda.

Por lo mismo, es impensable que un control administrativo de los precios o del mercado de cambios pueda contrarrestar la potencia de los desajustes macroeconómicos. Aun si estuvieran bien coordinadas –y no lo están– estas medidas son ineficaces para controlar la inflación y recuperar la confianza en la moneda frente a una desarticulación de la política macro, sobre todo cuando los agentes buscan dolarizar sus tenencias y los consumidores pierden noción de los precios en una maraña de descuentos, financiamientos y canales múltiples de comercialización.

Más coordinación

Si no se corrigen las inconsistencias macroeconómicas, es muy probable que el escenario evolucione cada vez más hacia ajustes ortodoxos. De hecho, ya se observan varios síntomas. Junto con un freno de la economía el año pasado, se destacan las presiones para limitar las negociaciones paritarias de salarios, los recortes y la disminución de coberturas de beneficios como asignaciones familiares, el aumento de la carga tributaria sobre los ingresos más bajos mientras siguen exentas las rentas financieras y las ganancias de capital, y las presiones para ajustes fiscales en provincias y municipios, entre otras cuestiones.

Para evitar que se sigan profundizando estos ajustes es necesario, en primer término, cortar las expectativas inflacionarias terminando con la intervención del INDEC y recomponiendo la confianza en las estadísticas oficiales. En segundo lugar, es imprescindible coordinar las políticas monetaria y fiscal para que actúen contrabalanceándose en el objetivo de bajar la inflación: la experiencia indica que, dado el deterioro de la confianza en la moneda, la política fiscal (de ingresos y gastos) debería ser más efectiva que la monetaria. Y en tercer lugar hay que prestar más atención a los destinos del gasto al momento de sostener el valor monetario de la demanda.

El tema es crucial. El valor monetario de la demanda efectiva surge de cuatro categorías de gastos: los realizados por el gobierno en bienes y servicios producidos domésticamente, excluyendo las transferencias al sector privado (intereses pagados por la deuda, subsidios, transferencias de ingresos a las personas, etc.); los gastos públicos en transferencias al sector privado; los gastos del sector privado en inversiones; los gastos del sector privado en consumo.

De los cuatro tipos de gastos que componen la demanda, sólo el primero puede ser controlado directamente por el gobierno. Esto incluye erogaciones que afectan directamente al empleo y el bienestar de la población (salud, educación, infraestructura social, beneficios sociales, etc.). Se trata de gastos que se realizan en actividades con poca competencia externa, que crean empleo y generan comprobadas “externalidades” para la competitividad del conjunto del sistema económico. Asimismo, el gasto público tiene que apuntar a la inversión capaz de modificar la estructura productiva y la inserción internacional del país, que es lo que tensiona la balanza comercial. En cambio, las transferencias al sector privado son menos eficientes (más allá de las que responden a beneficios sociales). Por lo tanto, hay que aumentar las transferencias sociales y reducir los subsidios a empresas, muchos de los cuales sustituyen otras posibles fuentes de financiamiento. El Estado tiene enormes dificultades para controlar el destino de los gastos de consumo e inversión del sector privado. Se puede ejercer “influencias”, pero en una economía de mercado tienen que ser consistentes y orientadas por una estrategia conocida. Y sobre todo tienen que generar expectativas favorables a la inversión, que sigue siendo en su mayor parte privada.

La sintonía fina que exige una política heterodoxa no pasa por controles de precios en bocas de expendio al consumo, que no transmiten sinergias positivas al resto de la economía. Otras regulaciones serían más relevantes. Por ejemplo, en términos generales puede decirse que un conjunto que combine bajas tasas de interés para el crédito a la inversión y altas tasas de interés para el consumo es preferible a uno inverso. Es mejor penalizar la renta financiera que los salarios bajos, los ingresos altos que el ahorro del público. La reforma tributaria tiene que construir un sistema que, además de ser progresivo, permita también regular la demanda (por ejemplo, alentando o penalizando ciertos consumos,modificando tasas marginales de los distintos tramos de ingresos, etc.).

En síntesis, la coordinación monetaria y fiscal no debe inflar permanentemente la economía, sino actuar de forma anticíclica. No debe empujar hacia tasas máximas de crecimiento generando desbalances macroeconómicos, no debe ignorar la calidad y el destino en la asignación del gasto público, no debe favorecer el consumo en desmedro de la inversión reproductiva y las innovaciones tecnológicas, no debe profundizar una economía basada en recursos naturales. La mayor productividad no puede depender de la mayor explotación de la fuerza de trabajo sino de la productividad de la inversión; de lo contrario tarde o temprano se termina en un espiral salarios-precios, o sea en ajustes de ingresos que perjudican a los sectores más vulnerables. La concentración económica tampoco favorece el cambio de estructura productiva y la competitividad sistémica.

