martes, 31 de mayo de 2011

Día Mundial Sin Tabaco 2011


Tema: El Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco

 La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha elegido el"Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco" como tema del próximo Día Mundial Sin Tabaco, que se celebrará el martes 31 de mayo de 2011.
El Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco (CMCT de la OMS) es el principal instrumento de control del tabaco a nivel mundial. Además, es el primer tratado que se ha negociado bajo los auspicios de la OMS y como tal representa un logro fundamental en el progreso de la salud pública. Aunque está en vigor solo desde 2005, el Convenio, que cuenta con más de 170 Estados Partes, ya se ha convertido en uno de los tratados más rápida y ampliamente adoptados en la historia de las Naciones Unidas. Basado en datos fidedignos, el CMCT de la OMS reafirma el derecho de todo ser humano al goce del grado máximo de salud y confiere una nueva dimensión jurídica a la cooperación en la esfera del control del tabaco.
El Día Mundial Sin Tabaco 2011 se ha concebido para poner de relieve la importancia general del tratado, destacar las obligaciones de las Partes dimanantes del tratado y promover la función esencial de la Conferencia de las Partes y la OMS en la prestación de apoyo a las iniciativas nacionales encaminadas a cumplir esas obligaciones. La Conferencia de las Partes es el órgano central y deliberante del tratado.
Actualmente el mundo necesita el CMCT de la OMS tanto o más que en 1996, cuando la Asamblea Mundial de la Salud adoptó una resolución en la que se pedía un convenio marco internacional para el control del tabaco. El tabaquismo es la principal causa prevenible de mortalidad en el mundo. Este año más de 5 millones de personas morirán por ataque cardiaco, accidentes cerebrovasculares, cáncer, dolencias pulmonares u otras enfermedades relacionadas con el tabaco. En ese número no están incluidas las más de 600 000 personas de las que más de una cuarta parte serán niños - que morirán por haber estado expuestos al humo de tabaco ajeno. El número de muertes que se cobra cada año la epidemia global de tabaquismo podría alcanzar los 8 millones en 2030. Después de haber matado a 100 millones de personas en el siglo XX, el tabaquismo podría acabar con 1000 millones de vidas durante el siglo XXI.
Como cualquier otro tratado, el CMCT de la OMS entraña obligaciones jurídicas para sus Estados Partes, es decir, los países (y la Unión Europea) que se han adherido oficialmente a él.
Entre esas obligaciones destacan las siguientes:
  • Proteger las políticas de salud pública de intereses comerciales y otros intereses creados de la industria tabacalera.
  • Adoptar medidas relacionadas con los precios e impuestos para reducir la demanda de tabaco.
  • Proteger a las personas contra la exposición al humo de tabaco.
  • Reglamentar el contenido de los productos de tabaco.
  • Reglamentar la divulgación de información sobre los productos de tabaco.
  • Regular el empaquetado y etiquetado de productos de tabaco.
  • Advertir a la población de los peligros del tabaco.
  • Prohibir la publicidad, la promoción y el patrocinio del tabaco.
  • Ofrecer ayuda para abandonar la adicción al tabaco.
  • Luchar contra el comercio ilícito de productos de tabaco.
  • Prohibir la venta a menores y por menores.
  • Apoyar actividades alternativas económicamente viables al cultivo de tabaco.

sábado, 28 de mayo de 2011

Egipto reabre de forma definitiva su frontera con Gaza


El cambio de política aliviará el embargo que sufre la Franja desde 2007


NURIA TESÓN | Rafah 28/05/2011

Pasadas las nueve de la mañana Egipto abría su frontera con Gaza de forma indefinida rompiendo así el cerco que desde 2007 mantiene la libertad de un millón y medio de personas supeditada a los antojos del Gobierno de Israel. No había gran expectación en Rafah a aquellas horas. La mayor parte de los informadores habían sido retenidos desde las siete de la mañana en los controles previos al puesto fronterizo, con argumentos para todos los gustos. Las viejas costumbres, tarde se olvidan, y el rais Hosni Mubarak cayó de su pedestal apenas hace 100 días. Tampoco en la frontera, hubo gran afluencia a primera hora. Sin embargo, el goteo ha ido creciendo, hasta convertirse en un chorro constante, sobre todo de salida de la Franja. Aunque también de entrada. A estas horas más de 300 personas han cruzado ya del lado palestino al egipcio. La media normal diaria es de 500 y suele llegar más gente por las tardes, a los responsables del puesto les cuesta aventurar cifras.


Portamaletas, camareros y el tendero del pequeño puesto de chucherías que, en tierra de nadie, alimenta a los que esperan el sello en su pasaporte, todos hacen el agosto hoy. Y se alegran, no sólo por el negocio, sino por los rostros que van y vienen y sonríen y esperan un poco más tranquilos que ayer. "Hace cuatro años que no veo a mis nietos", señala Asmaa, una anciana con la cara llena de tatuajes protectores tradicionales. "Al fin voy a poder besarlos", exclama ante la ventanilla, mientras espera que le devuelvan su pasaporte sellado.
El Gobierno interino egipcio, bajo control de facto del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, ya había anunciado hace semanas su intención de abrir de forma permanente el puesto fronterizo de Rafah, el único de la Franja de Gaza que no está bajo control israelí. Finalmente, hace unos días el Estado egipcio marcó el sábado 28 de mayo como el del inicio de una nueva política en la era pos Mubarak. Una política que viene a respaldar el acuerdo firmado entre las distintas facciones palestinas y que ha sido bien recibida en la comunidad internacional, no así en Israel. Mientras ayer, líderes destacados de Hamas reconocían este primer paso de los egipcios como un signo positivo hacia la causa palestina, Israel lo interpretaba en términos de seguridad. Y aludía al peligro que suponía reabrir el puesto.
Sin embargo en el control de seguridad de Rafah, los egipcios no muestran signos de preocupación al respecto. "Es imposible que puedan pasar drogas o armas. Se registra a todo el mundo y se les hace pasar por detectores de metales", señala un responsable. En los arcos, cargados de bultos, hombres y mujeres pasan una y otra y hasta cuatro veces haciendo saltar las alarmas; se quitan los cinturones, buscan entre los pliegues del hiyab... Después, reconocimiento manual y paso otra vez por el arco.
Estados Unidos ha mostrado también su confianza en que los egipcios puedan controlar la frontera adecuadamente. Hasta ahora sólo los estudiantes, enfermos que fueran a recibir tratamiento o los que tuvieran un pasaporte extranjero podían cruzar la frontera que estaba abierta cinco días por semana, aunque no de forma permanente.
Aunque la frontera no se abrirá para el comercio, significará una mejora para la economía de Gaza. Pero sobre todo, aliviará la sensación de aislamiento que su población sufre desde 2007. "No se puede tener a un millón y medio de personas encarceladas", afirma Ahmed. Él es uno de los afortunados que ha podido cruzar de forma habitual ("dos o tres veces al año"), la frontera egipcia por razones médicas. No todos han tenido esa suerte. Muchos llegan por primera.

