viernes, 31 de agosto de 2012

Objetivos de la convención republicana 2012: Humanizar a Mitt Romney y unir al partido


La nominación de Mitt Romney como candidato republicano a la presidencia de EEUU culminará este martes cuando los 4.400 delegados reunidos en la convención en Tampa, Florida, muestren oficialmente su apoyo.

La cita llega marcada por la tormenta Isaac, que ya como huracán de categoría 1 avanza hacia el golfo de México y podría provocar transtornos logísticos en la convención.

MISIÓN: UN PARTIDO UNIDO

Pero Romney tiene que hacer frente a otra tormenta de carácter político. El republicano debe aprovechar estos días para lograr el equilibrio entre dos flancos opuestos: entusiasmar a los miembros más escépticos de su partido e inclinar de su lado a los indecisos de todo el país sin dar demasiadas alas al sector más duro del partido.

Con un perfil moderado, que se ganó durante los años en que fue gobernador de Massachusetts, uno de los más liberales de EEUU, Romney sigue levantando el recelo de los delegados afines al movimiento Tea Party y el de un amplio sector evangélico al que no convence su 'suavidad'.

Aunque tiene garantizada desde hace meses la candidatura, no se descarta que los partidarios del congresista ultraliberal Ron Paul, un crítico del aparato del partido, intenten llamar la atención esta noche durante el voto.

Algunos expertos congregados en la Convención Republicana de Tampa consideran que es importante constatar cuánto entusiasmo levantará Romney en su discurso de aceptación de la candidatura programado para el jueves.

Los delegados comenzarán a comunicar su voto, estado por estado, a partir de las 21.00 GMT, y, una vez concluido, los oradores ocuparán la tribuna y se dirigirán a la asamblea republicana a partir de las 23.00 GMT.

ROMNEY, EL ESPOSO

Después de la designación, en el horario de máxima audiencia televisiva, hablarán primero Ann Romney y a continuación el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie.

Romney, que no tenía previsto viajar a Tampa hasta la víspera de su intervención el jueves ante los delegados, ha adelantado su viaje para estar junto a su esposa, Ann, quien pronunciará esta noche uno de los discursos estelares de la sesión.

Como señala The New York Times, la tarea de Ann es clave: utilizar el momento más visto de la campaña republicana para humanizar ante los ojos de los votantes a su marido. Y es que es uno de sus grandes caballos de batalla. En las encuestas, nadie duda de su capacidad en los temas económicos en un momento clave, pero Obama sigue siendo más querido.

En el último sondeo publicado por el diario The Washington Post y la cadena ABC, el 61% señalaba a Obama como el candidato más agradable, frente a 27% que se decantaba por Romney.

Todo está preparado para la noche de Mitt Romney, aunque Isaac amenaza con hacerle sombra en los medios del país. Las grandes cadenas de televisión han puesto el foco en el huracán en lugar de en la convención política en la apertura de sus informativos, de la mano del discurso de Obama en la Casa Blanca sobre la tormenta.

http://www.huffingtonpost.es/2012/08/28/convencion-republicana-20_n_1837172.html?utm_hp_ref=es-internacional

Asia Central, ¿la amenaza fantasma del islamismo?


La lucha contra los grupos armados islamistas en Pakistán y Afganistán genera ríos de tinta en los medios de comunicación. Las operaciones de Estados Unidos y la OTAN son uno de los temas más ampliamente tratados en las secciones de internacional, y hay numerosos análisis y datos sobre cómo lo que sucede en suelo afgano influye en Pakistán y viceversa. Pero si nos situamos hacia el norte, hacia el territorio de la antigua URSS, ya se entra en un territorio desconocido para el gran público.

¿Qué sucede en esos países con nombres que nos pueden resultar confusos? Como el vecino pakistáni; Kazajstán, Uzbekistán, Tayikistán, Turkmenistán y Kirguizistán tienen sus propias dinámicas internas afectadas de alguna manera por el islamismo y que podrían verse afectadas por lo que sucede en Afganistán.


El problema es que analizar los conflictos en las cinco exrepúblicas centroasiáticas únicamente bajo el prisma del terrorismo islamista es peligroso, y puede llevar a equívocos y a tener una visión parcial de los hechos. Es cierto que los gobiernos de estos estados alimentan esta interpretación. Les ayuda a presentarse ante las grandes potencias como aliados fiables, en una zona que es estratégica para Estados Unidos, la Unión Europea, China y Rusia. Por ejemplo, para la OTAN son una ruta alternativa para suministrar a sus tropas en Afganistán. Mientras que para Moscú y Beijing constituyen una especie de escudo protector ante amenazas en regiones sensibles como la zona uigur de Xinjiang.

Además, esta postura de los gobiernos centroasiáticos les ha permitido desarrollar políticas de represión interna sin una condena internacional contundente (salvo momentos puntuales como la masacre de Andijan, en Uzbekistán, en 2005).

Pero como he comentado, reducir la conflictividad en estos cinco países al islamismo es limitar mucho la explicación. Conviene tener en cuenta factores étnicos, como se han puesto de manifiesto en los estallidos violentos más recientes. Por ejemplo, en las últimas semanas, en Tayikistán se han producido intensos enfrentamientos entre fuerzas de seguridad e islamistas (tal y como ha sugerido el Gobierno tayiko) en una región del Pamir tras el asesinato de un general. Pero un análisis más detenido de los hechos apunta a un enfrentamiento entre clanes tayikos por cuestiones relacionadas con el control del abundante contrabando en la región.

La actitud poco trasparente del Gobierno tayiko al informar sobre los hechos e insistir en la "pista islamista" pero sin dar pruebas contundentes ha aumentado las sospechas sobre lo que hay detrás de esta conflictividad. La propia guerra civil en Tayikistán entre 1992 y 1997 se tiende a explicar como un enfrentamiento entre comunistas e islamistas, pero fue un conflicto más complejo con componentes étnicos y territoriales entre las comunidades que habitan el país, tal y como explica Ahmed Rashid en su libro Yihad: el auge del islamismo en Asia Central. Desde 2010, el territorio tayiko vive un aumento de actos violentos, pero muchos han cuestionado que pueda haber una insurgencia islamista generalizada.



De igual manera, los enfrentamientos en el sur de Kirguizistán en el verano de 2010 entre las etnias kirguiz y uzbeka fueron presentados por el Gobierno como un conflicto provocado por militantes islamistas, en la zona siempre complicada del Valle de Ferghana. De igual manera, Kazajstán vivió una serie de atentados en 2011, cuya autoría fue atribuida a una fantasmagórica organización islamista: los Soldados del Califato.


Tampoco debe descartarse completamente la amenaza islamista en la región, debe considerarse en su justa medida. El gran grupo terrorista radical en Asia Central es el Movimiento Islámico de Uzbekistán (MIU). Fue una organización muy activa en los 90, primero contra la dictadura uzbeka de Islam Karimov, y luego amplió sus objetivos para instaurar un estado islámico en la zona. Para ello, se alió con Al Qaeda y los talibanes.

El MIU se dio por desaparecido con la intervención militar de EE UU en Afganistán, y sus últimos atentados significativos se produjeron en 2004. La organización sufrió numerosas bajas. Pero en los últimos años se ha reorganizado y Washington lo ha señalado como un grupo especialmente peligroso. Aunque sus militantes han mantenido combates con fuerzas de la OTAN en Afganistán, su capacidad de actuación a gran escala en Asia Central es cuestionable.


La amenaza actual del MIU podría resultar exagerada por Uzbekistán dentro de su juego de alianzas con las grandes potencias. Estados Unidos necesita a este país para tener una ruta de suministro alternativo para sus soldados en Afganistán. A cambio, Islam Karimov obtiene ayuda para luchar contra los terroristas pero también se asegura cierta condescendencia de la comunidad internacional para poder reprimir otros movimientos no terroristas.

Conviene recordar que no todo el islamismo en Asia Central es terrorista. De hecho, la organización que gozaría de mayor apoyo popular es Hizb ut-Tahrir (Partido de la Liberación). Aunque actúan en prácticamente todo el mundo musulmán, aquí es donde han tenido una mayor extensión. Defienden la creación de un estado regido por la sharia, pero han rechazado continuamente el uso de la violencia. Los gobiernos autoritarios centroasiáticos los han visto como una amenaza y los han acusado de terrorismo. Muchos de sus miembros detenidos han sido víctimas de abusos de las autoridades.

¿Amenaza real o exageración? El terrorismo islamista en Asia Central es un fenómeno especialmente complejo, donde se cruzan factores étnicos y sociales, muy vinculados a las dinámicas internas de cada país. De momento, quizá el riesgo de una insurrección integrista a gran escala sí que puede parecer lejano, pero el escenario puede cambiar hacia 2014 con la retirada de la OTAN de Afganistán, y a la espera de los roles que puedan asumir China y Rusia, también preocupadas por la seguridad en la zona.


http://www.huffingtonpost.es/ivan-gimenez/asia-central-la-amenaza-f_b_1767793.html?utm_hp_ref=es-internacional



Un marine cuestiona la versión oficial de la muerte de Osama Bin Laden


Ahora mismo no hay ningún libro más esperado en EEUU. Su autor es Mark Owen, aunque en realidad ese no es su nombre real: está obligado a esconderse tras un pseudónimo. Su historia: la otra versión del asalto llevado a cabo el 2 de mayo de 2011 que culminó con la liquidación de Osama Bin Laden, el terrorista más buscado y odiado por Estados Unidos.

En el libro, titulado Un día difícil: la explicación de primera mano de la misión que mató a Bin Laden, Owen realiza un repaso pormenorizado de la operación que encumbró a Obama como el presidente que acabó con la mayor amenaza en toda la historia de EEUU. Según cuenta en el ensayo, cuando el grupo de operaciones especiales de la Marina de EEUU (Navy SEAL) llegó a la habitación en la que se escondía el líder de Al Qaeda en el complejo en Abbottabad —a 80 kilómetros de Islamabad y en el norte de Pakistán—, Bin Laden estaba desarmado y muerto, con un tiro en la cabeza.

LOS PRIMEROS DISPAROS

Según el relato del militar, los SEALs accedieron a la habitación del líder de Al Qaeda a través de una escalera estrecha. En el momento en el que subían los escalones vieron a un hombre meterse en una habitación: "Estábamos a menos de cinco pasos de llegar cuando escuché disparos. BOP. BOP", escribe Owen. "No podría decir desde mi posición si los disparos dieron o no en el blanco".