El riesgo del ajuste ortodoxo

Argentina ha crecido durante años con algunos frenos. Pero para ello dejó que se acumulen desbalances que ya no pueden resolverse con medidas sectoriales, que amenazan la continuidad del crecimiento y las mejoras distributivas, al tiempo que favorecen ajustes ortodoxos. Para evitar estas tendencias hay que recomponer un sistema de políticas heterodoxas consistentes e integradas, que alienten expectativas favorables a la inversión, bajen gradualmente la inflación, recuperen la solidez fiscal, mejoren la estructura tributaria y orienten eficazmente el gasto público.

Y para eso es necesario también un cambio urgente en la calidad institucional. Son las visiones económicas liberales las que dejan que los ajustes se provoquen por confrontación de poder en los mercados (incluyendo al mercado político). Los países que han logrado sostener en el tiempo estrategias heterodoxas, con creciente bienestar de la población, son aquellos en donde capital, trabajo y Estado coordinan y acuerdan políticas de largo plazo, que todos respetan.
* Director académico del Centro Interdisciplinario para el Estudio de Políticas Públicas.

© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

http://www.eldiplo.org/165-como-bajar-la-inflacion-sin-ajuste/las-correcciones?token=&nID=1

Un tiempo nuevo

Queridos amigos, hacia mucho tiempo no escribía por acá, si prácticamente medio año casi, por distintos motivos decidí alejarme un poco del blog.
Tomar distancia para ver que decisiones al respecto tomaría. Por un momento pensé en cerrar el blog, pero desistí  y preferí, darle, darme y darnos una nueva oportunidad.
Creo que cometí errores, que debo corregir varios puntos y por eso también este tiempo de distancia, de "stand by".
Comienzo, comienza, comenzamos una nueva etapa. Y quiero que esta sea distinta a los casi cuatro años de este espacio.
Espero me acompañen y yo a ustedes.
Pronto tendrán novedades al respecto.
Saluda cordialmente, su amigo, el Gallego Hernán D. Rodríguez Gusmán.



martes, 9 de octubre de 2012

852 millones de personas pasan hambre en el mundo


Cerca de 870 millones de personas, una octava parte de la población mundial, han padecido subnutrición crónica en el período 2010-2012, según revela el nuevo informe de la ONU sobre el Estado de la Inseguridad Alimentaria en el Mundo 2012 (SOFI, por sus siglas en inglés), que advierte, no obstante, de que si se mantienen hasta 2015 las tendencias de los últimos 20 años se cumplirá la meta del Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) de reducir a la mitad el hambre en el mundo.

El informe SOFI, hecho público este martes y difundido conjuntamente por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), revela que la gran mayoría de las personas que padecen hambre, 852 millones, viven en países en vías de desarrollo —alrededor del 15 por ciento de su población—, mientras que "16 millones de personas están subnutridas en los países desarrollados".

"En el mundo actual de oportunidades sin precedentes a nivel tecnológico y económico, nos parece totalmente inaceptable que más de 100 millones de niños menores de cinco años tengan falta de peso, y por lo tanto no puedan desarrollar todo su potencial humano y socioeconómico, y que la desnutrición infantil provoque la muerte de más de 2,5 millones de niños cada año", afirmaron José Graziano da Silva, Kanayo F. Nwanze y Ertharin Cousin, responsables respectivamente de la FAO, el FIDA y el PMA, en el prólogo del informe.

MENOS HAMBRE

Según el informe SOFI, el número total de personas hambrientas disminuyó en 132 millones entre 1990-92 y 2010-12, lo que equivale a pasar del 18,6 por ciento al 12,5 por ciento de la población mundial, y del 23,2 por ciento al 14,9 por ciento en los países en desarrollo. Con ello, advierte el documento, "la meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio estaría al alcance si se adoptan las medidas adecuadas".

"El mundo posee los conocimientos y los medios para eliminar toda forma de inseguridad alimentaria y desnutrición", prosiguieron los autores del informe. "Para ello se necesita un enfoque de 'doble vía', basado en el apoyo a un crecimiento económico de base amplia (incluyendo la agricultura) y redes de seguridad para los más vulnerables", agregaron.