El 15-M intenta dar continuidad al movimiento con asambleas vecinales


Cientos de personas asisten a decenas de reuniones en Madrid

Los ‘indignados’ barceloneses limpian la plaza de Catalunya tras los incidentes de ayer


Las asambleas convocadas por los acampados del 15-M en plazas de todos los barrios madrileños este mediodía cuentan con una buena asistencia, quizá espoleados por la violenta actuación de ayer de los Mossos d’Esquadra contra los indignados de Barcelona. El reto, dar continuidad al Movimiento 15-M, que había perdido fuerza tras las elecciones, a través de su expansión por toda la ciudad y su conversión en un movimiento vecinal.

Un millar de vecinos en la plaza de Olavide, en el castizo barrio de Chamberí. Lavapiés a rebosar. Unos 500 en el barrio de la Concepción… En las reuniones, convocadas en 40 puntos de la capital y unos 70 municipios de la Comunidad, se discuten también temas organizativos, como dónde y cuándo celebrar próximos encuentros. Mañana, día en que se cumple la segunda semana del campamento, se pondrá en común el trabajo de todas ellas en la asamblea general de las 12.00 en la puerta del Sol, que también deberá decidir si se mantiene la acampada.
"Pretendemos conseguir un portavoz de asamblea en cada barrio", contaba una de las impulsoras de la iniciativa hace unos días. También se está promoviendo la web www.madrid.tomalaplaza.net para que la participación también pueda ser vía Internet.
Los cerca de mil asistentes a la reunión de la plaza de los Carros, en La Latina, aplauden ante las distintas propuestas. Han aprobado los cuatro puntos de mínimos decididos hace dos días en Sol, e intentan decidir qué propuesta llevarán sobre la continuidad del campamento, informaManuel Cuellar. Una idea es que se celebren asambleas de barrio quincenales, y dejar en Sol un punto de información y coordinación fijo (como una caseta) para aquellos que no tengan acceso a Internet o a otros medios.
De prosperar las asambleas vecinales, podría suponer una salida para un movimiento que se enfrenta a cada vez mayores presiones por parte de los comerciantes de la zona y del Gobierno regional para que abandonen la céntrica plaza de Sol. La Comisión Legal de la Acampada ha salido hoy al paso de las declaraciones del consejero de Presidencia, Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid, Francisco Granados, en las que insta al Ministerio del Interior a llevar a cabo el desalojo de la plaza.
El movimiento ha negado la existencia de inseguridad en la zona, y ha asegurado que los servicios municipales de limpieza acreditan que tampoco hay problemas de salubridad en la plaza, según su página web.
La Comisión Legal niega que se esté interrumpiendo el tráfico rodado en la Puerta del Sol, que se esté afectando al pequeño comercio de la zona o que la acampada padezca problemas de higiene o salubridad. De hecho, los técnicos municipales de Salud solo han detectado fallos menores, tras lainspección realizada el pasado jueves.
Las condiciones de higiene y seguridad fueron precisamente las razones aducidas ayer por el Gobierno de la Generalitat para justificar la dura actuación de los Mossos d’Esquadra al intentar desalojar a losindignados acampados en la plaza de Catalunya, en Barcelona, que se saldó con 121 heridos. Hoy, los manifestantes se han dedicado a limpiar la plaza, para demostrar que la actuación policial fue innecesaria. Mientras, el conseller de Interior, Felip Puig, ha sido abucheado y recibido al grito de “¡Dimisión!” por cien jovénes durante un acto en Valls.
Armados de escobas, fregonas, agua, jabón y lejía, los simpatizantes del 15-M en Barcelona han limpiado el amplio círculo central de la plaza de Catalunya con mucho mayor ahínco que en días anteriores.
Elaborado con información de Antonio Fraguas

Los “indignados” catalanes fueron reprimidos pero volvieron a la plaza

Por primera vez desde que comenzaron las protestas hace casi dos semanas, la policía desalojó con violencia a los manifestantes. El gobierno anunció que podría tomar la misma actitud con los jóvenes que acampan en la Puerta del Sol. 


Por primera vez desde que los “indignados” plantaron sus campamentos por toda España, las fuerzas de seguridad cargaron ayer contra ellos y desalojaron en Barcelona la céntrica Plaza de Catalunya, en una acción que provocó dos detenidos y 121 heridos leves, 37 de ellos agentes de policía. Horas después del enfrentamiento, que tuvo lugar por la mañana, las fuerzas de seguridad abandonaron el lugar y los acampados recuperaron la plaza. Y no sólo lo hizo el millar de personas que se encontraba allí cuando intervinieron las fuerzas policiales, sino que miles de ciudadanos se fueron uniendo a la protesta a lo largo de la tarde y anoche superaban ya los 12 mil. 

En contradicción con anteriores declaraciones, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero anunció que va a estudiar con las fuerzas de seguridad la posibilidad de desalojar la Puerta del Sol en Madrid, epicentro y símbolo de las protestas que desde el 15 de mayo piden un cambio del modelo político y social en España. “Voy a analizar con la policía la situación y ya tomaremos una decisión”, manifestó el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, después de que el ejecutivo regional de Madrid, en manos del conservador Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy, instara al gobierno a desalojar a los acampados. 



http://www.elargentino.com/nota-141232-Indignados-catalanes-fueron-reprimidos.html

miércoles, 25 de mayo de 2011

Los fantasmas de la Plaza Roja

Controversia sobre Stalin



por Jean-Marie Chauvier
Periodista.


