jueves, 29 de octubre de 2009

La situación de la mujer en el Afganistán

La situación de la mujer en el Afganistán


"Su país está emprendiendo un proceso de creación de instituciones responsables y dignas de crédito que representen a todos los afganos. Son decisiones que incumben tanto a los hombres como a las mujeres del Afganistán. La función de las Naciones Unidas consiste en alentar ese proceso y prestarle asistencia. Ahora bien, desearía aprovechar esta oportunidad para decir a todos los afganos: el Afganistán no logrará la paz y la recuperación auténticas sin antes restablecer los derechos de la mujer". Kofi Annan, Secretario General de las Naciones Unidas, en su declaración formulada ante la Cumbre de Mujeres Afganas para la Democracia (Bruselas, 4 y 5 de diciembre de 2001).

El Afganistán es un país de unos 23 millones de habitantes y, al cabo de tres años de profunda sequía, 23 años de guerra y destrucción y cinco años bajo las autoridades talibanas, se ha convertido en uno de los países más pobres del mundo. El Afganistán registra la segunda tasa más elevada de mortalidad materna en el mundo. Incluso antes del régimen talibán, el Afganistán registraba altas tasas de mortalidad materna e infantil y muy bajas tasas de alfabetización de mujeres. No obstante, la mujer participaba en la vida de la sociedad en lo económico, lo social y lo político. Las mujeres ayudaron a redactar la Constitución de 1964. En el decenio de 1970, había al menos tres legisladoras en el Parlamento. Hasta comienzos del decenio de 1990, las mujeres eran maestras, funcionarias públicas y doctoras, así como profesoras, abogadas, juezas, periodistas, escritoras y poetas.

Cuando los talibanes llegaron al poder, se discriminó y marginó sistemáticamente a mujeres y niñas y se violaron sus derechos humanos. Ello agravó las condiciones económicas y sociales de las mujeres y las niñas en todo el territorio nacional, en particular en las zonas controladas por los talibanes. Las mujeres y las niñas siguieron tropezando con graves limitaciones en su acceso a la educación, los servicios de atención de la salud y el empleo. Durante el régimen talibán, sólo alrededor del 3% de las niñas recibieron alguna forma de enseñanza primaria. La prohibición del empleo de la mujer también afectó a la educación de los varones, pues la mayor parte de los maestros eran mujeres. Las malas condiciones sanitarias y la malnutrición hicieron del embarazo y el parto situaciones excepcionalmente peligrosas para las mujeres afganas.

Las políticas de los talibanes también restringieron enormemente la libertad de circulación de la mujer. El hecho de que las mujeres sólo pudieran viajar acompañadas por un familiar varón complicó particularmente la situación de los hogares encabezados por mujeres y de las viudas. En mayo de 2001, los talibanes prohibieron por decreto que las mujeres condujeran automóviles, lo cual limitó aún más sus actividades. La reclusión de las mujeres en sus hogares a raíz de estas disposiciones constituyó una forma de encarcelamiento que también creó obstáculos para que las mujeres se reunieran. Si se consideraba que la aparición en público de una mujer contradecía los edictos de los talibanes, éstos la hostigaban o la sometían a castigos físicos.

Desterradas del espacio público, las mujeres tampoco podían cumplir ninguna función en el proceso político y quedaron excluidas de todo tipo, estructurado o no, de gestión de los asuntos públicos. Las mujeres afganas padecieron actos de violencia en el hogar y otros tipos de violencia en los 25 últimos años, no sólo bajo el régimen talibán. A pesar de que la situación de la mujer afgana ha venido causando preocupación durante muchos años, el Afganistán y la difícil situación de sus mujeres y niñas recuperan hoy la atención mundial en condiciones de tragedia extrema, violencia política y destrucción. Por primera vez fuera del entorno de las Naciones Unidas y de la comunidad internacional es evidente la preocupación cada vez mayor de parlamentos, primeras damas, personalidades del mundo del espectáculo y organizaciones no gubernamentales, quienes reclaman el reconocimiento pleno de los derechos de las mujeres y las niñas del Afganistán.

Medidas de la comunidad internacional

En la Carta de las Naciones Unidas se proclama la igualdad de derechos de hombres y mujeres. Hace dos años, en la histórica resolución 1325 (2000) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se pedía que se pusiera fin a la impunidad de los responsables de crímenes de guerra cometidos contra mujeres y niñas, pero también se reconocía la necesidad de potenciar la función de la mujer en las negociaciones de paz y en la consolidación de la paz. Las Naciones Unidas han instado a las partes afganas a integrar a la mujer en todas las etapas del proceso político y contratan a mujeres afganas con la mayor rapidez posible para ayudar a prestar asistencia humanitaria.

Las Naciones Unidas y su familia de organizaciones se interesan por el Afganistán desde hace mucho tiempo. El UNICEF estableció su primera oficina en ese país hace 52 años. La situación del Afganistán en general y de las mujeres y las niñas en particular se han examinado a fondo en varios órganos de las Naciones Unidas, como el Consejo de Seguridad, la Asamblea General y varias comisiones orgánicas y órganos de expertos del Consejo Económico y Social, como la Comisión de Derechos Humanos, la Subcomisión de Promoción y Protección de los Derechos Humanos y la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer.

En noviembre de 1997, Angela E. V. King, Asesora Especial del Secretario General en Cuestiones de Género y Adelanto de la Mujer, encabezó una misión interinstitucional sobre el género en el Afganistán encargada de abordar concretamente cuestiones de discriminación de mujeres y niñas bajo el régimen talibán. La misión formuló una serie de recomendaciones encaminadas a mejorar la situación en materia de género en el Afganistán y en el sistema de las Naciones Unidas para atender mejor las necesidades de las mujeres afganas. Una de esas recomendaciones fue la de que se nombrara a un asesor superior de las Naciones Unidas en materia de género en el Afganistán.