Al llegar a la habitación, los asaltantes vieron a varias mujeres llorando sobre el cuerpo de Bin Laden, que vestía una camiseta blanca, unos pantalones color canela y una túnica marrón, detalla el libro.

"La sangre y los sesos se derramaban a un lado del cráneo", relata Owen. Bin Laden se retorcía entre convulsiones y, pese a estar agonizando, el autor reconoce que, junto a otro SEAL, dirigieron sus armas contra el pecho de Bin Laden "y disparamos varias veces hasta que se quedó inmóvil".

La versión de Owen supuso, de facto, incumplir las órdenes recibidas. Durante una reunión con altos mandos, estos (no detalla si de la Casa Blanca o del Pentágono) dejaron claro que, en caso de que Bin Laden fuese localizado y no representase una amenaza, habría que "detenerle", no acabar con su vida.

PISTOLAS SIN BALAS

Una vez liquidado, los marines encontraron en la habitación dos pistolas: una AK-47 y una Makarov con las cargadores vacíos. Bin Laden "no había preparado ni siquiera su defensa. No tenía ninguna intención de luchar. Pidió a sus seguidores durante décadas que se pusieran chalecos suicidas o estrellaran aviones contra edificios, pero ni siquiera cogió su arma", reflexiona el autor.

Owen hace añicos en su relato varias ‘escenas’ difundidas tras el asesinato del terrorista. El asalto no fue se llevó a cabo con la precisión de un reloj y hubo poco heroísmo. De hecho, lo califica de "película mala" que “al principio fue "divertida" precisamente por la forma caótica en la que se produjo. De igual forma, tumba el relato oficial en que se aseguraba que antes del asalto se produjo un tiroteo de 40 minutos con los habitantes de la vivienda. Y, por supuesto, liquida la versión según la cual Bin Laden miró a los ojos de los SEALs antes de morir.

LOS BENEFICIOS PARA OBAMA

En el texto Owen escribe duras palabras contra Obama, al que acusa de que colgarse la medalla de la muerte de Bin Laden cuando fueron otros quienes arriesgaron su vida en la operación. Incluso narra cómo, horas antes del asalto, los soldados, reunidos alrededor de una fogata, bromeaban sobre qué actor les interpretaría en una megaproducción de Hollywood.

Más tarde, cuando vieron por televisión el discurso en el que Obama anunció la muerte del terrorista, los sentimientos fueron encontrados: "Ninguno de nosotros éramos grandes fans de Obama. Lo respetábamos como comandante en jefe de las fuerzas armadas y por haber dado la luz verde a la misión”, reconoce Owen. Con los ojos puestos en la pantalla, un SEAL apuntó que le acababan de poner en bandeja la reelección al presidente. “Bueno, ¿hubieras preferido no haber hecho esto?", le respondió Owen.

LA POLÉMICA

Owen fue uno de integrantes del TEAM 6 de operaciones especiales de la Marina (Navy SEAL) que participaron en la ‘Operación Gerónimo’ y su relato le puede meter en un buen lío.

Su contenido, aseguran desde el Pentágono, puede poner en peligro la seguridad de EEUU y el autor, que ya está retirado, podría ser sancionado. Un portavoz del Comando de Operaciones Especiales de EEUU ha sido taxativo: “Se ha puesto a sí mismo en peligro. Es el que ha empezado esto, así que tiene la última responsabilidad”, ha advertido a la cadena Fox News.

Penguin, la editorial que publicará el ensayo, ha aprovechado la polémica para adelantar el lanzamiento del libro al 4 de septiembre, una semana antes de la fecha inicial: el 11 de septiembre de 2012. Según presume la propia editorial en una nota de prensa, Owen "fue uno de los primeros en cruzar la puerta de la tercera planta en la que se escondía el líder terrorista y presenció su muerte”.

Sin embargo, antes de que la obra llegue a las librerías, ya han empezado a filtrarse varios pasajes. No es lo único que ha salido a la luz. Según la cadena Fox, el autor en realidad responde al nombre de Matt Bissonnette, tiene 36 años y fue miembro del comando que participó en el rescate de un capitán estadounidense secuestrado por piratas somalíes.


http://www.huffingtonpost.es/2012/08/29/asi-murio-bin-laden_n_1838755.html?utm_hp_ref=es-internacional

Argentina construirá su Hollywood en Buenos Aires


La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, ha anunciado la construcción de un polo audiovisual en la Isla Demarchi en Buenos Aires, que seguiría el modelo de los estudios cinematográficos de Hollywood.

Fernández ha mencionado que su país es el cuarto exportador de contenidos audiovisuales en el mundo. "Queremos tener una gran influencia en la industria como la alcanzada por Hollywood", ha dicho la presidenta argentina durante una ceremonia transmitida por las estaciones locales de televisión.

Los estudios se construirán en un terreno de unos 12.000 metros cuadrados en el barrio de Puerto Madero que serán administrados por una compañía privada. En esa zona ahora solo hay un complejo industrial y un grupo de astilleros abandonados.

“Amo construir, debo ser la reencarnación de un gran arquitecto egipcio”, ha expresado la presidenta tras el anuncio, según recoge el diario argentino Clarín.

Fernández también ha anunciado que el límite de las subvenciones al cine argentino incrementará de 517.000 euros a 948.00 euros.

En 2011 se estrenaron en Argentina 99 películas, algunas de ellas con gran éxito como Un cuento chino, protagonizada por Ricardo Darín, que atrajo a un millón de espectadores. Este año ya se han lanzado 76 películas.

Argentina ha ganado dos veces el Oscar a la mejor película extranjera con La historia oficial (1986), de Luis Puenzo, y El secreto de sus ojos (2010), de Juan José Campanella.

http://www.huffingtonpost.es/2012/08/29/argentina-construira-su-p_n_1840715.html?utm_hp_ref=es-internacional

Un terremoto de 7,6 grados en la escala de Richter sacude Filipinas


Un seísmo de 7,6 grados de magnitud en la escala abierta de Richter sacudió Filipinas, lo que provocó que el Centro de Alertas de Tsunami del Pacífico emitiera un aviso de ola gigante que desactivó posteriormente.

El temblor fue localizado a 34 kilómetros de profundidad y a 146 kilómetros al sureste de la localidad de Guiuan, según el Servicio Geológico de Estados Unidos, y ha destruido carreteras y puentes. Además, al menos una persona ha muerto. La víctima es una mujer de 54 años que quedó atrapada entre los cascotes al derrumbarse su casa, en la ciudad de Cagayan de Oro, en la isla de Mindanao.

El Centro de Alertas de Tsunami del Pacífico extendió la alerta de tsunami a Indonesia, Filipinas, Palaos, Japón, Taiwán, Guam y Papúa Nueva Guinea, pero posteriormente lo limitó a los tres primeros países y finalmente la anuló por completo. Las autoridades filipinas instaron a la población que vive cerca de la costa a que acudiera a zonas elevadas ante la alerta de tsunami, según Reuters.

Por su parte, el gobernador de la región filipina de Leyte del Sur, Damian Mercado, dijo a la radio local que había dado orden de evacuar a todas las familias residentes en las costas de la provincia.

"Ha sido el temblor más fuerte que he vivido nunca. Se fue la electricidad y los huéspedes empezaron a salir corriendo, apenas hubo gritos. Por suerte el edificio no está dañado. Han ordenado la evacuación pero no puedo irme porque tengo que atender mi trabajo", explicó a Efe Mary Ilairon, residente en la localidad de Barangoan, en la provincia de Samar Oriental.

Filipinas se asienta sobre el llamado Anillo de Fuego del Pacífico, una zona de gran actividad sísmica y volcánica que es sacudida por unos 7.000 temblores al año, la mayoría moderados.

Además del seísmo de 7,9 grados, se han registrado dos réplicas de 5,4 y una de 4,8 grados.

http://www.huffingtonpost.es/2012/08/31/un-terremoto-de-76-grados_n_1846538.html

Sudán: otra mujer condenada a muerte por lapidación


Layla Ibrahim Issa Jumul, de 23 años, fue acusada de adulterio y condenada a muerte en un juicio injusto. Es el segundo caso en los últimos meses. Conseguimos que Intisar Sharif Abdallah quedara en libertad. ¡Actúa para que Layla sea también liberada!

El 10 de julio Layla Ibrahim Issa Jumul fue condenada a muerte por lapidación acusada de adulterio tras un juicio injusto: no tuvo acceso a un abogado y su sentencia condenatoria se basó únicamente en su confesión.  Layla se encuentra en prisión encadenada con grilletes junto con su hijo pequeño de seis meses esperando a que se ejecute su sentencia.

Esta ejecución violaría la propia Constitución de Sudán, que prohíbe la pena de muerte para mujeres embarazadas o lactantes hasta los dos años de lactancia.

Amnistía Internacional es contraria a la pena de muerte en cualquier circunstancia y a todos los métodos de ejecución. En concreto la lapidación, concebida para causar a la víctima un gran dolor antes de matarla, es una violación de la prohibición de la tortura contenida en el Pacto y en la Convención contra la tortura de la que Sudán es signatario.

Además Amnistía Internacional también se opone a la criminalización de las relaciones sexuales consentidas entre adultos y considera a las personas detenidas por esta razón como presas de conciencia.

Layla Ibrahim Issa Jumul es la segunda persona condenada a lapidación de la que tenemos noticia en Sudán en los últimos meses. Su caso tiene bastante en común con el de Intisar Sharif Abdallah: se trata de mujeres, madres jóvenes, que provienen de entornos marginales, y que no eran conscientes de sus derechos o de la importancia de los cargos contra ellas. Ambas fueron juzgadas sin representación legal, una violación flagrante del derecho a un juicio justo.

Tras sumar casi 80.000 firmas conseguimos que Intisar Sharif Abdalla fuera liberada. Ayúdanos a liberar también a Layla. ¡Actúa!

http://www.es.amnesty.org/actua/acciones/sudan-layla-lapidacion/


Desapariciones en Siria, otra forma de represión


Durante décadas, el régimen de los Al Assad ha utilizado la desaparición como arma para acallar a la oposición.¡Actúa!

“Yo no quiero vivir, quiero morir”

El 30 de agosto es el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada. Durante décadas, la desaparición ha sido una de las armas utilizada por el régimen de Al Assad para silenciar a la oposición. Desde el comienzo de las protestas, en febrero de 2011, miles de opositores al gobierno han desaparecido tras ser detenidos, dejando a su familia en la angustia y la desesperación de no conocer la suerte de sus seres queridos.