Mientras el Kremlin anuncia la desclasificación de archivos de la era soviética, la prensa denuncia el resurgimiento del culto a Stalin en la actual política rusa, adjudicable principalmente a Vladimir Putin. Tras la condena total al comunismo de la década de 1990, se reabre el debate entre visiones que perciben el pasado de forma contrapuesta.

Traducción: Lucía Vera


Para la prensa no hay ninguna duda: “Stalin is back”; Putin se “apresuró a rehabilitar la Unión Soviética y el culto a Stalin”; además, “Putin es Stalin con internet” (1). Desde el Kremlin suena otra campana. El presidente Dimitri Medvedev recuerda los “crímenes de Stalin” (Izvestia, 7-5-10) con mayor voluntad que su primer ministro Vladimir Putin. El consejero del Kremlin en Derechos Humanos, Mijail Fedotov, anunció la desclasificación de archivos con el fin de marcar “el adiós al totalitarismo” (Interfax, 1-2-11). Y, desde fines de los años 1980, no pasa una semana sin nuevas “revelaciones”. Coloquios, medios de comunicación y series televisivas alimentan las inculpaciones. Los dirigentes han agregado recientemente una nueva pieza al expediente: el reconocimiento de la masacre de oficiales polacos en Katyn en 1940. Raramente una sociedad ha actuado de este modo, al punto de “desencantar” su historia. Entonces, ¿hablamos del mismo país?
Al igual que en el pasado soviético, la personalidad del vojd (“guía”) incita una guerra de palabras y símbolos que ni siquiera perdona a la momia de Lenin en su mausoleo de la Plaza Roja. Los opositores liberales exigen que se desbauticen los lugares públicos que tienen nombres de “verdugos” comunistas entre los cuales está Rosa Luxemburgo, acusada de terrorismo y de haber desencadenado una guerra civil (2).

Monumentos en disputa

Sin embargo, “la era soviética” no se reduce a Stalin. Una duró 73 años y la otra “reinó” durante 25 años. Tres años después de la muerte del dictador soviético, el 5 de marzo de 1953, sus crímenes fueron oficialmente denunciados por Nikita Kruschev al término del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética. También lo fueron en 1961, durante el XXII Congreso que decidió el retiro de los restos de Stalin del mausoleo donde reposaban junto a los de Lenin. Hacia fines de los años 1960, Leonid Breznev eligió hacer de ello un tabú. Una segunda desestalinización tuvo lugar a partir de 1985 con Mijail Gorbachov, quien llevó a la ruptura con el bolchevismo y con la celebración de la Revolución de Octubre. Un nuevo “patriotismo de Estado” sustituyó a las tradiciones soviéticas (3).
Después de 1961 las estatuas de Stalin desaparecieron, salvo en Gori, su ciudad natal en Georgia. En junio de 2010, el presidente georgiano Mijail Saakashvili hizo desmontar la más imponente. En el impulso ordenó dinamitar el memorial de Kutaisi dedicado a los héroes soviéticos (no sólo a los “rusos”) de la guerra contra la Alemania nazi. Accidentalmente, una georgiana y su hija perecieron en la explosión. En Ucrania, una estatua erigida por los comunistas en 2010, en Zaporoje, fue destruida hacia fines de diciembre por los “banderistas” (4). Las disputas por monumentos, bustos y otros museos prosiguen.
La prensa denunció el resurgimiento de retratos de Stalin y de banderas soviéticas en el espacio público. En realidad, sólo las exhiben los opositores comunistas y los veteranos… En mayo de 2010, el ex alcalde de Moscú, Yuri Lujkov, quiso decorar la capital con algunas efigies del “comandante en jefe” durante las fiestas del Día de la Victoria. El Kremlin se lo impidió. Sin ser estalinista, el alcalde sostenía la muy difundida idea de que celebrar mayo de 1945 escamoteando a Stalin equivalía a evocar la batalla de Inglaterra callando el nombre de Churchill, o la liberación de París sin mencionar a De Gaulle. En cuanto a la bandera “soviética”, enarbolada cada 9 de mayo durante los desfiles de la Victoria –una copia fiel (se dice) de la izada sobre el Reichstag en 1945–, se pretendió, mediante una ley votada por la Duma en 2007, reemplazar en ella la hoz y el martillo por una estrella blanca. El presidente Putin no la firmó.
Las obras anticomunistas abundaron durante los años 1990. Lenin y Trotski a veces le disputaban a Stalin el mejor lugar en el podio de los “peores que Hitler”. Pero una vez queEl archipiélago del Gulag de Alexandre Solzhenitsyn fue introducido en los programas escolares, ¿había que sorprenderse de una contracorriente estalinista? Desde entonces, los manuales escolares, que no ignoran el Gulag, mencionan las cualidades de manager de Stalin y la “modernización” que presidió. En octubre de 2010, los docentes fueron invitados a inspirarse en un “patriotismo” todavía mal definido.