El informe indica también que la cifra de víctimas del hambre disminuyó de forma más pronunciada de lo que se creía entre 1990 y 2007. Desde 2007-2008, sin embargo, el progreso global en la reducción del hambre se ha ralentizado y estabilizado, a pesar de que el aumento del hambre durante ese mismo período fue "menos grave de lo que se pensaba" y de que la crisis económica de 2008-2009 "no provocó de forma inmediata una fuerte desaceleración económica en muchos países en desarrollo, como se temía que podía suceder".

En este sentido, el informe destaca que el impacto de los precios internacionales de los alimentos en los mercados nacionales fue "menos pronunciado de lo asumido en un primer momento", y muchos gobiernos "lograron amortiguar los choques y proteger a los más vulnerables de los efectos del alza de precios".

El estudio sugiere también que, si se adoptan medidas adecuadas para revertir la desaceleración de 2007-08 y para alimentar a los hambrientos, cumplir la meta del Objetivo de Desarrollo del Milenio de reducir a la mitad la proporción de personas que padecen hambre en el mundo en desarrollo en 2015, "es aún posible".

"Si la reducción media anual del hambre de los últimos 20 años continúa hasta 2015, el porcentaje de subnutrición en los países en desarrollo alcanzaría un 12,5 por ciento", una cifra que estaría todavía por encima de la meta del ODM del 11,6 por ciento, pero "mucho más cerca de lo que se pensaba anteriormente".

POR REGIONES

Por regiones, el informe SOFI indica que la subnutrición en los dos últimos decenios disminuyó casi un 30% en Asia y el Pacífico, de 739 millones a 563 millones de personas, debido principalmente al progreso socioeconómico de muchos países de la región. A pesar del crecimiento de la población, la prevalencia de la subnutrición en la región se redujo del 23,7% al 13,9%, prosigue el estudio.

América Latina y el Caribe también han progresado, pasando de 65 millones de personas hambrientas en 1990-1992 a 49 millones en 2010-2012, mientras que la prevalencia de la desnutrición bajó del 14,6% al 8,3%. Sin embargo, el ritmo de los avances ha disminuido recientemente.

África ha sido la única región donde el número de personas hambrientas aumentó en el período citado, pasando de 175 millones a 239 millones, con casi 20 millones sumados en los últimos cuatro años.

La prevalencia del hambre, aunque se redujo, ha aumentado ligeramente en los últimos tres años, del 22,6 por ciento al 22,9 por ciento, casi una cuarta parte de la población. "En África Subsahariana, los modestos avances logrados en los últimos años hasta 2007 se anularon, con un aumento del hambre del dos por ciento anual desde entonces", se lee en el informe.

Las regiones desarrolladas también han visto aumentar el número de personas que pasan hambre, de 13 millones en 2004-2006 a 16 millones en 2010-2012, "revirtiendo una tendencia constante a la disminución en los años anteriores, desde los 20 millones de hambrientos que se calculaban en 1990-1992", revela el documento.

AGRICULTURA Y NUTRICIÓN

Entre las soluciones que propone el informe para reducir el hambre y la malnutrición destaca la necesidad de integrar el crecimiento económico con la mejora de la nutrición y, en este contexto, fomentar el crecimiento agrícola, dado que "la mayoría de los pobres dependen de la agricultura y las actividades asociadas" para obtener sus medios de subsistencia.

"El desarrollo agrícola que involucre a los pequeños agricultores, especialmente a las mujeres, será más eficaz en la reducción de la pobreza extrema y el hambre al generar empleos para los pobres", destacan los autores del estudio.

Aparte, el crecimiento no solo debe beneficiar a los pobres, sino que también debe ser "sensible a la nutrición", a fin de reducir las diversas formas de desnutrición. "La reducción del hambre es algo más que aumentar simplemente la cantidad de alimentos, se trata también de mejorar la calidad de los alimentos en términos de diversidad, el contenido de nutrientes y la inocuidad", asegura el informe SOFI.

"Mientras que 870 millones de personas siguen padeciendo hambre, el mundo se enfrenta cada vez más a un doble lastre de la malnutrición: la subnutrición crónica y la carencia de micronutrientes coexisten con la obesidad, el sobrepeso y las enfermedades no transmisibles asociadas, que afectan a más de 1.400 millones de personas en el mundo", aseguran los autores del estudio.

http://www.huffingtonpost.es/2012/10/09/852-millones-de-personas-pasan-hambre_n_1950432.html?utm_hp_ref=spain

Miles de griegos protestan contra la visita de Angela Merkel


Unos 30.000 griegos han acudido a una manifestación convocada contra la visita de la canciller alemana Angela Merkel y las medidas de austeridad que los socios europeos exigen al gobierno del conservador Andonis Samarás a cambio de más ayuda financiera.