Algunas de estas personas han sido liberadas tras pasar meses detenidas en secreto, incomunicadas, sufriendo torturas y otros malos tratos, mientras otras, como el caso de Anas al-Shogre y al menos otros 21 sirios, permanecen desaparecidos. Anas al-Shogre, estudiante de 24 años, fue detenido durante la noche del 14 de mayo de 2011. Le dijeron a su familia que estaba en la sucursal de Seguridad Militar de la ciudad de Tartous, al sur de Banias, y que posteriormente fue trasladado al Departamento de Seguridad del Estado, en Damasco. Su familia acudió a la sucursal de Tartous, donde personal de seguridad y militares confirmaron que se encontraba recluido, pero se negaron a dar más detalles de su situación y posible traslado. Algunos de los liberados del Departamento de Seguridad Militar de Damasco afirman que en ocasiones le escucharon gritar: “Yo no quiero vivir, quiero morir”, aumentando los temores de que estaba siendo torturado.

El caso de Anas al-Shogre es un ejemplo de la situación de miles de detenidos. Sus familias viven en una continua ansiedad al no saber si están vivos o muertos. La única manera que tienen de obtener información es a través de otros detenidos que, una vez liberados, dicen haberlos visto en los centros de detención.

Una persona está oficialmente desaparecida cuando es arrestada, detenida o secuestrada por el Estado o agentes que actúan en el estado, quienes niegan que la persona se encuentre detenida u ocultan su paradero, situándolos fuera de la protección de la ley. Las desapariciones forzadas son delitos de derecho internacional.

Tú puedes ayudar a aliviar el sufrimiento de estas personas, pídele a las autoridades sirias que informen públicamente del paradero de todas las personas desaparecidas en Siria.

http://www.es.amnesty.org/actua/acciones/desapariciones-siria/

3 años de Hdrgps, tiempo de cambios

Si, el pasado domingo, 26 de Agosto, este Blog, mi blog, cumplió tres años desde su creación allá por el año 2009. El tiempo pasa, y como, todo cambia, nada queda estático, todo es dinámico.

Y es por eso, que el blog cambiara de nombre, como muestra de este cambio. La temática principal, seguirá por el momento siendo la misma, mi árbol genealógico, y todo lo que ello conlleva, mas la noticias a nivel mundial que sienta son necesarias saber, conocer, sea de lo cultural, de lo social, de lo político, etc.

Quisiera ahora abrir una veta a los artístico, como cuando homenajeé a Ray Bradbury, un gran escritor y referente, en lo que a mis gustos literarios respecta.

Espero sigan acompañándome, en esta aventura que es tener un blog en este mundo cibernético, que no es nada sencillo.

También deseo serles de bendición a todos quienes pasan y lean los post, sean míos o sean noticias de otras páginas que resulten de interés.

Gracias a los mas de diez mil visitantes, que pasaron por aquí, contestaron en  momento algunos encuestas, otros comentando, otros solo leyendo, pero todos hicieron que el Blog siga en pie y hoy pueda cumplir sus casi mil días de vida.

Un saludo grande y muchas gracias por todo.
Les saludo atentamente, Hernán.

jueves, 16 de agosto de 2012

Debajo del subte


LA LARGA MARCHA DE LA AUTONOMÍA PORTEÑA

Por Nicolás Tereschuk*

El conflicto que derivó en un paro de subte de diez días tiene su epicentro en la irresuelta situación de la autonomía porteña. Las tensiones también evidencian disputas entre el gobierno nacional y el porteño por un poder que trasciende los límites de la Ciudad.

Eduardo Iglesias Brickles, Acerca de las teorías conspirativas, 2002 (Gentileza del autor). l conflicto desatado entre las gestiones de la presidenta Cristina Fernández y el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri por la administración de los subtes –en medio del cual se desarrolló un paro de diez días–, volvió a dejar al descubierto la extensa transición hacia la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires, iniciada con la reforma constitucional de 1994. 
En esta oportunidad se agudizaron –por primera vez hasta tal punto en la historia reciente– las tensiones entre dos gobiernos que comparten el mismo territorio. Como un primer antecedente desde la recuperación de la democracia en 1983, pueden recordarse los chispazos políticos entre el entonces intendente Carlos Grosso y el ex presidente Carlos Menem.
Grosso había asumido como intendente nombrado por Menem en julio de 1989. A pesar de ser un dirigente de renombre dentro de la “renovación” peronista y de contar con el destacado apoyo empresarial de Franco Macri, el jefe comunal debió renunciar en medio de escándalos de corrupción en octubre de 1992. 
El ex intendente no ocultaba sus aspiraciones presidenciales… ¿Se hubiera producido su expulsión de la Capital Federal por hechos de corrupción de un modo tan veloz si a las sospechas comprobables no se hubieran sumado cuestiones políticas? A la distancia, llama la atención aquella decisión de Menem, más aún teniendo en cuenta que provino de un gobierno que, consolidado en el terreno económico y electoral, nunca logró hacer pie en términos de transparencia.
A Grosso le siguieron Saúl Bouer y el “soldado” menemista Jorge Domínguez, quien fue el representante de aquel oficialismo en las elecciones de junio de 1996, que finalmente consagraron al radical Fernando de la Rúa como el primer jefe de Gobierno porteño electo.
Deberá notarse que Fernando de la Rúa no fue un enérgico opositor al ocupante de la Casa Rosada que le tocó en suerte, Carlos Menem, sino que aquel era un rol que, sobre todo, le tocaba a sus socios aliancistas del Frepaso.
Si se hace un repaso por las restantes gestiones en la Jefatura de Gobierno porteña, podrá observarse que hasta la asunción de Mauricio Macri nunca hubo fuertes divergencias con la Casa Rosada. Enrique Olivera actuó en consonancia con su jefe político, el entonces presidente De la Rúa, y Aníbal Ibarra encaró a su vez, y mientras pudo, una vistosa diplomacia cuando le tocó convivir con De la Rúa, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner. 
Jorge Telerman tuvo sus disputas con Kirchner –aunque se sucedieron en el marco de una gestión de transición–, en tanto que los mayores encontronazos comenzaron a registrarse cuando el líder del PRO, Mauricio Macri, accedió al Gobierno de la Ciudad.
Las gestiones kirchneristas han tenido sus idas y vueltas con Macri, aunque hasta el momento los picos de tensión se habían registrado sólo en momentos puntuales, sobre todo ante las coyunturas electorales. La decisión de Macri de desistir de una candidatura presidencial el año pasado, abrumado por el respaldo que mostraba en las encuestas la presidenta Cristina Fernández, hizo que la pelea entrara en un compás de espera. En ese momento Macri incluso llegó a decir que no descartaba votar por Cristina en las elecciones nacionales.
De ese clima “dialoguista” –sustentado en un amplio respaldo electoral y en la “opinión pública” favorable al Gobierno nacional– surgió la firma del acta de acuerdo por la que Macri aceptaba hacerse cargo de la administración de los subtes.

El fin de la tregua

Pero con la tragedia ferroviaria de Once, que dejó un saldo de 51 muertos, llegó el portazo de Macri. Las trabas administrativas por la cuestión de los subterráneos y la “vuelta” a su “discurso nacional” y “opositor” durante el debate por la nacionalización de YPF son evidencia de ello. “Anoche me fui a dormir muy preocupado, conmocionado como muchos otros argentinos. A las cinco de la mañana me desvelé y me fui a la cuna de Antonia, y la vi ahí, tan chiquita, indefensa, como la Argentina”, argumentaba en abril pasado.
Fue entonces cuando se abrió la puerta para una situación inédita: un Gobierno nacional y otro porteño relativamente fuertes en lo político, con aspiraciones a mantener o expandir su influencia nacional y con conflictos irresueltos en materia de la autonomía porteña.
En momentos en que se están por cumplir 18 años de la reforma constitucional de 1994, que consagró “un régimen de gobierno autónomo” para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, esta semana pudo escucharse al senador Aníbal Fernández destacar que la Ciudad no tiene una constitución propia, sino un “estatuto”. De esa forma rechazó la pretensión de la Legislatura porteña de no aceptar el traspaso de los subtes. En un sentido similar, la Corte Suprema dejó trascender que, por no ser una provincia, la Ciudad no está facultada para acudir a esa instancia en un posible pleito con la Nación.
Más allá de a qué campana se escuche en cada caso, no puede negarse que la situación de una autonomía irresuelta, con gestiones nacionales y locales de distinto signo en disputa, abre un panorama incierto para la Ciudad.
La renombrada “Ley Cafiero”, de 1995, cuyo título oficial es por demás gráfico –“Ley que garantiza los intereses del Estado nacional en la Ciudad de Buenos Aires”– sigue vigente. De hecho, seis de sus modificaciones estuvieron vinculadas al traspaso de competencias judiciales o de seguridad. En tanto que sólo una, de abril de este año, se refirió a otra temática: el traspaso de la administración de los subtes. 


Un horizonte de conflictos

No parece haber, por lo tanto, instancias por fuera de la fortaleza política de cada uno de los actores en disputa para dirimir el estatus de los servicios, competencias y responsabilidades cuando se habla de los gobiernos Nacional y de la Ciudad. 
Da la impresión además de que la “mezcla” de atribuciones no podrá resolverse pronto. Mientras la gestión de Macri avanza con la creación de su Policía Metropolitana, el Gobierno nacional encaró un impactante plan que incluye cuestiones vinculadas a la Seguridad, pero también a las carteras de Educación, Trabajo y Desarrollo Social para actuar en las villas miseria de la zona sur de la Ciudad. Al mismo tiempo pudo verse en las últimas semanas al secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, poner en marcha otro programa, que incluye tareas tan “micro” como distribuir “botones antipánico” en edificios del barrio porteño de la Recoleta. 
El tironeo por los subtes es sólo una de las áreas en las que las gestiones nacional y local podrían chocar en los próximos meses. La cuestión del manejo de los residuos urbanos –tema que involucra también a la Provincia de Buenos Aires– podría ser la próxima.
Por otra parte, la creación de una instancia en el marco del Ministerio de Transporte, encabezado por Florencio Randazzo, para tratar las políticas del sector en el área metropolitana constituye un elemento auspicioso a desarrollar. Otra iniciativa que comenzó a rendir frutos fue la creación de la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo, a instancias de una intervención de la Corte Suprema. 
Más allá de los temas puntuales, seguramente se seguirá discutiendo cuán “autónoma” es la Ciudad de Buenos Aires, y cuál es la mejor forma de administrar los conflictos político-institucionales entre la Nación y su ex Capital Federal.

http://artepolitica.com/
* Politólogo. Coeditor del blog Artepolitica (www.artepolitica.com).


© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

http://www.eldiplo.org/notas-web/debajo-del-subte?token=&nID=1

¿Por qué cayó Lugo?


CARTOGRAFÍA DE UNA CONSPIRACIÓN

Por Pablo Stefanoni*

La destitución de Fernando Lugo desencadenó una fuerte crisis institucional en Paraguay y provocó el repudio de todos los países del Mercosur. Los motivos son diversos: causas estructurales, anhelos opositores postergados y el contexto preelectoral.

Yo creo que Franco va a ser mucho más firme en lo que hace a respetar la propiedad privada”. Con Fernando Lugo “los carperos estaban en el Palacio”. Las dos frases, pronunciadas poco después de la destitución del presidente paraguayo y de la asunción del vicepresidente Federico Franco, corresponden, respectivamente, al presidente de la Asociación de Empresarios Cristianos, Luis Fretes (1) y al portavoz de los llamados “brasiguayos”, Aurio Fighetto (2). Por su crudeza permiten captar las sensibilidades y susceptibilidades que estuvieron detrás del golpe parlamentario del pasado 22 de junio. La consigna de estos días, por parte de los grandes productores sojeros, es recuperar la tranquilidad alterada por la “Liga de los carperos”, campesinos sin tierra que ocupan haciendas. “Un verdadero ejército” –dicen–, amparado en la gestión de Lugo desde el Palacio de López. El ABC Color, por su parte, titula en su portada del 6 de julio: “Firmeza contra los invasores”. 

Una isla rodeada de tierra... 

La cuestión agraria es esencial en Paraguay, donde el 2% de los propietarios acapara el 80% de las tierras cultivables, gran parte de ellas dedicadas a la producción de soja y ganadería. Lugo llegó al gobierno en 2008 tras desplazar al Partido Colorado, que llevaba 61 años en el poder, incluyendo los 35 de la dictadura de Alfredo Stroessner. Contando con un apoyo inédito de organizaciones campesinas, Lugo incluyó la reforma agraria en el programa de la Alianza Patriótica para el Cambio. Pero para llegar al Palacio presidencial debió aliarse con el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), ya muy lejos de las posiciones progresistas con las que había sido fundado en la clandestinidad, en 1978, por Domingo Laíno para combatir al stronismo. 
Casi sin parlamentarios propios y sin la audacia –ni posiblemente la fuerza– para convocar a una Asamblea Constituyente, Lugo quedó de rehén de un Parlamento y una Justicia provenientes del viejo régimen. Incluso el PLRA se dividió y una parte –que incluía al propio vicepresidente Federico Franco– pasó a la oposición abierta. Un escenario al que deben sumarse el cáncer que afectó al mandatario, las recurrentes denuncias sobre paternidades no reconocidas del ex obispo, un anticomunismo profundamente enraizado en la cultura política local (3) y la debilidad de los movimientos populares paraguayos, en comparación con países como Bolivia, Venezuela, Argentina o Ecuador. Aunque no se avanzó en la reforma agraria, se logró redactar un informe de la Comisión Verdad y Justicia y el Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra sobre tierras mal habidas, calculadas en unos 8 millones de hectáreas. 
El mapa del conflicto agrario se terminó de complicar con la aparición del enigmático Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP). Con sólo un puñado de miembros, el EPP cuenta entre sus acciones con la destrucción de maquinaria agrícola de haciendas sojeras y el secuestro de los hacendados Luis Alberto Lindstron en 2008 y Fidel Zavala en 2009 (este último obligado a repartir carne a los pobres como "cortesía del EPP" antes de ser liberado, previo pago del rescate después de tres meses de encierro). “Es algo misterioso, parecen fantasmas”, apunta desde Asunción el periodista Hugo Ruiz Olazar, corresponsal de varios medios, entre ellos Clarín.
Más recientemente, el EPP se habría adjudicado –a través de un comunicado pegado en el poste de una hacienda– la quema de tres topadoras y la ejecución de un tractorista brasileño, ocurrida en la noche del jueves 28 de junio en la localidad de Azotey (4). El texto señala que “en reiteradas ocasiones hemos advertido a los tractoristas que son sorprendidos hachando bosques, que serán condenados a la máxima pena (muerte) por el hecho criminal que hacen", y denuncia: “Hay vacas de los oligarcas que tienen más valor que un campesino paraguayo; los ricos de este país y su gobierno de turno están acostumbrados a hacer correr ríos de sangre para defender sus mezquinos intereses”. La denuncia hace referencia a la matanza de Curuguaty, donde el 15 de junio murieron 11 ocupantes campesinos y 6 policías. Esa masacre fue el argumento principal empleado por el Congreso paraguayo para destituir a Lugo sin respetar los plazos de la defensa en el juicio político.
Al parecer, ex miembros del grupo Patria Libre están entre los fundadores del oscuro EPP. Y el hecho de que pertenecieran a ese grupo ex alumnos del seminario de Fernando Lugo –ex obispo de San Pedro, una zona de movimientos campesinos combativos del centro del país– favoreció todo tipo de especulaciones… Incluso algunas que señalaban al propio mandatario como una suerte de líder de las actividades del grupo. “Somos comunistas, de principios marxista–leninistas. Reivindicamos las ideas, el proyecto de gobierno del doctor Francia, del Mariscal López, quienes son héroes nacionales”, declaró en una entrevista, en 2008, Carmen Villalba, detenida en 2003 y acusada de participar del secuestro de María Edith Bordón, esposa de un acaudalado empresario. Por otro lado, la fiscalía y los medios hablan de vínculos con las FARC colombianas (5).
Todo esto elevó la sensación térmica antiluguista entre las clases dominantes paraguayas –históricamente vinculadas a diversos tipos de negocios ilegales–, a pesar de que el gobierno no impulsó reformas radicales. El de Lugo no fue un gobierno de izquierda, pero, como señaló el ex ministro de la Secretaría de Acción Social Hugo Richer en 2009, constituye un dato central el hecho de que “con Lugo la izquierda logró un espacio de crecimiento e influencia política que jamás tuvo en toda la historia paraguaya”. 
“El gobierno empezó a tocar intereses poderosos, puso condicionamientos a [la fundidora de aluminio canadiense] Río Tinto. Buscamos controlar y hacer cumplir la ley respecto de los agrotóxicos y las semillas transgénicas”, explicó al Dipló el secretario General del partido Tekojojá, Aníbal Carrillo. Todo ello en el marco de buenos resultados macroeconómicos.

El golpe y la interna colorada

Pero, ¿por qué un golpe cuando falta menos de un año para las presidenciales?
Como ha dicho con cierta ironía el politólogo Marcello Lachi, “aquí la política no es refinada”. Y la interna colorada lo es menos aún. En un partido–Estado, como lo fue el coloradismo durante seis décadas, ganar las elecciones primarias era ganar el poder. Basta recordar que el 23 de marzo de 1999 el vicepresidente Luis María Argaña fue asesinado en plena calle por unos pistoleros que muchos asociaron al ex general Lino Oviedo (el hombre que –según cuentan en privado sus colaboradores– “hizo temblar” al dictador Stroessner durante el golpe de 1989 cuando lo encañonó con un fusil y le quitó el seguro a una granada de mano para forzar su dimisión). Oviedo fundó el partido Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (UNACE) al romper con los colorados y tiene actualmente peso en el Senado. Fue condenado por el intento de golpe de 1996 contra el entonces presidente Juan Carlos Wasmosy y acusado de organizar el tiroteo a civiles durante las protestas conocidas como el “marzo paraguayo”, que provocó la muerte de siete jóvenes. Esas movilizaciones condujeron, a la postre, a la renuncia de Raúl Cubas a la presidencia en 1999 (6).
Un nuevo capítulo de la guerra intestina se produjo en 2007 cuando la precandidata presidencial Blanca Ovelar –ministra de Educación apoyada por el entonces presidente Nicanor Duarte Frutos– ganó las primarias coloradas en medio de acusaciones de fraude por parte de su contendiente Luis Alberto Castiglioni. Mientras Duarte Frutos y Ovelar hablaban de “socialismo humanista” –en línea con el nuevo clima latinaomericano– Castiglioni era considerado en el ambiente político como “el candidato de la embajada” (norteamericana) y en ese entonces fue apoyado por Alfredo Goli Stroessner, el nieto del dictador y líder de la facción colorada “Paz y progreso”.
Esas internas poco refinadas se reactivaron meses antes de la caída de Lugo, quien al parecer contribuyó a exacerbarlas. Tras la masacre de Curuguaty, el mandatario cambió al ministro del Interior, el socialista Carlos Filizzola, por una figura inesperada: el ex fiscal y militante colorado de orígenes stronistas Rubén Candia Amarilla. Resultado inmediato: los liberales, indignados; la izquierda confundida. Para el coloradismo fue un duro golpe. 
Lugo acusó a Horacio Cartes de estar detrás del golpe. Se trata de un poderoso ganadero y tabacalero que saltó a la política hace solo dos años, “inquieto por el curso político del país bajo el gobierno izquierdista–liberal filo–chavista”, según una página web de su agrupación, pero con posibilidades de ser presidente de Paraguay en 2013 (7). Cartes ha logrado comprar voluntades y construir un amplio armado político a partir de su fortuna, investigada por Estados Unidos según se revela en informes filtrados por Wikileaks. Allí se destapa que sus empresas fueron infiltradas por la DEA por supuesto lavado de dinero (8). Pero eso no lo desanimó en su apuesta por llegar al sillón de los López, para lo cual decidió que era hora de tumbar a Lugo.
Cartes vio amenazada su candidatura por un supuesto acuerdo entre Lugo y la presidenta del Partido Colorado, Lilian Samaniego, alguna vez “cartista” y ahora adversaria. Para esta facción, Lugo habría tramado una alianza con Samaniego para apoyarla desde el gobierno en vistas a las presidenciales del año próximo. “Se especulaba que Lugo podría apoyar a Samaniego con un luguista como candidato a Vice para 2013”, explica Ruiz Olazar.
En una entrevista con el diario Clarín, Cartes –con mayoría en la cúpula colorada– asegura que “Lilian Samaniego es la primera en invocar el juicio político... Pero lo que hicieron en realidad es amenazar con el juicio político para obtener dividendos. Nosotros fuimos los terceros, pero fuimos en serio”. Algunas líneas después es más explícito aún. Ante la pregunta de si Lugo intentó captar a un sector del Partido Colorado y eso provocó su caída, el líder de la facción Honor Colorado respondió: “El tiempo lo dirá, nosotros tenemos esa percepción fuerte desde hace rato. Dividir, apostar a algunos candidatos, financiarlos” (9). 
En el caso de los liberales, la explicación de su cálculo parece más sencilla. En estos nueve meses tendrán el Estado a su disposición para repartir prebendas y cooptar adeptos, por eso algunos sectores colorados de base consideran un error que el partido le haya “entregado” el poder a los liberales sin exigir un cogobierno (10). Cartes se defiende acusando a los liberales por el golpe: “Nosotros íbamos a ser los más beneficiados si continuaba el gobierno porque iba a seguir cometiendo errores. El partido que lo sacó del poder fue el Liberal. Lugo ganó con 700 mil votos, pero más de 500 mil le dio el Partido Liberal, y él los desconoció” (11). Pero no explica por qué, entonces, los parlamentarios colorados acompañaron la iniciativa. Lachi añade una proyección: “Si la izquierda y los liberales se presentan por separado a las elecciones, los colorados ganan al menos con el 35% de los votos”. Y en Paraguay no hay segunda vuelta.
Los liberales habían pedido la destitución de Candia Amarilla poniendo a Lugo entre la espada y la pared y dijeron sentirse “convidados” de piedra en el cogobierno con el ex obispo. Hay versiones de que el 20 de junio Lugo aprobó una propuesta al PLRA que incluía la reestructuración total del gabinete y un acuerdo para que los liberales encabezaran la chapa presidencial para 2013. Pero esa oferta no habría llegado al presidente partidario Blas Llano (opositor interno de Franco) quien ya tenía posición tomada y, poco antes de entrar a la reunión partidaria donde se aprobó el voto positivo al juicio político, pronunció su lapidaria sentencia: “se acabó el plazo” (12). 
Lo que se acabaría sería, en efecto, un gobierno que llegó con ansias de cambio pero que no quiso, o no pudo, transformar las injusticias estructurales de esta nación mediterránea, considerada una suerte de terra incognita en la propia América Latina. “Cansado de las peleas con los liberales y de las luchas dentro del Frente Guasu, paulatinamente Lugo se fue aislando cada vez más, encerrándose en un círculo pequeño”, reconstruye el periodista Rino Giret (13). Ese aislamiento quizás explique la dificultad para organizar una resistencia activa en las calles.
El golpe contra Lugo tiene así causas estructurales, anhelos opositores postergados desde 2009 y causas coyunturales (preelectorales). La conspiración incluyó a los partidos tradicionales desplazados y a la Unión de Gremios de la Producción (UGP), que articula a los poderosos empresarios del agronegocio. Y se completó con el apoyo de los grandes medios (como La Nación y ABC Color (14)) y la Iglesia católica al juicio político. Queda por saber qué dirá Estados Unidos, que por ahora mantiene una posición cauta frente a la destitución del Presidente. En todo caso, según La Nación de Asunción, ambos –Lugo y Franco– estaban invitados a la celebración del 4 de julio.