Visiones ambivalentes del pasado

En esta controversia se enfrentan dos núcleos duros. Por un lado, los estalinistas, principalmente el Partido Comunista de la Federación Rusa de Guenadi Ziuganov. Ellos se jactan de la construcción socialista, la industrialización de los años 30, “sin la cual la victoria sobre Hitler no hubiera podido lograrse”, la revolución educativa, cultural y sanitaria y el aumento de la esperanza de vida. Las olas de represión no son negadas, pero están aminoradas y parcialmente justificadas. Con buena lógica conspiracionista, la “destrucción de la URSS” se atribuye de buena gana al “imperialismo”, a los servicios secretos estadounidenses, al “sionismo mundial” y a los “traidores” Gorbachov-Yakovlev-Yeltsin (5).
A esta requisitoria responden los que abogan a favor de Boris Yeltsin y de Yegor Gaidar (el encargado de poner en práctica la “terapia de shock”) “que salvaron a la URSS del hambre y la guerra civil”. Los círculos demócratas liberales, indiferentemente cercanos al poder o a la oposición, ponen de relieve el Terror, la hambruna de 1932-1933 (calificada oficialmente de genocidio en Ucrania), el Gulag, la debacle de 1941 y las estimaciones máximas de víctimas difundidas desde Solzhenitsyn. La victoria, piensan ellos, se logró “a pesar” de ese jefe, a la vez cruel y cretino, y no “gracias a él”. Temas favoritos de esta campaña: Stalin es responsable de la guerra e incluso ha “provocado” la invasión hitlerista (6). ¿Cinco millones de prisioneros caídos en manos de los alemanes? También en este caso acusan a Stalin.
Entre esos dos polos surge una discusión más sutil. Encuestas de opinión muestran visiones ambivalentes del pasado: se condena la represión sin desacreditar los sacrificios de los ancestros constructores o de los combatientes. La memoria está, de hecho, dividida por la propia diversidad de las épocas y de las situaciones vividas. Como lo prueba toda una literatura desconocida para el público occidental: historias de regiones, de obras en construcción y de empresas, la memoria de los campesinos, obreros, veteranos, “zeks” (prisioneros de los campos), diarios personales, estudios de lo cotidiano y de las mentalidades. Se evocan (y a veces se confunden) tiempos diferentes. Los testigos de los grandes cambios son escasos, contrariamente a los de los años 1953-1985, asociados al mayor bienestar y a la estabilidad. De una generación a otra, no se recuerda la misma “era soviética”.
Otro enfoque, geopolítico, sólo pretende juzgar ese pasado con la vara de las pérdidas y ganancias de la potencia. Stalin puede ser jefe criminal y genio político al mismo tiempo: su papel en 1939 y durante la guerra es examinado sin alabanzas ni diatribas. Este análisis más frío permite también hablar de la actualidad, de territorios y de fronteras, de la situación histórica de Rusia, de la “disgregación” que la amenaza en nuestros días. A partir de eso, los desafíos políticos reaparecen. La desclasificación de archivos puede servir de pretexto a diversas manipulaciones. Así, “la cuestión Stalin” divide muy oportunamente al frente anti-Putin…
La “modernización”, leitmotiv al gusto del momento, entra en consonancia con el pasado. Una opción liberal, pro-occidental, europea –que privilegia el discurso del presidente Medvedev– sería contraria a una economía de movilizaciones nacionales inspirada en el ejemplo chino y en la idea de “eurasia”… En todos los casos, la mejora de la competitividad rusa en el mercado global exigiría dolorosas medidas sociales, poco compatibles con lo que un intelectual liberal llamaba recientemente “el cemento socialista”, que reafirma la reflexión de los rusos.
De ahí también el interés de sacar a Lenin del mármol de su mausoleo para enterrarlo lejos del cementerio (soviético) del Kremlin, que también podría resultar arrasado. El portavoz de esta exigencia es Vladimir Jirinovski, líder del muy nacionalista Partido Liberal Democrático de Rusia. Durante un debate televisivo describía a Lenin como la encarnación del mal absoluto (REN TV, 5-5-10). Tolerarlo, incluso muerto, en la Plaza Roja, sugeriría que el poder soviético todavía sobrevive. Un estudiante de 16 años, que no le encontraba ningún sentido a este debate en torno a un “ex presidente”, hizo saber que su problema eran los estudios que no podía pagarse. El animador le preguntó si el entierro o no de Lenin cambiaría algo. “No”, respondió el estudiante. ¿Soñaba acaso con la gratuidad de la enseñanza? La pregunta no le fue planteada.

Libération, París, 3-3-10; Le Figaro, París, 7-4-10; Le Point, París, 11-10-07. Véase tambiénTime, Nueva York, 22-12-09; Forbes.com, 16-3-10, y Rossiaprofile.org, 14-5-10.
Novaïa Gazeta, Moscú, y la asociación “Memorial”24-1-11.
3 Véase “Entre la nostalgia soviética y el nuevo patriotismo de Estado” y “La ‘nueva Rusia’ de Vladimir Putin”Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Buenos Aires, marzo de 2004 y febrero de 2007 respectivamente.
4 Partidarios de Stepan Bandera (1909-1959), ex líder de la Organización de Nacionalistas Ucranianos.
Véase, por ejemplo, el sitio pro-stalinista http//stalinisme.narod.ru
6 Novaïa Gazeta, Moscú, 23-2-10.

J.M.C
INFORME DIPLÓ II

Cuando el pueblo islandés vota contra los banqueros

Un laboratorio liberal arrasado por la crisis



por Robert Wade y Silla Sigurgeirsdóttir
Profesor de Economía Política de London School of Economics y profesora de Políticas Públicas en la Universidad de Islandia, respectivamente. Este artículo es una versión modificada y actualizada de un estudio publicado en New Left Review, Nº 65, Londres, septiembre-octubre de 2010.


En Estados Unidos los republicanos luchan por recortar el presupuesto federal; en Grecia, una posible restructuración de la deuda refuerza la austeridad. Los gobiernos, ante la presión de los especuladores, optan por hacer pagar el costo a la sociedad. En cambio, los islandeses proponen enviarle la factura de la crisis a quienes la provocaron.