Los principales sindicatos del país, GSEE y ADEDY, habían llamado a asistir masivamente a esta manifestación, y a participar en un paro laboral de tres horas, a pesar de que la Policía ha cerrado la mayoría de accesos al centro y restringido el derecho de reunión en numerosas avenidas por razones de seguridad.

Más de 6.000 agentes custodian el centro capitalino, y a pesar de esas medidas de seguridad "sin precedentes", según las definieron los medios griegos, los manifestantes poblaron la simbólica Plaza Syntagma frente al Parlamento griego en un ambiente festivo aunque muchos mostraban su rabia por la situación actual del país.

Muchos portaban pancartas con duros mensajes hacia la canciller alemana, como: "La presencia de Merkel es una provocación al pueblo" o "Fuera Merkel, abajo la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional)".

"Merkel tiene que entender que a los griegos, igual que a los españoles y los portugueses, se les debe permitir vivir", se quejó en declaraciones a Efe el pequeño empresario Grigoris Malamis, que asistió a la protesta junto a su mujer.

"Los impuestos y los precios se han incrementado. La gente ya no tiene dinero y la situación es por eso muy mala, pues nadie compra. Y creo que irá a peor", añadió.

La policía utilizó gases lacrimógenos para reprimir a un grupo de empleados de hospital que pretendían bloquear una de las avenidas por las que tenía previsto transitar la comitiva de Merkel.

"Los griegos no se convertirán en un títere de esta crisis", alertó Alexis Tsipras, líder del principal partido de la oposición, la izquierda radical de Syriza, a su llegada a la manifestación junto al presidente del partido alemán "Die Linke" (La Izquierda), Bernd Riexinger.

"Merkel viene a Atenas a ver a sus súbditos. Si quisiese saber lo que pasa realmente en el país se reuniría con los representantes de la sociedad civil. Sólo viene a dar órdenes", denunció en declaraciones a Efe el diputado de Syriza Manolis Glezos.

"Göbbels dijo que en el año 2000, la civilización alemana dominaría en Europa. Se equivocó sólo por diez años", añadió Glezos, aunque avisó de que "el pueblo heleno siempre resiste a los invasores".

http://www.huffingtonpost.es/2012/10/09/miles-de-griegos-protesta_n_1950740.html?utm_hp_ref=spain&ncid=edlinkusaolp00000009

domingo, 7 de octubre de 2012

En Egipto la lucha continúa


LARGO PROCESO DE RECONSTRUCCIÓN DEL PAÍS

Por Alain Gresh*

Más de un año después de las sublevaciones que condujeron a la caída de Mubarak, los Hermanos Musulmanes, hoy en el poder, se enfrentan a la necesidad de definir un proyecto de país y de construir un orden democrático.

El Cairo. En cada viaje a Egipto, después de la caída de Hosni Mubarak en febrero de 2011, reina una atmósfera de pesimismo entre los revolucionarios que contribuyeron a este acontecimiento histórico. En cada viaje, tal o cual interlocutor me explica que el antiguo régimen va a volver o que el nuevo va a ser peor que el viejo. En junio pasado, mientras esperábamos ansiosamente la publicación de los resultados de la segunda vuelta de la elección presidencial, muchos estaban convencidos de que el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) no iba a aceptar la victoria de Mohammed Morsi, el candidato de los Hermanos Musulmanes, y que, incluso en el caso de que se lo proclamara vencedor, sería controlado por los militares, sin margen de maniobra propio.
Es importante entender qué pasó durante esos días asfixiantes del mes de junio. Ya en la noche de la segunda vuelta estaba claro que Morsi había ganado. La divulgación de los resultados se aplazó porque el CSFA tuvo una duda: ¿podía, a pesar de todo, proclamar vencedor a Ahmed Chafik, el candidato a quien había apoyado con todas sus fuerzas? Si no lo hizo no fue porque no quería, sino porque no podía: semejante decisión habría desencadenado consecuencias incalculables y acaso también una nueva insurrección popular. El CSFA daba cuenta así de que el pueblo egipcio no aceptaría bajo ningún aspecto una vuelta atrás. 
Pocos revolucionarios pudieron calcular lo que esta decisión significaba: el poder militar era en realidad mucho más débil de lo que pensaban. A pesar de todas sus maniobras y la represión constante de muchos movimientos de protesta durante casi 18 meses –con arrestos arbitrarios, juicios a civiles ante tribunales militares, tortura, etc.–, la era del CSFA llegaba a su fin.
Acaso tendríamos que haberlo comprendido en ese momento, calculando que el CSFA sería impotente frente a un presidente elegido en forma democrática por sufragio universal. Lo que pasó el 12 de agosto (la destitución del mariscal Tantawi) no fue, finalmente, sino la traducción de esta nueva relación de fuerzas.
Así, se logró uno de los principales objetivos de los revolucionarios luego de la caída de Mubarak –“que caiga el régimen de los militares” –, lo que no quiere decir que el ejército ya no vaya a tener ningún rol en la vida política, sino que va a estar en segunda fila. El hecho de que muchos revolucionarios subestimen este resultado se debe quizás a que tienen una visión demasiado simple de la revolución: durante las dos semanas en que se vio al pueblo egipcio sublevarse a principios de 2011 –un movimiento que provocó la admiración del mundo entero por su determinación y por su pacifismo–, se creó la ilusión de que el cambio radical era fácil, que Egipto podía transformarse rápidamente. Y por lo tanto que, si no cambiaba de inmediato, prevalecía la contra-revolución.
Pero cambiar Egipto, instaurar un régimen democrático estable, renovar las estructuras del Estado, impulsar el desarrollo económico y asegurar la justicia social requiere tiempo, esfuerzos, luchas continuas. Para hacer una comparación que con seguridad no es del todo pertinente, los objetivos de la Revolución francesa de 1789 tardaron un siglo en traducirse en una República estable y democrática (y así y todo con muchas insuficiencias). Un paralelismo más cercano se puede trazar con la caída de las dictaduras en América Latina: poco a poco se han ido estableciendo regímenes democráticos, pero se necesitaron diez o veinte años para que movimientos populares instauraran políticas más favorables para las clases más pobres. 