El regreso de la Triple Alianza

Entretanto, el gobierno y los columnistas de periódicos alientan la idea de que la reacción de Brasil, Argentina y Uruguay no es más ni menos que la reactivación de una secuencia de humillaciones contra Paraguay, que comenzaron con la guerra genocida de la Triple Alianza en el siglo XIX y continúan hoy con la suspensión de Paraguay del Mercosur. Un columnista llegó a pedir el apoyo de Estados Unidos “para mantener la independencia paraguaya” (15). Pero hoy sería una cuádruple alianza: Venezuela aparece en el centro de las denuncias oficiales luego de que el gobierno difundiera un video –editado y sin audio– en que se ve a altos militares paraguayos entrando a una reunión con el canciller venezolano Nicolás Maduro, mientras se desarrollaba el proceso. Supuestamente el funcionario los habría “arengado” para que desconocieran el fallo del Congreso y defendieran al jefe de Estado. Y finalmente el gobierno de Asunción declaró persona non grata al embajador bolivariano.
Con todo, pese al fuerte apoyo de los gobiernos de la región, Lugo prefirió una retirada pacífica y desanimó a sus simpatizantes de salir a la calle (16). Algunos dicen que la tragedia de Curuguaty sumió a Fernando Lugo en una suerte de inmovilismo que, en cierta manera, lo tuvo prisionero hasta el día final, pero que al mismo tiempo creía que era una tormenta que iba a pasar (17). Lo cierto es que el tono con el que aceptó su destitución y abandonó el poder sonó a alivio.
Ahora, el Frente Guasú (grande, en guaraní) se entusiasma con construir en 2013 un espacio progresista que sobreviva a la presidencia de Lugo, tentado con ser candidato a senador. Y así Paraguay sigue fiel a la descripción que de él hiciera su principal escritor, Augusto Roa Bastos, quien alguna vez dijera: la historia paraguaya “parecería, si no fuese objetivamente real, la fabulación de un dramático destino, de una tragedia ininterrumpida, con tramos de grandeza y plenitud, sin embargo, muy altos y significativos” (18).

1. Rubén Guillemi, “Los tres pilares de Franco”, La Nación, Buenos Aires, 26–6–12.
2. “‘Brasiguayos’ se reúnen hoy con Dilma Rousseff en Brasilia”, ABC Color, Asunción, 26–6–12. Se denomina “brasiguayos” a los brasileños y sus descendientes, que ocupan gran parte de las tierras más fértiles del país.
3. Paraguay fue un histórico aliado de Taiwán y una gran estatua del líder anticomunista chino Chiang Kai–shek fue levantada en plena Asunción sobre una avenida que lleva su nombre (sobre el tema ver: Rogelio García Lupo, Paraguay de Stroessner, ediciones B, Buenos Aires, 1989). Taipei ya reconoció al nuevo gobierno. "En Paraguay no existe ningún conflicto político, todo sigue su curso. Las personas en las calles se ven tranquilas, despreocupadas, y creo que eso debería interesar más a los gobiernos vecinos que no están reconociendo como legítimo al nuevo Poder Ejecutivo del Paraguay", declaró el embajador taiwanés en Asunción, José María Liu.
4. Última Hora, Asunción, 3–7–12.
5. Véase Pablo Stefanoni, “¿Fin de época en Paraguay?”, Le Monde Diplomatique, edición Cono Sur, julio 2007.
6. Su hija, Cecilia Cubas, fue secuestrada y asesinada en 2004. Luego de un proceso cuestionado, fueron condenados cuatro activistas del grupo Patria Libre.
7. Rubén Céspedes, “El lado oscuro de Horacio Cartes”, ABC Color, 14–1–11.
8. Juan Cálcena, Sandra Ramírez y Kike Sosa, “EE.UU. investigó a Cartes por lavado dinero proveniente de drogas, según WikiLeaks”, ABC Color, Asunción, 28–10–11.
9. Daniel Vittar, entrevista con Horacio Cartes, “Lugo está siendo juzgado por su moral, por sus mentiras”, 27–6–12.
10. Agencia Nova Paraguay, 3–7–12.
11. Vittar, ob. cit.
12. En el descontento de los partidos tradicionales incidió además la decisión de Lugo de vetar una ley que ampliaba los fondos del Tribunal Superior de Justicia Electoral en la que se habían incluido 50 millones de dólares para que los partidos paguen los sueldos a sus operadores políticos, cuestión fundamental para los comicios de 2013.
13. “Jaqueado, Lugo ofreció reestructurar su gabinete con Llano, a las 15.00”, Última Hora, Asunción, 5–7–12.
14. El ABC es propiedad de Aldo Zuccolillo, miembro de Honor del Comité Ejecutivo de la Sociedad Interamericana de Prensa.
15. Enrique Vargas Peña, “No nos resignemos a ser colonia”, La Nación, Asunción, 1–7–12.
16. Carlos Morales, “Fernando Lugo: 'Franco siempre conspiró, siempre hizo oposición'”, El Deber, Santa Cruz de la Sierra, 3–7–12.
17. Rino Giret, “Lugo creía que la matanza de Curuguaty era una tormenta más”, Última Hora, Asunción, 1–7–12.
18. “Paraguay, una isla rodeada de tierra”, El Correo de la UNESCO, 1977.

* Periodista, ex director de la edición boliviana de Le Monde Diplomatique. Actualmente es Jefe de redacción de la revista Nueva Sociedad (www.nuso.org).


© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

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Batalla por los recursos fiscales

TENSIÓN NACIÓN - PROVINCIAS


Por Nicolás Tereschuk*

¿Cuál es el eje de la disputa actual entre el gobierno nacional y las provincias? Las variables en juego son múltiples y, en un contexto de crisis, economía y política no deben escindirse a la hora de ensayar una explicación.

 as recientes tensiones en el manejo de fondos entre la Nación y la Provincia de Buenos Aires, no exentas de disputas político-partidarias, dispararon en las últimas semanas discusiones más amplias por la distribución de recursos entre la Nación y las provincias. Algunos de estos debates suelen caer en el esquematismo, en imágenes que parecen provenir a veces de la imaginación. No siempre se contextualiza históricamente, ni se piensa a futuro.
Las contradicciones afloran de manera habitual en el debate en los medios de comunicación, donde se hacen alusiones a “la caja” del gobierno nacional, la discrecionalidad en la distribución de recursos públicos y la falta de una mirada a mediano y largo plazo en ese manejo. Así, las imágenes de ese debate tienden a escindir “lo económico” de “lo político” y a dejar de lado contextos históricos y realidades vinculadas con la periódica validación electoral en la Nación y las provincias.
La idea de provincias sometidas al arbitrio de la Nación, o de que sólo los habitantes de un determinado territorio pueden conocer de qué forma corresponde invertir recursos de la manera más eficiente choca con la propia idea de la “política local” que al mismo tiempo suelen tener algunos sectores que esgrimen ese tipo de imágenes.
Desde ese enfoque “inocente”, la política provincial se presenta, por un momento, como la intervención de un conjunto de “buenos vecinos” que en forma consensuada debaten el destino de los fondos provenientes de la coparticipación, de cara a una sabia inversión de los mismos en el sistema productivo o los servicios públicos.
La imagen de una pura tiranía de la Casa Rosada en la distribución de fondos públicos y de una total ineficacia en ese manejo hace olvidar entonces la realidad de gobiernos provinciales que no siempre cuentan con mecanismos institucionales y técnicos adecuados para el manejo más transparente y eficiente de los fondos públicos. ¿Son sólo los gobernadores los mejores custodios del interés general en cada provincia? ¿Sólo lo es el ocupante de la Casa Rosada? En un país federal, siempre vale la pena complejizar el análisis.