Traducción: Lucía Vera


Isla pequeña, grandes preguntas. ¿Deben los ciudadanos pagar por la locura de los banqueros? ¿Existe todavía alguna institución vinculada a la soberanía popular capaz de oponer su legitimidad a la supremacía de las finanzas? Esto es lo que estaba en juego en el referéndum organizado el pasado 10 de abril en Islandia. Ese día el gobierno sondeaba la opinión de la población por segunda vez: ¿aceptan ustedes reembolsar los depósitos de particulares británicos y holandeses en el banco privado Icesave? Y, por segunda vez, los habitantes de la isla devastada por la crisis iniciada en 2008 respondieron “no”; lo hizo el 60% de los votantes, contra el 93% en la primera consulta, en marzo de 2010.
El final de la votación adopta un tono particular en un momento en que, bajo la presión de los especuladores, de la Comisión Europea y del Fondo Monetario Internacional (FMI), los gobiernos del Viejo Continente imponen políticas de austeridad para las cuales no fueron elegidos. La dominación del mundo occidental por parte de las instituciones financieras, liberadas de cualquier restricción, inquieta incluso a los turiferarios de la desregulación. Luego del referéndum islandés, el editorialista del muy liberal Financial Times se alegró de que “fuera posible colocar a los ciudadanos antes que a los bancos” (13-4-11). Una idea que aún encuentra poco eco entre los dirigentes políticos europeos.
Si Islandia es hoy un “caso de libro”, es porque este país ofrece un ejemplo químicamente puro de las dinámicas que, durante los años 1990 y 2000, permitieron a los intereses privados dictar regulaciones públicas que llevaron a inflar la esfera financiera, a desencajarla del resto de la economía y, finalmente, a su implosión.
En 2007, justo antes de la crisis, todo iba de la mejor manera posible: el ingreso promedio islandés se ubicaba en el quinto puesto del rango mundial y aventajaba en un 60% al de Estados Unidos. En ese momento, los restaurantes elegantes de Reikjavik dejaban a los de Londres como mediocres cantinas. Los artículos de lujo inundaban los negocios y enormes 4x4 obstruían las calles. Un año antes, un estudio internacional había identificado a la población de la isla como la más feliz del planeta (1). Una gran parte de su prosperidad se apoyaba en el acelerado crecimiento de tres bancos islandeses. Hasta 1998 habían sido pequeñas empresas del sector público, pero fueron creciendo rápidamente hasta ubicarse entre los trescientos bancos más importantes del mundo y sus activos pasaron del 100% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2000, a casi el 800% en 2007, un nivel que sólo superaba Suiza.
La crisis económica estalló a fines de septiembre de 2008. Después de la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers, los mercados monetarios se comprimieron (2). Incapaces de devolver el dinero a sus acreedores, los tres grandes bancos islandeses fueron nacionalizados. Accedieron así a un grupo menos glorioso: el que publicó la agencia de calificación de riesgos Moody’s como el de las once catástrofes financieras más espectaculares de la historia.