Sin un proyecto de país…

La destitución de los miembros del CSFA no marca el fin de la revolución. Y la elección de un nuevo presidente surgido de los Hermanos Musulmanes despierta temores e inquietudes, en parte justificados: ¿se avanza hacia una “hermanización” (ikhwaniyya) del Estado? Por primera vez los Hermanos Musulmanes, la única fuerza verdaderamente organizada, ejercen el poder en Egipto y, tanto por su estructura como por su ideología, esta organización puede ser tentada por una política de hegemonía. Pero, ¿tiene los medios? No lo creo.
En primer lugar, no cuenta con ningún proyecto para el país: su proyecto económico se inscribe en el cuadro del liberalismo económico que el poder anterior intentó imponer; su proyecto de política exterior también se inscribe en esta continuidad, incluso cuando el presidente Morsi tomó ciertas iniciativas positivas, como sus viajes a Teherán o a Pequín. Pero, ¿está preparado para imponer una política exterior independiente de los Estados Unidos y de los países del golfo?, ¿o una estrategia más activa acerca de la cuestión palestina?
Ahora bien, ninguna fuerza política puede imponer su hegemonía sobre el Estado si no cuenta con un proyecto claro. “El islam es la solución”, proclamaron los Hermanos durante décadas; pero ahora su gobierno tiene que mostrarle al pueblo egipcio cómo traducir ese eslogan en el plano económico o social, y no saben cómo hacerlo. Así, los mismos que explicaban que un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional era incompatible con el islam (los Hermanos Musulmanes y los salafistas) hoy explican lo contrario. Quienes denunciaban el acuerdo con Israel ahora lo aprueban. 
Además, ¿quién puede pensar que el pueblo egipcio que se rebeló contra Mubarak aceptará un régimen similar en el que los Hermanos Musulmanes sustituyan al Partido Nacional Democrático del ex presidente?
No estoy queriendo juzgar a los Hermanos Musulmanes. Son una fuerza política importante en el país y una parte de la solución a los problemas de Egipto: no se puede construir una democracia excluyéndolos, como demostró la experiencia de los años de Sadat y Mubarak. Integrarlos al juego político es indispensable. Hay que reconocer que ganaron las elecciones y hay que intentar, por medio del diálogo y la lucha política, que se impliquen en la construcción del orden democrático que Egipto necesita, pero que no es sino uno de los aspectos de la reconstrucción del país.
La lucha política no va a terminar ni mañana ni pasado mañana. Pero hay que ser capaz de llevarla al mejor terreno posible, que no es el de la religión. La creación de un gran frente unido de derecha e izquierda contra los Hermanos Musulmanes sólo puede favorecer la profundización de una línea de fractura en la cuestión del islam. El pueblo egipcio se rebeló contra un régimen autoritario, contra la corrupción y la pobreza; la juventud fue un elemento esencial de las movilizaciones. Es en el conjunto de esos terrenos donde los revolucionarios pueden dar pruebas de imaginación: proponiendo políticas de democratización de la vida del país, transformaciones económicas y sociales, defendiendo con prioridad a los más desfavorecidos. Sólo bajo esas condiciones podrán transformar profundamente las estructuras sociales del país, a imagen de lo que pasa en algunos países de América Latina. La juventud, chicos y chicas, que representa la mayor parte de la población pero que todavía está ampliamente marginada en todas las estructuras políticas (incluyendo las de izquierda) y en las instituciones (de la administración a los medios de comunicación), podría contribuir de manera decisiva: el relevo de las generaciones es una necesidad histórica.