Otro elemento a poner en juego al evaluar la cuestión de la relación entre la Nación y las provincias es el vínculo que existe entre esos tironeos y las tensiones internas en el Partido Justicialista (PJ). Sobre todo si se tiene en cuenta que la mayoría de los gobernadores han sido, de 1983 a esta parte, peronistas, y que es una mayoría peronista la que ha predominado en el Senado.
En 1991 Carlos Menem estabilizó su buena estrella electoral y fue justamente en 1992 y 1993 cuando logró firmar con los gobernadores dos pactos fiscales que redujeron en un 15% la fracción de fondos coparticipables destinados a las provincias… Habrá que pensar entonces que entre ambos temas hay alguna vinculación. Los gobernadores también acordaron en aquel momento un piso mínimo de transferencia a las provincias que, cuando la convertibilidad entró en problemas, ya a partir del “efecto Tequila”, entró en zona de riesgo.
Con ese tipo de antecedentes en la dinámica política, exigirle a una presidenta (peronista) como Cristina Fernández –que viene de obtener el mayor porcentaje de votos obtenidos por un primer mandatario en una elección desde 1983– que amplíe la capacidad de manejo de fondos por parte de los gobernadores (peronistas) parece no tomar en cuenta todas las variables que entran en juego en la realidad nacional. Más aún si de ese elenco de gobernadores podría salir su sucesor.
De ahí surge otro tema: ¿qué presidente del último período democrático ha dejado “manos libres” al manejo de los fondos provinciales, al contar con algo de “viento a favor” en cuanto a sus recursos de poder?
Así, resulta notorio que la “relevancia política” de los gobernadores se ha ampliado en la historia reciente por sobre la de los presidentes, en momentos en que la economía se acerca a instancias más bien dramáticas. La aprobación de una ley de coparticipación que amplió la proporción de fondos destinados a las provincias en enero de 1988 tenía como contracara un gobierno nacional duramente golpeado en una elección de medio término, que se encaminaba a hacer su apuesta final –y fallida– con el plan Primavera y que debió enfrentar en aquel mismo mes el segundo alzamiento carapintada.
Los minués de gobernadores peronistas reuniéndose en la sede porteña del Consejo Federal de Inversiones (CFI) para analizar si aceptaban o no las propuestas de nuevos ajustes planteados por el gobierno de la Alianza –en los que Néstor Kirchner solía lanzar críticas y retirarse sin prestar acuerdo– fueron también el prolegómeno de grandes dificultades económicas para el país.
La idea que se transmite de las bondades que tendrían provincias fuertes en el manejo de fondos tampoco se condice con el sentido en el que avanzan algunas de las políticas públicas que impactan positivamente en términos de ampliación de derechos políticos, civiles y sociales. Durante el gobierno de Raúl Alfonsín, el juzgamiento de los crímenes de la dictadura, la aprobación de las leyes que consagraron el divorcio y la patria potestad compartida, el planteo del Congreso Pedagógico Nacional, la visibilidad de nuevas expresiones juveniles o los lazos de acuerdo con los países vecinos provinieron del impulso del Ejecutivo nacional y encontraron, en cambio, obstáculos en varias provincias. Con el menemismo, el fin de la “cuestión militar” y del servicio militar obligatorio o la intervención federal a provincias con serios desmanejos políticos fueron avances dictados por la Casa Rosada. Y lo mismo ocurrió con el kirchnerismo, con el juzgamiento a represores, la Asignación Universal por Hijo, el matrimonio igualitario o los protocolos para la aplicación de los abortos no punibles.
Como ocurrió en décadas pasadas con los avances de los derechos civiles y sociales en distintos rincones de otro país federal, Estados Unidos, un big government que pueda poner en vigencia ese tipo de “nuevas” políticas públicas puede significar una gran diferencia para la vida diaria de cientos de miles de personas.

Por último, conviene revisar la idea de un avance permanente del sector público nacional por sobre las capacidades y fondos provinciales. “El origen de la crisis financiera bonaerense tiene raíz estructural y es consecuencia del creciente deterioro del sistema federal argentino que viene perjudicando de manera sistemática al conjunto de las provincias y, por algunas características particulares, con más fuerza a la de Buenos Aires”, señaló pocos días atrás el ex ministro de Economía bonaerense, Jorge Sarghini.
Si bien parte de eso es cierto, también lo es que el Estado “avanzó sobre las provincias”, pero más bien “cortándose las manos”, cuando atravesó un feroz ajuste en la década de 1990. Así, el gobierno de Carlos Menem redujo las capacidades estatales nacionales, por ejemplo, con una fuerte disminución de la cantidad de empleados públicos, que pasaron de algo más de 870 mil al inicio de su gestión a unos 190 mil cinco años más tarde. La historia reciente parece así más sinuosa de lo que marcan los fríos números.
En un reciente informe, el think tank liberal Centro de implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) se resigna a la imposibilidad política de implantar un “federalismo solidario”, aunque plantea una “tercera vía” que conceptualiza como “centralismo equitativo” y que, a su criterio, también podría diferenciarse de lo que denomina como un vigente “centralismo discrecional”. “Mientras no se pueda reformar el sistema federal de reparto, la centralización de recursos en el nivel nacional aparece como una oportunidad para corregir sus defectos. Si apuntamos a la equidad por medio del presupuesto nacional será más fácil, eventualmente, corregir la distribución primaria (Nación/provincias) y los coeficientes de distribución secundaria (entre provincias) de la coparticipación”, evalúa el informe.
Las discusiones sobre el manejo de los recursos fiscales y su distribución se solapan, como vemos, con las tensiones entre liderazgos políticos –sobre todo al interior del PJ– y los vaivenes de la economía nacional. Estos debates parecían tener una impronta en la era del ajuste y el endeudamiento; luego cambiaron con la abundancia de recursos durante los años kirchneristas y ahora, ante una economía que vuelve a mutar, parecen renovarse.
* Politólogo. Coeditor del blog Artepolitica (www.artepolitica.com).

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El último pago


EL ORIGEN DEL BODEN 2012 Y EL FRACASO DE LA CONVERTIBILIDAD

Por Mario Rapoport*

El próximo viernes 3 de agosto se pagará el último cupón del Boden 2012, el bono ofrecido como alternativa para los ahorristas afectados por la pesificación de los depósitos bancarios. A diez años del 2001, ¿cuáles fueron las causas que condujeron a la crisis?

Al que depositó dólares se le devolverán dólares y al que depositó pesos se le devolverán pesos”, había dicho el entonces presidente Eduardo Duhalde. Esa frase fue pronunciada a poco de asumir su cargo, luego de la declaración de default del brevísimo gobierno de Adolfo Rodríguez Saá, producto de la crisis del régimen de convertibilidad y del “corralito” instaurado por el presidente Fernando de la Rúa el 1º de diciembre de 2001. Pero ello no fue así: lo que había prometido Duhalde resultaba en principio imposible, dado que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) no podía emitir dólares ni conseguirlos mediante emisión de deuda. 
El establecimiento del “corralón”, el 10 de enero de 2002, fue un primer paso para intentar resolver el problema. Éste consistió en la reprogramación de las fechas de devolución de los depósitos a plazo fijo. Según estuvieran denominados en pesos o dólares, esos depósitos pasarían a reintegrarse a partir de marzo de 2002 o enero de 2003, respectivamente. Así se inmovilizó la mayor parte de los depósitos en dólares, lo cual fue acompañado con una propuesta de canje voluntaria de los mismos por bonos, entre los cuales estaba el Boden 2012 que termina de pagarse ahora, el próximo 3 de agosto. El nuevo Plan ofrecía un menú de tres bonos diferentes, dos en dólares y uno en pesos. La oferta que el gobierno realizaba en conjunto con la conversión de las deudas de dólares a pesos comenzaba a delinear lo que luego se llamó la pesificación asimétrica: deudas en dólares pagadas 1 a 1 en pesos y depósitos en dólares reconocidos a un tipo de cambio mayor que el vigente en la convertibilidad: 1,40. 
Esta historia fue la última consecuencia de las políticas neoliberales basadas en el endeudamiento externo que llevaron a la crisis del 2001-2002 y luego al default. 