De una estructura feudal al neoliberalismo

A comienzos del siglo XX, después de más de seiscientos años de dominación extranjera, las estructuras sociales de Islandia seguían siendo las más feudales de los países nórdicos. La pesca dominaba la economía y generaba la mayor parte de las entradas de divisas extranjeras, permitiendo que el comercio se desarrollara gracias a las importaciones. Esto estimuló nuevas actividades: construcción, servicios e industria liviana. Después de la Segunda Guerra Mundial la economía entró en un período de crecimiento más sostenido, favorecida por diversos factores: la ayuda ligada al Plan Marshall, asociada a la instalación de una base militar destinada a recibir al ejército estadounidense y a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN); la abundancia de un bien de exportación poco sensible a las fluctuaciones del ingreso de los consumidores, el pescado de agua fría, y una población poco numerosa, muy educada y dotada de un fuerte sentimiento de pertenencia nacional.
A medida que Islandia se enriquecía, fue sentando las bases de un Estado de Bienestar inspirado en el modelo escandinavo, financiado con impuestos. En la década de 1980, el nivel y la distribución del ingreso disponible alcanzaron al promedio de los países nórdicos. Sin embargo, el peso del Estado siguió siendo más pronunciado en Islandia que en sus vecinos europeos. Igual que el clientelismo: la oligarquía local limitaba el paisaje tanto político como económico.
La sociedad capitalista moderna de la segunda mitad del siglo XX se inscribió en un vínculo de filiación directa con las estructuras casi feudales del siglo XIX. En las décadas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, catorce familias –un grupo conocido con el nombre de “Pulpo”– constituyeron la elite económica y política del país. A semejanza de los jefes tribales antiguos, estas familias controlaban las importaciones, los transportes, la banca, los seguros, la pesca y el aprovisionamiento de la base de la OTAN.
Esta oligarquía reinó también en el Partido de la Independencia (PI, de derecha), que controlaba los medios de comunicación y avalaba los nombramientos de los altos funcionarios en la administración, la policía y el ejército. En su momento, los partidos dominantes –el PI y el Partido del Centro (PC), que reclutaba adeptos en las zonas rurales (3)– administraban directamente los bancos públicos locales: era imposible obtener un préstamo sin pasar por el apparatchik local. La intimidación, la adulación servil y la desconfianza tejieron una red de poder impregnada de cultura machista, pronta a erigir la abundancia de vello en virtud universal.
Pero a fines de los años 70, una facción neoliberal vino a subvertir, desde el interior, el orden tradicional. Fue empujada por la “Locomotora”, nombre proveniente de un diario del cual se apropiaron estudiantes de derecho y comercio. Su objetivo era promover los preceptos del librecambio y generarse posibilidades de carrera sin tener que esperar la bendición del Pulpo. Con el fin de la Guerra Fría, la oposición de izquierda ya no tuvo influencia y la Locomotora prosperó. Le dio al país un primer ministro, David Oddsson (PI).
Nacido en 1948 en el seno de la clase media, Oddsson llegó a ser consejero municipal de Reikjavik por el PI en 1974 y después alcalde en 1982. Entonces llevó a cabo campañas de privatización –como la venta de la flota de pesca municipal– en beneficio de miembros de la Locomotora. En 1991, condujo al PI hacia la victoria en las elecciones nacionales. Convertido en Primer Ministro, reinó el país durante más de 14 años y presidió el extraordinario crecimiento del sector financiero, antes de instalarse al mando del Banco Central, en 2004. Sin alejarse jamás de la corriente principal de la política islandesa, se mantuvo apartado del resto de la sociedad, donde no despertaba la menor curiosidad. Su protegido dentro de la Locomotora, Geir Haarde, ministro de Finanzas de 1998 a 2005, sucedió en 2006 a Halldór Asgrímsson a la cabeza del gobierno, a quien Oddson le había cedido el poder en 2004.
La liberalización de la economía islandesa comenzó en 1994. El acceso al Espacio Económico Europeo –la zona de libre comercio de los países de la Unión Europea a la cual se unen Islandia, Liechtenstein y Noruega– impuso la libre circulación de capitales, bienes, servicios y personas. El gobierno de Oddsson se lanzó a un programa de venta de activos del Estado y de desregulación del mercado de trabajo. La privatización del sector financiero comenzó en 1998 bajo la dirección de Oddsson y Halidór Ásgrímsson, líder del PC, socio de la coalición entonces en el poder: el banco Landsbanki fue asignado a dignatarios del PI, mientras que su competidor, el Kaupthing, le correspondió al PC. Más tarde, un banco privado proveniente de la fusión de varios pequeños establecimientos, el Glitnir, se instaló en el tercer lugar.
Islandia entró al nuevo milenio empujada por el aliento de las finanzas internacionales, dopadas por los créditos baratos. En el plano nacional, tres elementos resultaron determinantes: un compromiso político fuerte a favor del sector; la fusión de los bancos de inversión y de los bancos comerciales, que les permitió a los primeros beneficiarse con las garantías que el gobierno ofrecía a los segundos, y una deuda soberana reducida, que permitía calificar a los bancos con la indispensable buena nota de las agencias internacionales calificadoras de riesgo. Seguros con eso, los accionistas mayoritarios de Landsbanki, Kaupthing, Glitnir y sus diversas filiales, invirtieron la vieja dominación de la política sobre las finanzas.
La administración Oddsson pronto disminuyó la regulación de los préstamos hipotecarios garantizados por el Estado, autorizando préstamos que llegaban al 90% del valor de un bien. Los bancos, recién privatizados, se apresuraron a ofrecer condiciones aun más “generosas”. El impuesto a los ingresos y el Impuesto al Valor Agregado (IVA) bajaron, de acuerdo con la estrategia que apuntaba a convertir a Islandia en un centro financiero internacional bendecido por la moderación fiscal. Así se inició la dinámica de la burbuja.
Las nuevas elites bancarias islandesas, deseosas de extender su dominio sobre la economía del país, se dedicaron a ello con alegría. Utilizando sus acciones como garantía, se permitieron suscribir fuertes empréstitos en sus propios establecimientos para proceder a la compra de acciones… de esos mismos establecimientos. Resultado: las cotizaciones subieron. La misma operación se extendió a veces a otros bancos. Así, los accionistas del banco B tomaron préstamos en el banco A para comprar acciones de su propia sociedad, antes de devolverles la amabilidad a sus amigos del banco A, que procedieron de la misma manera. Desde ese momento, la cotización en bolsa de ambos bancos creció notoriamente, sin relación con su actividad real.
A ese ritmo, la pequeña isla logró que le abrieran las puertas del club de los gigantes de las finanzas. La sobreabundancia de crédito le permitió a la población celebrar con exuberancia el final de las décadas de racionamiento del crédito, que antes pasaba por el tamiz de las redes políticas. Finalmente, los islandeses se sintieron verdaderamente “independientes”. Lo que tal vez explique su sentimiento –en ese momento– de ser la población “más feliz del mundo”. Los propietarios y los dirigentes de bancos se remuneraron a sí mismos cada vez más generosamente (un verdadero embelesamiento dentro de los establecimientos). Y cuanto más ricos eran, más gozaban del apoyo de los partidos políticos, a los que financiaban. Los jets privados desgarrando el cielo de Reikjavik aparecieron entonces como la prueba sonora del éxito para una población que, desde tierra firme, dudaba entre la envidia y la admiración. Las desigualdades en los ingresos y en los patrimonios aumentaron, agravadas por políticas gubernamentales que reforzaban la carga fiscal de la mitad más pobre de la sociedad. En resumen, “las iniciativas liberales de Oddsson constituyeron el más formidable éxito del mundo” (4), declaró en las columnas de The Wall Street Journal uno de los más ardientes defensores islandeses de la economía de mercado.