* Esta nota fue originalmente publicada en Les blogs du Diplo, Le Monde diplomatique, París, http://blog.mondediplo.net/2012-09-10-La-revolution-en-Egypte-est-elle-finie



* De la Redacción de Le Monde diplomatique, París.

http://www.eldiplo.org/notas-web/en-egipto-la-lucha-continua/

La ilusión de la soberanía


KOSOVO, ¿FIN DE LA "SUPERVISIÓN" INTERNACIONAL?


Por Jean-Arnault Dérens*

Cuatro años después de declarada la independencia, Kosovo obtendría finalmente la “plena soberanía”. Sin embargo, todavía operan allí muchas misiones internacionales con prerrogativas inciertas.




El Grupo de Orientación sobre Kosovo (International Steering Group, ISG) se reunió por última vez en Pristina el 10 de septiembre pasado, antes de anunciar su autodisolución. Encargado de “supervisar” la independencia proclamada el 17 de febrero de 2008, el grupo reunía a representantes de veinticinco Estados que habían reconocido a Kosovo. Su “brazo armado” era la Oficina Civil Internacional (OCI), cuya actividad también ha terminado. El gobierno de Kosovo trató de darle el mayor prestigio posible a dicho cambio, pero –aunque los funcionarios repetían que el 10 de septiembre era “la fecha más importante en la historia de Kosovo desde la declaración de su independencia”– lo cierto es que no era un momento propicio para el júbilo popular.
En la práctica, el cierre de la OCI no significará un gran cambio para los ciudadanos de Kosovo. Su pequeño país sigue siendo el “patio de juegos” de un gran número de misiones con mandatos difusos y prerrogativas a menudo inciertas. Así, la Misión de Administración Provisional de las Naciones Unidas (MINUK) sigue allí –según la Resolución 1244 del Consejo de Seguridad, nunca derogada–, aunque el campo de acción y el personal de la misión se han visto drásticamente reducidos. La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) también conserva atribuciones significativas en las muy imprecisas áreas de “democratización” y promoción de las minorías. 
Para el común de los ciudadanos, sin embargo, la presencia internacional más visible sigue siendo, sin duda, la Kosovo Force (KFOR), una misión militar de la OTAN cuyo número de efectivos pasó gradualmente de más de 50.000, en junio de 1999, a menos de 5000 hombres en la actualidad. Durante los últimos doce meses, sin embargo, la KFOR tuvo que pedir refuerzos para responder a la crisis en las zonas serbias en el norte de Kosovo (1). La policía y los agentes de aduana de la misión europea Eulex constituyen otra presencia muy visible. 