El origen de la crisis

Todo comenzó a fines de 1989, durante el gobierno de Carlos Saúl Menem, como consecuencia de una nueva ola hiperinflacionaria, producto de una drástica devaluación y del descontrol económico existentes. Esto dio lugar a la implementación, en enero de 1990, de un primer “corralito” que afectó los depósitos de los ahorristas mediante el Plan Bonex, durante el ministerio de Erman González, del que pocos se acuerdan hoy. En aquel momento, luego de un pequeño reintegro en efectivo, esos depósitos y los títulos de la deuda interna del Estado se convirtieron en un bono denominado en dólares a ser devuelto en diez años. La dura “punción monetaria” implicó una importante pérdida para los depositantes, redujo la oferta de dinero y provocó una recesión. Otros planes sucesivos buscaron sanear las finanzas públicas preparando la etapa posterior que estaba por venir, con la asunción de Domingo Cavallo como ministro de Economía, en enero de 1991. Las brevas estaban maduras para un plan antiinflacionario que respondiera a las características de la nueva ortodoxia neoliberal. 
Se instauró así el Régimen de Convertibilidad, aprobado por ley del Congreso el 1º de abril de 1991, con una devaluación de arrastre del 40%. El Banco Central fue autorizado a cambiar la denominación del signo monetario desde enero de 1992, cuando se estableció el peso como moneda de curso legal, equivalente a 10.000 australes, y se fijó el tipo de cambio de 1 peso por dólar. Ese mismo año, se modificó la Carta Orgánica del Banco Central en función de un esquema económico parecido al de la etapa previa al proceso de industrialización y al de su misma creación como institución monetaria. El BCRA se convirtió en una mera Caja de Conversión, quedando anulada toda posibilidad de realizar una política monetaria activa para suavizar las fluctuaciones económicas. Por el contrario, ante las frecuentes crisis de los mercados externos –que en los años 90 fueron muchas, y resintieron la producción y el empleo en la Argentina–, el Banco Central sólo actuaba en salvaguarda del sistema financiero a pesar de los elevadísimos índices de desempleo, las quiebras y la caída de la producción.
Con el régimen de convertibilidad, el tipo de cambio fijo correspondía a una dura regla de política cambiaria, donde la emisión monetaria debía tener un total respaldo en dólares mientras el BCRA no podía legalmente emitir dinero para financiar, vía redescuentos, a los bancos privados u otorgar préstamos al gobierno. De este modo renunciaba a la creación de dinero doméstico y toda venta de reservas implicaba una absorción de moneda nacional. 
Al igual que en épocas de la “tablita” de Martínez de Hoz, la apertura comercial y la liberalización de los flujos de capital acompañaban estas medidas. El tipo de cambio se convertía entonces en el ancla del sistema de precios. La creación y absorción de dinero quedaban limitadas al ingreso o egreso de divisas, lo que transformaba la oferta monetaria en una variable exógena, no controlada por la política económica. La decisión de privatizar empresas públicas como forma de cancelar parte de la deuda externa, más la reestructuración de las empresas privatizadas, generaron un creciente desempleo, que en pocos años trepó en más de 10 puntos, acercándose al 20%.
En un esquema así, con apertura irrestricta de los mercados y retraso cambiario, la única forma de controlar el déficit externo y el déficit fiscal era aplicando políticas recesivas y de ajuste, a la espera de un milagroso flujo de capitales que pudiera compensar esa situación. Se trataba de una economía que crecía sólo con el endeudamiento externo, como sucedió unos pocos años hasta la crisis mexicana de 1995. 
En verdad el ciclo económico funcionaba de la siguiente manera. Los períodos de expansión se asociaban a un ingreso de divisas desde el exterior, que permitían sostener el déficit comercial que se generaba por la sobrevaluación del peso. Cuando los flujos de capital se interrumpían, el ciclo entraba en su fase depresiva y el ajuste recesivo equilibraba paulatinamente las cuentas externas. Sin embargo, la recesión disminuía los ingresos públicos y originaba una crisis fiscal que, al ser combatida con recortes en los gastos, profundizaba esa recesión sin disminuir la brecha. Esto se debía al peso creciente de los servicios de la deuda que se incrementaban exponencialmente, aun cuando se transfirieran sumas enormes de pagos al exterior.
Después de casi una década de mantenimiento del tipo de cambio fijo, en el marco de una amplia liberalización financiera, desregulación económica y apertura comercial, la demanda agregada estaba deprimida, la sobrevaluación cambiaria inhibía el crecimiento de las exportaciones y los elevados niveles de desempleo limitaban la revitalización del consumo, mientras que la crisis del endeudamiento externo amenazaba al régimen de convertibilidad y subordinaba toda política económica tendiente a reparar sus efectos negativos.

Liberalización y endeudamiento

El gobierno nacional tomó créditos en el exterior no sólo para financiar su propio desequilibrio financiero, sino para acumular reservas y compensar el déficit externo del sector privado. Esto permitía prolongar la vida del régimen, aunque a costa de levantar una pesada hipoteca hacia el futuro. El incremento sostenido del nivel de reservas era fundamental para el crecimiento de la economía, pues de él dependía el comportamiento de la oferta monetaria y del crédito, y por tanto la evolución de la demanda pública y privada. Este mecanismo implicaba que la actividad interna estuviera estrechamente ligada a la posición financiera exterior de la economía nacional, a través del nivel de reservas, que determinaban la base monetaria.
Esta lógica se reproducía y agravaba porque los ingresos de divisas gestionados por el Estado eran rápidamente fugados por el sector privado, que reducía sus pasivos y aumentaba sus activos en el exterior a costa de un aumento colosal de la deuda externa pública. La disminución de la liquidez elevaba las tasas de interés y, por esa vía, afectaba nuevamente los niveles de actividad económica. El achicamiento del consumo y, sobre todo, de la inversión, repercutía negativamente sobre el nivel de importaciones. Aún así, el superávit de la balanza comercial era insuficiente para contrarrestar el pago de intereses y el considerable incremento en la remisión de dividendos. 
El régimen de tipo de cambio fijo se puso en jaque finalmente en el año 2001, con el gobierno de Fernando de la Rúa, en coincidencia con el regreso de Cavallo al ministerio de Economía, cuando ya se constataba una permanente caída en las reservas internacionales del país, que constituían los activos que debían respaldar prácticamente el 100% de la base monetaria en pesos. La fuga de capitales del sector privado no financiero fue en ese año de 30 mil millones de dólares. 
En este contexto, el sábado 1º de diciembre, el gobierno decidió una serie de medidas que entraron en vigencia el lunes 3 del mismo mes. Las principales disposiciones de lo que se conocería como el “corralito” fueron: 

1) Por cada cuenta bancaria sólo era posible retirar hasta 1.000 pesos o dólares en efectivo por mes, a razón de 250 pesos a la semana. El resto se podía extraer con cheques o tarjeta de débito o crédito.
2) Los retiros de dinero podían ser en pesos o en dólares, según decidiera el titular de la cuenta. Los bancos no debían cobrar comisión ni tampoco modificar el tipo de cambio, que fue ratificado en el 1 a 1. 
3) Las extracciones eran acumulativas: si se sacaba menos de 250 pesos por semana, podían compensarse en el transcurso del mes. 
4) Los cheques de terceros debían depositarse ya que no se podrían cobrar más en ventanilla.
5) Quienes viajaran al exterior no podrían llevar, por cada persona mayor de edad, más de 1.000 dólares en efectivo. 
6) Quedaban prohibidas las transferencias de divisas al exterior, con excepción de las que correspondían a operaciones de comercio exterior, al pago de gastos o retiros que se realizaban –fuera del país– a través de tarjetas de crédito o débito emitidas en la Argentina. 

El objetivo perseguido con estas medidas no llegó a buen puerto. El peso continuaba sobrevaluado, la recesión no mostraba signos de revertirse y la situación social se agravaba día a día. La política económica basada en el endeudamiento externo y la liberalización de todas las variables económicas salvo una, el tipo de cambio, quedaba encerrada en los límites de un nuevo “corralito”. El esquema de la convertibilidad resultó un simple espejismo basado en falsas premisas: la Argentina no es Estados Unidos ni emite dólares y terminó con una crisis formidable, de la cual el pago de la última cuota del Boden 2012 es una de sus lejanas instancias en el tiempo. 

La desdolarización total de la economía resulta, sin embargo, una cuenta pendiente para evitar caer en este tipo de trampas, cuyas consecuencias son la fuga de capitales o la tenencia de una moneda que no nos pertenece como refugio de valor. La inflación no se combate proponiendo una paridad que no existe entre dos monedas dispares. El actual caso de la crisis del Euro, que en parte se parece a la crisis argentina de 2001-2002, reafirma estos conceptos.

* Economista e historiador.


© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

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Siria no descansa


Edición Nro 143 - Mayo de 2011

Por Patrick Seale*

Un año y medio después del inicio de los levantamientos en Siria, continúa la feroz represión por parte del régimen de Bashar Al-Assad. Un repaso histórico de la dinastía Al-Assad y de la realidad política, económica y religiosa del país permite comprender la situación actual.


oncentrado en su lucha contra las amenazas externas y en las crisis regionales, el presidente sirio Bashar Al-Assad pensaba que su país estaba al abrigo de la ola que viene inundando a los otros países. Así, declaró en una entrevista a The Wall Street Journal, el 31 de enero, en respuesta a una pregunta sobre la comparación entre Egipto y Siria: “Deben cambiar de punto de vista y preguntarse: ¿por qué Siria es estable, aun cuando nos encontramos en un contexto más difícil? Egipto fue apoyado financieramente por Estados Unidos, mientras que nosotros sufrimos un embargo por parte de la mayoría de los países del mundo. […] A pesar de todo eso, nuestro pueblo no se subleva. No se trata solamente de las necesidades básicas o de la reforma. Se trata de ideología, de convicciones, de la causa que se defiende. Existe una gran diferencia entre el hecho de defender una causa y un vacío ideológico”.

No era posible estar más equivocado: los sirios, a su vez, pidieron el fin de los arrestos arbitrarios y de las brutalidades policiales, la liberación de los prisioneros políticos, una prensa libre, la abolición del artículo 8 de la Constitución que afirma que el partido Baas “dirige el Estado y la sociedad” y el levantamiento del estado de emergencia, en vigor desde que el Baas tomó el poder, en 1963.

Reformas insuficientes

Todo comenzó en Deraa, una ciudad del sur, en la frontera con Jordania. Los disturbios estallaron cuando, en marzo, una docena de niños fueron detenidos por pintar grafitis hostiles al régimen. Indignados, los habitantes salieron a la calle. Como señalaba Joshua Landis, uno de los mejores observadores extranjeros de este país: “Deraa es muy pobre y musulmana [sunnita]. Reúne todo lo que plantea problemas en Siria: una economía en quiebra, una explosión demográfica, un mal gobierno y fuerzas de seguridad autoritarias” (1). El error –tal vez fatal– de los servicios de seguridad fue disparar a la multitud con balas reales.

Sin embargo, antes del estallido de la crisis, Al-Assad no presentaba las maneras de un dictador árabe tradicional. A sus 45 años, parecía modesto y no manifestaba la arrogancia de aquellos que han nacido para el poder. En 1994, cuando estudiaba oftalmología en Londres, la muerte accidental de su hermano mayor Bassel, sucesor designado de su padre, Hafez Al-Assad, proyectó hacia la arena política a un Bashar reticente. Hasta la reciente ola de matanzas, muchos sirios seguían apoyándolo, viendo en él a un hombre educado, moderno, un dirigente proclive a la reforma, mejor colocado que otros para llevar los cambios necesarios a buen puerto.

En 2000, cuando sucedió a su padre, Siria estaba retrasada, en ruptura con un mundo cada vez más globalizado y tecnológicamente avanzado. Sus primeras reformas fueron financieras y comerciales: los bancos y las compañías de seguros privadas fueron autorizados por primera vez en 2004; cinco años más tarde, en marzo de 2009, se produjo la apertura de la Bolsa. Actualmente, el país negocia su adhesión a la Organización Mundial del Comercio (OMC). El poder introdujo los teléfonos celulares e internet. Las escuelas y universidades privadas se multiplicaron.

El Presidente estableció con Turquía una alianza política y económica –se suprimieron las visas entre ambos países–, lo que favoreció el comercio entre las regiones fronterizas, beneficiando particularmente a Alepo. La ciudad vieja de Damasco fue revitalizada, algunas casas antiguas restauradas, y se abrieron muchos restaurantes y hoteles para recibir un flujo creciente de turistas.