Icesave: un arma de doble filo

Sin embargo, a comienzos de 2006 apareció la desconfianza. La prensa financiera se preguntó sobre la estabilidad de los grandes bancos, que empezaban a tener dificultades para encontrar fondos en los mercados monetarios. El déficit corriente de Islandia saltó del 5% del PIB en 2003 al 20% en 2006, uno de los niveles más elevados del mundo. La capitalización bursátil alcanzó, en 2007, cinco veces su nivel de 2001. Landsbanki, Kaupthing y Glitnir ya operaban mucho más allá de la capacidad del Banco Central de Islandia para sostenerlos como prestamista de última instancia. Y esto sucedió porque sus deudas eran reales, y sus activos, dudosos. En febrero de 2006, la agencia Fitch bajó la nota islandesa de “estable” a “negativa”: fue la “mini-crisis”. La corona islandesa cayó bruscamente en sentido contrario al valor de las deudas de los bancos, que aumentaron; la perennidad de los créditos expresados en monedas extranjeras se convirtió pronto en un problema “público”; el mercado de acciones se derrumbó y las quiebras se multiplicaron. El Danske Bank de Copenhague describió entonces a Islandia como una “economía géiser” a punto de explotar (5).
Los banqueros y los dirigentes políticos islandeses ponían a un lado las críticas. El Banco Central de Islandia tomó un préstamo con el fin de duplicar sus reservas de divisas extranjeras, mientras la Cámara de Comercio –conducida por los representantes de Landsbanki, Kaupthing, Glitnir y de sus diversas filiales– respondió con una campaña de comunicación en la prensa. El economista estadounidense Frederic Mishkin percibió 135.000 dólares por poner su nombre en un informe escrito casi enteramente por un economista islandés, dando pruebas de la estabilidad de los bancos islandeses (6). Richard Portes, que venía de London School of Economics, se contentó con 58.000 libras por el mismo tipo de evaluación. A fines de 2007, Arthur Laffer, teórico de la economía de la oferta, sentenció: “Islandia debería ser un modelo para el mundo entero” (7). El valor de los activos de los bancos llegó entonces a alrededor de ocho veces el PIB.
En las elecciones de mayo de 2007, la Alianza Social Demócrata (ASD) (8) formó un gobierno de coalición con el PI, todavía dominante. Para consternación de muchos de sus partidarios, los dirigentes de la ASD olvidaron sus promesas preelectorales y manifestaron un apoyo incondicional a la expansión del sector financiero.
Aunque habían sobrevivido a la mini crisis de 2006, el Landsbanki, el Kaupthing y el Glitnir siguieron teniendo dificultades para encontrar dinero fresco para financiar nuevas adquisiciones y reembolsar sus deudas. Los bancos desarrollaron entonces dos métodos para superar sus dificultades. El primero: “Icesave”, una invención de Landsbanki. Se trata de un servicio en internet destinado a atraer depósitos ofreciendo tasas de interés más atractivas que los bancos tradicionales. Icesave, fundada en Gran Bretaña en octubre de 2006 y en los Países Bajos 18 meses más tarde, gozó muy rápidamente de las recomendaciones de otros sitios especializados en finanzas en línea, y pronto se encontró desbordada por los depósitos. Afluyeron decenas de millones de libras esterlinas. Entre los primeros clientes estuvieron la Universidad de Cambridge, la policía de Londres, e incluso la Comisión de Auditoría del Reino Unido, encargada de administrar las finanzas de los gobiernos locales. Sin contar centenas de miles de particulares (300.000 poseedores de una cuenta Icesave sólo en el Reino Unido).
El hecho de que las entidades Icesave fueran establecidas como “agencias” –y no como filiales– significa que se colocaban bajo el control de las autoridades islandesas, con preferencia a las de los países huéspedes. Sin embargo, nadie se inquietaba por el hecho de que la agencia de regulación islandesa sólo contaba con 45 personas –recepcionistas incluidos–, la mayoría de los cuales efectuaba una estadía con vistas a ser reclutados por uno de los bancos del país. Nadie se preocupó tampoco por el hecho de que el dispositivo de seguro de los depósitos del espacio europeo estipulaba que le incumbiría a la población islandesa (320.000 personas) indemnizar a los depositantes extranjeros en caso de quiebra.
La segunda solución imaginada por los bancos para tener acceso a nuevos fondos líquidos, sin tener que justificar activos reales, fueron las “cartas de amor”. Los “Tres Grandes” vendían créditos a bancos regionales más pequeños que, a su vez, los presentan al Banco Central para garantizar nuevos préstamos… y prestarle así a los “Tres Grandes”. Los créditos iniciales fueron rápidamente denominados en la profesión “cartas de amor”, porque se resumen en simples promesas. El dispositivo se internacionalizó: los “Tres Grandes” crearon filiales en Luxemburgo y depositaron su correo sentimental en el Banco Central Europeo (BCE), a cambio de fondos líquidos que remitían a Islandia.
La caída de los establecimientos bancarios islandeses se produjo dos semanas después de la caída de Lehman Brothers. El 29 de septiembre de 2008, el Glitnir solicitó ayuda al gobernador del Banco Central, Oddsson. Pretendiendo tranquilizarlo, éste ordenó a su institución comprar el 75% de las acciones de Glitnir, lo cual tuvo como único efecto agravar la inquietud. La nota del país se vino abajo, mientras al Landsbanki y al Kaupthing les retiraron sus líneas de crédito. Los retiros masivos comenzaron en las filiales de Icesave en el extranjero. El 7 de octubre, Oddsson decidió indexar la corona islandesa con una canasta de divisas. Pero la moneda cayó, y las reservas en moneda extranjera se agotaron rápidamente. Sin control de los capitales, la indexación no duró más que algunas horas. Sin embargo, eso les dio tiempo suficiente a los cercanos al poder para cambiar sus coronas a un tipo de cambio favorable. Miles de millones salieron del país, antes de dejar flotar a la corona o, para decirlo mejor, de que se hundiera. El 8 de octubre, el primer ministro británico, Gordon Brown, congeló los activos de Landsbanki en Gran Bretaña, apoyándose en una de las leyes antiterroristas aprobadas por el New Labour. La Bolsa, las obligaciones bancarias y el sector inmobiliario sufrieron la misma suerte que el ingreso medio de los islandeses, es decir, cayeron.