Misiones dudosamente neutrales

El 7 de septiembre, el Parlamento de Kosovo adoptó la ley que permite prorrogar el mandato de la misión Eulex hasta el 15 de junio de 2014. En teoría, dicha misión es “técnica” y debe permanecer “neutral” sobre la situación del país. En los hechos, su despliegue en todo el territorio, incluidos los enclaves serbios, es resultado de un acuerdo con Belgrado gracias a la mediación de Naciones Unidas. Además, cinco Estados miembro de la Unión Europea todavía no reconocen la independencia de Kosovo (2). Esta misión debe proporcionar apoyo a las instituciones locales en tres áreas que sin embargo nada tienen de “técnico”, sino que afectan a la esencia de las funciones gubernamentales, a saber: la policía, la Justicia y el control de las fronteras.
Según su área de asignación, su país de origen o incluso sus convicciones personales, los funcionarios, policías, jueces y fiscales de esta misión consideran a Kosovo a veces como un Estado independiente, a veces como una provincia del sur de Serbia o incluso como un territorio bajo administración provisional de Naciones Unidas, de acuerdo con la Resolución 1244 del Consejo de Seguridad.
En este denso bosque de misiones y organizaciones internacionales presentes en el territorio, la OCI siempre ha tenido problemas para encontrar su lugar. En los hechos, esta organización era la encargada de implementar las recomendaciones del mediador de la ONU, Martti Ahtisaari. Sin embargo, el plan que en febrero de 2007 presentó el ex presidente finlandés y que preveía el acceso de Kosovo a una independencia “bajo supervisión internacional” nunca recibió el apoyo de Belgrado ni de sus aliados en el Consejo de Seguridad de la ONU. Por eso, el “plan Ahtisaari” carece de cualquier fundamento jurídico internacional y solo compromete a los países que hayan optado por aprobarlo.
Por otra parte, el modelo institucional implementado en Kosovo tampoco brillaba por su originalidad: era apenas poco más que un calco del dispositivo internacional que funciona en Bosnia-Herzegovina, donde el Alto Representante internacional es el encargado de poner en práctica las decisiones adoptadas por el Consejo de Aplicación de la Paz (Peace Implementation Council, PIC). Sin embargo, el marco establecido en Bosnia-Herzegovina es sin duda más sólido que el de Kosovo, puesto que el Alto Representante tiene una autoridad reconocida por todos los actores locales y se ubica bajo la responsabilidad conjunta del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y la Unión Europea. Además, el PIC reúne a los representantes de cincuenta y cinco países, entre ellos Rusia. Pero, a pesar de ello, esta pesada supervisión internacional no le permitió a Bosnia salir del bloqueo institucional y la crisis política que la corroe desde el retorno de la paz, en 1995 (3). Una nueva crisis se avecina, ya que la mayoría de los países europeos desafían el equilibrio de los poderes dentro de la tutela internacional y exigen un aumento del poder de decisión para el Representante Especial de la Unión Europea (REUE) en detrimento del Alto Representante internacional. A la inversa, Estados Unidos reafirmó su apoyo al Alto Representante, con la aprobación del Reino Unido y el incómodo silencio de Austria, puesto que el actual Alto Representante, Valentin Inzko, es un diplomático de este país (4). Esta cacofonía dentro de la tutela internacional, por supuesto, es objeto de regodeo para Sarajevo, mientras la situación en Kosovo se vuelve mucho más difícil.