No obstante, estas reformas favorecieron el agravamiento de las desigualdades y el aumento del desempleo (2), sin mencionar un elevado nivel de corrupción, mucho más importante que en Túnez o en Egipto. Un tercio de la población vive bajo la línea de pobreza. Se van agotando los de por sí limitados ingresos petroleros, y el país, víctima de varios años de sequía y de una mala gestión, se volvió importador de trigo.

Los manifestantes no están estructurados políticamente y no ha surgido ningún líder. Como en los demás países árabes, la gente se organizó de forma espontánea, ya que la represión de las últimas décadas dejó muy pocas estructuras funcionando. Por último, las divisiones de un país de mayoría árabe sunnita, pero que incluye importantes minorías alauita (3) (entre el 12 y el 15%) –de la que proviene la familia Al-Assad y la mayoría de los cuadros militares y políticos–, cristiana (10%), sin hablar de los drusos y kurdos (4), no facilita la identificación de los grupos. Lo que es seguro es que las corrientes islamistas son poderosas, y el propio Presidente lo ha reconocido a su manera: una de las primeras reformas adoptadas después de un encuentro con los religiosos sunnitas fue permitir el regreso al trabajo de 1.000 maestras excluidas por usar el niqab (5) y… el cierre del único casino del país. Aunque debilitados, los Hermanos Musulmanes ejercen su influencia y se han oído en las manifestaciones numerosos eslóganes contra los alauitas y algunas minorías, especialmente los cristianos. El régimen no duda en manipular estas tensiones.

Como una nube oscura sobre esta escena planea la memoria de las masacres de Hama, en 1982, cuando Hafez Al-Assad aplastó de manera sangrienta una insurrección armada de los Hermanos Musulmanes. Este grupo islamista había lanzado en 1977 una serie de ataques terroristas contra el régimen, matando a sus partidarios. Tomó el control de la ciudad de Hama, en el centro del país, donde asesinó a los miembros del partido Baas y a los funcionarios del gobierno, sobre todo los alauitas. El gobierno respondió sin piedad. En represalia, la ciudad fue bombardeada por el ejército, y numerosos habitantes fueron asesinados. Se ignora la cifra exacta de muertos, pero estaría entre 10.000 y 20.000. Treinta años más tarde, algunos islamistas sueñan con la revancha, mientras el poder juega con los temores de los alauitas y de las otras minorías.

Ciertamente, en su discurso del 16 de abril, el presidente Al-Assad anunció una serie de reformas (nueva ley sobre los partidos políticos, sobre la prensa, etc.), incluyendo el levantamiento del despreciado estado de emergencia. Pero el impacto de estas medidas quedó anulado cuando se supo que las fuerzas de seguridad seguían disparando a los civiles. La entrada del ejército en Deraa y las informaciones parciales sobre las masacres cometidas en esta ciudad parecen dar vuelta una página.

Los años de ejercicio del poder endurecieron al presidente Bashar Al-Assad; se hizo más autoritario. Desarrolló el gusto por el control sobre toda la sociedad, desde los medios de comunicación a la universidad o la economía, a través de su familia –especialmente su primo Rami Makhlouf que controla, entre otras cosas, una de las compañías de telefonía móvil–, o de sus hombres de confianza. En lugar de ser un sistema de participación popular, que hace llegar las opiniones desde la base a la dirección, el partido Baas se convirtió en un simple instrumento de movilización, un medio para recompensar la lealtad y castigar la disidencia. Cualquier expresión libre es imposible; las decisiones políticas siguen siendo exclusividad de un pequeño grupo que gravita en torno al Presidente y de los servicios de seguridad (6). Además, Al-Assad, como su padre, detesta que lo apuren y no quiere dar la impresión de ceder a la presión.

Para llevar a cabo verdaderas reformas, siempre que tome esa decisión, debería traicionar los intereses de su familia ampliada, los de los jefes de sus servicios y del ejército –especialmente su hermano Maher, comandante de la guardia presidencial y uno de los elementos más duros del régimen–, de las figuras poderosas de la comunidad alauita, y de ricos comerciantes sunnitas de Damasco cercanos al poder. La nueva burguesía, numéricamente poco importante pero poderosa, se enriqueció durante la transición de la economía estatal a la economía de mercado; también cuenta con el Presidente. ¿Tiene Al-Assad la voluntad de poner término a los métodos brutales de la policía y de los servicios de seguridad que él mismo avaló? Es posible dudar de ello, sabiendo que esas prácticas llevan medio siglo –e incluso más–, porque la autocracia en la región, como en Siria, tiene raíces profundas.

El combate contra Israel

Pero el régimen también debe tener en cuenta a sus enemigos en el Líbano, en Jordania, en Irak y en Arabia Saudita, sin olvidar a Israel, y en el seno de las redes de exiliados sirios en Londres, París y Washington. Algunos cuentan con apoyos en Estados Unidos. Según cables diplomáticos revelados por WikiLeaks y publicados el 17 de abril de 2011 por The Washington Post, el Departamento de Estado financió secretamente a la oposición siria –en particular a las redes londinenses– por un monto de 12 millones de dólares entre 2005 y 2010.

El régimen del hijo se inscribe en una continuidad con el del padre. Al elegir a Bashar –antes que al vicepresidente Abdel Halim Khaddam o a otro dignatario que lo había servido con lealtad–, Hafez Al-Assad le legó un sistema autocrático centralizado, apoyado en una presidencia todopoderosa, así como en toda una serie de aliados y enemigos en la escena regional e internacional que, en conjunto, determinaron la política siria a largo plazo. Concebir e implementar importantes reformas internas, como lo exige la situación actual, requeriría un cambio radical de prioridades, ya que la política exterior ha sido para los Al-Assad, en el curso de las últimas décadas, una cuestión vital que acaparó la parte principal de su energía.

La carrera de Hafez y luego la de su hijo se estructuraron a partir del conflicto con Israel. Siria tuvo que sobrevivir y luchar en un entorno mesoriental hostil, modelado por la brillante victoria de Tel-Aviv durante la guerra de junio de 1967, por su ocupación de vastos territorios –entre ellos la meseta siria del Golán–, y por su estrecha alianza con Estados Unidos. Así se afirmó una forma de hegemonía estadounidense-israelí de la que Siria, desde entonces, trata de desprenderse. La guerra de 1973, lanzada por El Cairo y Damasco con el propósito de alcanzar una paz global, tuvo algunos éxitos iniciales. Pero, en 1979, Egipto se retiró de los combates y firmó una paz separada con Israel, dejando a la región aun más expuesta a la dominación del Estado hebreo.

Frente a esas amenazas, Siria estableció una asociación con la nueva República Islámica de Irán. Y después de la invasión del Líbano por Israel, en 1982, cuyo objetivo era destruir a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y atraer al país del cedro a su órbita, Damasco se alió con la resistencia chiita en el sur. Llevando a cabo una guerra de guerrillas, disponiendo del apoyo logístico y militar de Irán y de Siria, Hezbollah logró en mayo de 2000, después de 18 años de ocupación, expulsar a las fuerzas israelíes y liberar el país. Así, se reforzó el eje Damasco-Teherán-Hezbollah-Hamas, principal rival regional de Estados Unidos y de Israel.

Ni Estados Unidos ni Israel ahorraron fuerzas para destruir ese eje e impedir que adquiriera una capacidad de disuasión. Irán debió enfrentar sanciones y amenazas militares a causa de su programa nuclear. Hezbollah debió resistir las amenazas israelíes, incluida la guerra de julio-agosto de 2006. Siria fue sometida a intimidaciones, al aislamiento, a las sanciones estadounidenses y a un ataque israelí, en septiembre de 2007, a un sitio que se suponía alojaba equipamientos nucleares.

Fue un aprendizaje difícil para el presidente Al-Assad. Como su padre antes que él, debió resolver una serie de crisis potencialmente mortales. Pudo enorgullecerse de haber procurado al país una cierta forma de estabilidad y de seguridad. Los ciudadanos sirios, comparados con los del Líbano o Irak, que sufrieron su cuota de guerras destructoras, ¿no deberían contentarse con su suerte? “La más sublime forma de libertad –escribió el 25 de abril el diario oficial Tishrin– es la seguridad de la patria”.

Pero estas declaraciones ya no alcanzan. Como señala en su editorial del 27 de marzo Abdelbari Atwan, jefe de redacción del diario árabe Al-Quds (Londres) –un diario conocido por hablar francamente, por su apoyo a los palestinos y por su oposición a la injerencia de Estados Unidos–, “la solidaridad con la resistencia libanesa [Hezbollah], la acogida de los secretarios generales de las organizaciones palestinas [especialmente Hamas] cuando todas las capitales árabes les habían cerrado la puerta en la cara, son posiciones respetables, por las que estamos agradecidos al régimen sirio, y por las que pagó un alto precio. Pero no vemos ninguna contradicción entre esas posiciones y la satisfacción de las demandas del pueblo sirio y, si existe alguna contradicción, preferimos que el régimen suspenda su apoyo al pueblo palestino y a su causa, y que responda a las demandas de su pueblo de extender las libertades y de combatir la corrupción. (…) Porque los pueblos oprimidos no son capaces de liberar los territorios ocupados, y los ejércitos de las dictaduras no son capaces de llevar a cabo una guerra victoriosa”.

1 En su blog Syria Comment, “Deraa: The government takes off its gloves: 15 killed”, 23-3-11.

2 Samir Aita, Les travailleurs arabes hors-la-loi, L’Harmattan, París, 2011.

3 Secta musulmana a menudo clasificada como chiita.

4 Varios centenares de miles de kurdos fueron privados de su nacionalidad. En 2004, el presidente Assad prometió devolvérselas, pero esa promesa no fue cumplida. La renovó durante la actual crisis.

5 El niqab es un velo que cubre la cara en su totalidad, dejando sólo una pequeña ranura horizontal para los ojos (N. de la T).

6 Véase Judith Cahen, “Frustraciones de la ‘primavera de Damasco’”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Buenos Aires, noviembre de 2002.

* Periodista. Autor de The Struggle for Arab Independence: Riad el-Solh and the Makers of the Modern Middle East, Cambridge University Press, 2010.


Traducción: Lucía Vera
Un año y medio después del inicio de los levantamientos en Siria, continúa la feroz represión por parte del régimen de Bashar Al-Assad. Un repaso histórico de la dinastía Al-Assad y de la realidad política, económica y religiosa del país permite comprender la situación actual.
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