Políticas de ajuste y estallido social

El Fondo Monetario Internacional (FMI) llegó entonces a Reikjavik. Fue la primera vez desde su intervención en Gran Bretaña en 1976, que era llamado para salvar a una economía desarrollada. Ofreció un préstamo condicionado de 2.100 millones de dólares para estabilizar la corona islandesa. El FMI apoyó, por otra parte, las exigencias de los gobiernos británico y holandés: sometida al dispositivo europeo de garantía de los depósitos, Islandia debía indemnizar a Londres y La Haya (que decidieron reflotar por sí mismos a los clientes de Icesave en sus territorios).
El pueblo, habitualmente plácido, dejó estallar su furia. Los movimientos de protesta se dirigieron principalmente a Haarde y Oddsson –los caciques del PI– así como al ministro de Relaciones Exteriores de la ASD, Ingibjorg Gisladóttir. En varias oportunidades, entre octubre de 2008 y enero de 2009, los sábados después de almorzar, en medio del frío, miles de personas de todas las edades se agruparon en la plaza principal de Reikjavik. Los manifestantes se tomaron del brazo para formar una cadena humana en torno al Parlamento y tapizaron el edificio con frutas y yogures exigiendo la renuncia del gobierno.
En enero de 2009, la coalición entre la ASD y el PI se quebró. Como único ejemplo de un “viraje hacia la izquierda” en un país afectado por la crisis financiera internacional, se constituyó entonces un gobierno provisorio que reunió a socialdemócratas y al nuevo y popular Movimiento de Izquierda Verde (MIV). En las elecciones de abril de 2009, el PI sólo obtuvo dieciséis escaños, a pesar de un sistema electoral que le era extremadamente favorable. Fue su peor resultado desde su creación, en 1929.
La nueva coalición se vio rápidamente urgida a reembolsar la enorme deuda de Icesave a los británicos y holandeses: era la condición previa para la ayuda del FMI. El nuevo gobierno también consideró someter su candidatura para convertirse en miembro completo de la Unión Europea y de la zona euro. Después de largas negociaciones, en octubre de 2009, presentó al Parlamento los términos de un acuerdo posible sobre la deuda de Icesave: 5.500 millones de dólares (alrededor de 3.700 millones de euros), o sea el 50% del PIB islandés, que se pagaría a los Tesoros públicos británico y holandés entre 2016 y 2023.
El MIV protestó. El ministro de salud, que proviene de ese partido, dejó su puesto, mientras cinco disidentes negaron la consigna de voto del gobierno. La ley fue impuesta el 30 de diciembre de 2009, en un clima de desaprobación general, que llevó al presidente Olafur Grimsson a anunciar que no promulgaría una ley tan contraria al sentimiento nacional. En el referéndum de marzo de 2010, el 93% de los votantes se pronunció contra el acuerdo de Icesave, y sólo el 2% a favor. Los dirigentes del Partido Socialdemócrata y del MIV se abstuvieron. En mayo de 2010 los socialdemócratas volvieron a caer al 19% en las elecciones municipales de Reikjavik, que consagraron a un actor cómico en la alcaldía de la capital. En octubre, volvieron las manifestaciones populares; la coalición concedió la elección de una asamblea constituyente que sería finalmente invalidada por la Corte Suprema.
El nuevo proyecto de acuerdo sobre el litigio Icesave, sometido a referéndum en abril pasado, se refería a un monto de 4.000 millones de dólares (alrededor de 2.700 millones de euros). Después del “no”, el diferendo que enfrentó a Reikjavik con Londres y La Haya podría ser enviado a la justicia.
El hecho de trasladar a 2011 los recortes más importantes en el gasto público, le dio un poco de aire a la economía. Hasta ahora, Islandia ha sufrido una contracción de su actividad menos importante que Irlanda, Estonia y Lituania, donde el rigor se aplicó más intensamente. El desempleo pasó del 2% en 2006 a alrededor del 7% o el 9% desde el inicio de 2009. Pero la tasa de emigración –de los islandeses y de otros trabajadores europeos presentes en el país, sobre todo polacos– alcanzó su nivel más alto desde 1889. Sin embargo, el poder socialdemócrata y verde había prometido austeridad para 2011. Los gobiernos ya no disponen de presupuesto para nuevos proyectos. En los hospitales y escuelas, los salarios bajaron y han comenzado los despidos. El congelamiento de los embargos inmobiliarios expiró a fines de 2010.
La decisión del gobierno de coalición PI-PSD, de otorgar a los ciudadanos islandeses una garantía ilimitada para los depósitos, tomada a fines de 2008, ilustra el poder de la elite financiera sobre el país. Imponer un límite de cinco millones de coronas –alrededor de 50.000 euros– habría bastado para proteger al 95% de los depositantes. Sólo el 5% más rico se benefició de la garantía ilimitada, que hoy genera nuevas restricciones en los gastos públicos. Se hubiera podido pensar que el pequeño tamaño de Islandia habría permitido revelar más pronto la ceguera del gobierno; pero ocurrió todo lo contrario. Mucho antes, Oddsson había emprendido la “privatización” de la información. El Instituto Económico Nacional de Islandia, que tenía una reputación de independencia en sus análisis, fue disuelto en 2002, ya que la administración prefería recurrir… a los departamentos de análisis e investigación de los propios bancos.
Otro fenómeno resulta igualmente sorprendente. El crecimiento de la burbuja islandesa estuvo acompañado, en un primer momento, por la publicación de informes críticos, especialmente dentro del Banco Central. Pero en 2007 y 2008, cuando la amenaza se hizo seria, los documentos –incluyendo los del FMI– suavizaron su tono. Tanto las instituciones financieras oficiales como los banqueros y los políticos parecen haber actuado sobre la base de un acuerdo implícito: la situación se había hecho tan grave que no había que hablar de ella, a riesgo de desencadenar un pánico bancario.
En octubre de 2010 el Parlamento decidió demandar al ex primer ministro Haarde por no haber cumplido con sus responsabilidades. El secretario de finanzas permanente Baldur Gudlaugsson (un ex miembro de la Locomotora) fue condenado a dos años de cárcel por el delito información privilegiada cuando vendió su participación en Landsbanki en septiembre de 2008, sólo algunos días después de haber conversado sobre el banco con el ministro de Finanzas británico, Alisdair Darling.
Lejos de haber respondido por sus actos, a Oddsson le ofrecieron el puesto de jefe de Redacción del principal diario de Reikjavik, Morgunbladid, desde donde dirige la cobertura de la crisis; un poco como si, como señaló un comentarista, se hubiera nombrado a Richard Nixon a la cabeza de The Washington Post durante el Watergate.

1 World Database of Happiness, 2006, http://worlddatabaseofhappiness.eur.nl
2 Véase “Le krach du libéralisme”, Manière de voir, N° 102, diciembre 2008 - enero 2009.
3 En la oposición se encuentra especialmente el Partido Social Demócrata y el Partido de la Gente Común (Common People’s Parti, más a la izquierda).
4 Hannes Gissurarson, “Miracle on Iceland”, The Wall Street Journal, Nueva York, 29-1-04.
5 Danske Bank, “Iceland: Geyser Crisis”, Copenhague, 2006.
6 Después de la debacle de septiembre de 2008, Mishkin modificó subrepticiamente el título de su estudio “Stabilité financière en Islande”. En su curriculum vitae, el informe se titula ahora “Instabilité financière en Islande”.
7 Arthur Laffer, “Overheating is not dangerous”, Morgunbladid, Reikjavik, 17-11-07.
8 La Alianza reunió al Partido Social Demócrata, la Lista de las Mujeres y una fracción de la Alianza Popular (proveniente de la izquierda crítica, tanto de la OTAN como del Bloque de Varsovia).

R.W. y S.S.
 INFORME DIPLÓ I