Esquizofrenia institucional


En efecto, a falta de consenso internacional, la presencia y el papel del Representante Civil nunca fueron aprobados por el Consejo de Seguridad de la ONU. Y lo que es más molesto: la OCI ya no estaba bajo el paraguas de la Unión Europea aunque su líder, el diplomático holandés Pieter Feith, combinó esta función con la de Representante Especial de la Unión. En la práctica, esto significa que, en sus funciones de Representante Civil, Feith debería proporcionar apoyo a la construcción del Estado de Kosovo, mientras que en tanto REUE debe velar por la estricta “neutralidad” respecto de la situación del territorio. Hace un año ambos cargos se disociaron, lo cual puso fin a esta situación esquizofrénica, y desde diciembre de 2011 la Unión está representada en Kosovo por Samuel Zbogar, ex ministro de Asuntos Exteriores de Eslovenia.
En los hechos, desde la escisión de los dos cargos se planteó la cuestión de la supervivencia de la OCI; muchos países europeos –incluso algunos de los que reconocían la independencia de Kosovo– expresaron sus reservas. Los desacuerdos que conmocionan a la comunidad diplomática occidental en Kosovo son cada vez más abiertos y visibles. El embajador italiano en Pristina, Michael Giffoni, que es también “coordinador” de la Unión Europea para el norte de Kosovo, viene exigiendo desde hace meses una “nueva estrategia” para hacer frente a los problemas surgidos en esta área, estrategia que no se encuentra en el marco del plan de Ahtisaari.
Por lo demás, el analista kosovar Augustin Palokaj advierte que con la retirada de la OCI se va de Kosovo la única misión internacional que lo consideraba un Estado, pues ni la KFOR, ni la OSCE, ni la representación de la UE ni Eulex tratan a Kosovo como tal (5). Aunque los kosovares no vayan a extrañar la OCI, tampoco ven razón para celebrar su retirada.
Es cierto que el balance de la presencia internacional en Kosovo es particularmente negativo. En marzo de 2012, Feith calculó que la OCI había tenido éxito en “el 80% de sus objetivos”, pero el ex vice de Ahtisaari, el diplomático austríaco Albert Rohan, reconoció que “las cosas no habían evolucionado en la dirección correcta”, sobre todo en el norte de Kosovo (6), una región que está más cerca que nunca de la secesión. La soberanía de Pristina en esta área (que corresponde al 18% del territorio) es una ficción jurídica: al igual que los funcionarios de Pristina, los empleados de la OCI no podían entrar. Salvo que se considere un nuevo intento militar, que nadie parece querer, la solución a la cuestión del norte sólo puede dar como resultado nuevas conversaciones con Belgrado. Por ahora, el diálogo iniciado el año pasado bajo los auspicios de la Unión Europea solo concierne a cuestiones “técnicas” y de hecho no ha dado resultados significativos.
Serbia pide la reanudación de un diálogo político sobre el estatuto de Kosovo al que las autoridades de Pristina se niegan categóricamente, diciendo que todo lo que podía ser negociado ya lo fue en 2007, con la “mediación” de Ahtisaari, y que la independencia ya es un hecho. En realidad, aunque parece muy poco realista cuestionar esta independencia, sigue siendo cierto que es necesario un nuevo diálogo político, a riesgo de ver continuar el statu quo durante años según el “modelo” chipriota.
En realidad, el fin de la “supervisión” ejercida por la OCI indica, sobre todo, la voluntad de los países occidentales de desentenderse del tema, al menos parcialmente, y de dejarle un papel más importante a la ONU. El viaje a Kosovo del Secretario General Ban Ki-Moon, a fines de julio, fue una oportunidad para hacer un balance desastroso. En su informe, Ban Ki-Moon hizo especial énfasis en los bajísimos ingresos de los no albaneses, las amenazas a las que se ven expuestas las minorías, la falta de profesionalismo de la policía y la preocupante situación del norte de Kosovo (7).
Esta visita sirvió para recordar que la ONU sigue siendo un actor insoslayable (8). Ahora bien, Kosovo sigue siendo dejado de lado en Naciones Unidas, aun cuando, a la fecha, ha sido reconocido por más de noventa Estados. Durante el verano boreal, el gobierno de Pristina anunció el reconocimiento por parte de Malí y Nigeria, pero luego ambos países lo desmintieron categóricamente. De todos modos, el bloqueo de Rusia y China impide encarar una admisión de Kosovo en la ONU a corto plazo. Como consecuencia, el acceso del país a la mayoría de las organizaciones internacionales sigue estando prohibido, desde el Consejo de Europa hasta las federaciones deportivas internacionales (9).
Mientras el movimiento Vetëvendosja (“Autodeterminación”), una de las principales fuerzas de la oposición, exige el cese de todas las formas de tutela internacional y se pronuncia en el Parlamento en contra de la prórroga del mandato de Eulex, los kosovares saben que el cierre de la OCI no va a cambiar mucho. “Las decisiones importantes se toman en la embajada de Estados Unidos. A los europeos se los consulta por pura formalidad, y nuestros líderes políticos apenas ponen en práctica lo que se les pide”, opina Agron, partidario de Vetëvendosja.

1. “Vives tensions au Kosovo”, La valise diplomatique, www.monde-diplomatique.fr/carnet/2011-07-29-Kosovo, 29-7-11.
2. Chipre, España, Grecia, Rumania y Eslovaquia.
3. “Bosnia-Herzegovina, atrapada en los límites de Dayton”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, septiembre de 2008.
4. Matteo Tacconi, “Bosnie-Herzégovine : quand l’Union européenne tire à vue sur le Haut représentant international”, Le Courrier des Balkans, http://balkans.courriers.info, 10-9-12.
5. Augustin Palokaj, “Kosovo: la ‘pleine indépendance’, ce n’est toujours pas pour maintenant”, Le Courrier des Balkans, 13-9-12.
6. Serbeze Haxhiaj, “Kosovo: la fin de ‘l’indépendance supervisée’, l’échec d’ICO et l’avenir du Nord”, Le Courrier des Balkans, 7-6-12.
7. Belgzim Kamberi, “ONU : en visite au Kosovo, Ban Ki Moon s’inquiète de la situation dans le nord”, Le Courrier des Balkans, 25-5-12.
8. Pinteri Elias, “Kosovo: se la schizofrenia è internazionale”, Osservatorio Balcani e Caucaso, 12-9-12.
9. Como Kosovo no es miembro del Comité Olímpico Internacional (COI), no estuvo representada en los Juegos de Londres.


* Jefe de Redacción de Le Courrier des Balkans (http://balkans.courriers.info). Autor (junto con Laurent Geslin), de Voyage au pays des Gorani (Balkans, début du XXIe siècle), Cartouche, París, 2010.


Traducción: Mariana Saúl

http://www.eldiplo.org/notas-web/la-ilusion-de-la-soberania/