Más recientemente, en el 26° período de sesiones del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer se formuló una declaración de solidaridad y apoyo en favor de las mujeres afganas, en que se señalaba, entre otras cosas, que "la participación de la mujer afgana en pie de igualdad con el hombre es fundamental para la reconstrucción y el desarrollo de su país". El Comité también exhortó a todas las partes interesadas a respetar los principios y las normas de derechos humanos internacionalmente reconocidos -en particular los derechos humanos de la mujer- en todas sus medidas y actividades, condición que el Comité consideró fundamental para lograr la paz y la estabilidad en el Afganistán.

El primer equipo de tareas integrado para misiones, establecido en la Sede de las Naciones Unidas para asesorar al Representante Especial del Secretario General en el Afganistán, incluía un especialista en materia de género de la División para el Adelanto de la Mujer. Tres comités ejecutivos dependientes del Secretario General, uno de paz y seguridad, otro de asuntos humanitarios y un tercero del Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo (GNUD), se han reunido periódicamente y han elaborado planes estratégicos de recuperación relacionados con el proceso político, la asistencia humanitaria y la reconstrucción del Afganistán, con perspectivas de género. Además, el GNUD y el Comité Ejecutivo de Asuntos Humanitarios formaron un subgrupo sobre el género en el Afganistán con el objeto de vigilar los acontecimientos sobre el terreno a fin de formular estrategias para velar por que se incorpore una perspectiva de género en las negociaciones de paz y el proceso de reconstrucción.

El 14 de noviembre de 2001, en su resolución 1378 (2001), el Consejo de Seguridad expresó su decidido apoyo a los esfuerzos del pueblo afgano por establecer una nueva administración de transición que diera lugar a la formación de un Gobierno de base amplia, pluriétnico, plenamente representativo de todo el pueblo afgano y respetuoso de los derechos humanos sin distinciones de género, etnia ni religión.

La Asesora Especial del Secretario General en Cuestiones de Género y Adelanto de la Mujer continuó abordando la situación de los derechos de la mujer en el Afganistán en reuniones con el Representante Especial del Secretario General y otros altos funcionarios del sistema de las Naciones Unidas, en consultas interinstitucionales y en reuniones con representantes de organizaciones no gubernamentales. También facilitó los contactos entre mujeres y organizaciones de mujeres afganas y el sistema de las Naciones Unidas y prestó apoyo a la organización de la Cumbre de Mujeres Afganas en Bruselas y a las reuniones de seguimiento con el Secretario General y los miembros del Consejo de Seguridad en una reunión celebrada de conformidad con la fórmula Arria. También pidió a las mujeres afganas que volvieran a su país y a sus empleos anteriores, inclusive en la función pública y otros sectores.

Hoy, mientras prosigue la reconstrucción y la rehabilitación del Afganistán, varias entidades de las Naciones Unidas siguen dedicándose activamente a mejorar la situación de las mujeres y las niñas en el Afganistán. Cabe mencionar los siguientes ejemplos:

  • Las Naciones Unidas han emprendido una campaña de inmunización a gran escala de los niños afganos contra el sarampión, importante enfermedad que causa estragos entre los niños y sin embargo es posible prevenir. El sarampión mata a unos 35.000 niños afganos al año, lo que representa alrededor del 40% del total de las muertes de niños afganos que podrían prevenirse mediante la vacunación. La OMS y el UNICEF están organizando la iniciativa, de un costo de 8 millones de dólares, en favor de nueve millones de niños afganos. Un portavoz del UNICEF considera que la campaña es "uno de los mejores regalos que podemos hacer a los niños del Afganistán";

  • A fines de septiembre de 2001, en respuesta a la grave emergencia sanitaria declarada entre las mujeres afganas, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP) emprendió su mayor operación humanitaria hasta la fecha. Entre los civiles afganos que huyeron de sus hogares y atravesaron en masa las fronteras del país había miles de mujeres embarazadas. La falta de vivienda, alimentos, medicamentos e higiene planteaba grandes riesgos para esas mujeres y sus niños lactantes. Para prestar a las mujeres afganas desplazadas servicios de atención de la salud reproductiva que quizá les salvaría la vida, el FNUAP se preparó para hacer llegar anticipadamente suministros de socorro de emergencia tanto a los países limítrofes con el Afganistán (Pakistán, Irán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán) para que pudieran afrontar las grandes corrientes de refugiados previstas como al Afganistán, para distribuirlos en la medida de lo posible;

  • Durante el régimen de los talibanes en el Afganistán, las panaderías patrocinadas por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) representaron una de las pocas oportunidades de empleo al alcance de la mujer; los proyectos de panaderías del PMA emplearon a 300 mujeres de Kabul y a 100 mujeres de Mazar-i-Sharif antes de septiembre de 2001. Los intentos de los talibanes de impedir que se empleara a mujeres para hacer una encuesta de beneficiarios hicieron que el PMA amenazara con cerrar 130 panaderías que abastecían a 280.000 personas, entre ellas mujeres y niños. La situación se resolvió al permitir las autoridades que la encuesta estuviera a cargo de mujeres contratadas por el Ministerio de Salud de los talibanes. Hoy, el PMA presta asistencia a unos 6 millones de personas en el Afganistán. A partir de abril de 2002, el acento se trasladará del socorro a la recuperación, con particular hincapié en la alimentación en las escuelas, con fines educacionales. El PMA tiene previsto ampliar sus proyectos de alimentación en las escuelas para abarcar a cientos de miles de escolares, la mitad de ellos niñas, a fin de promover la matriculación y reducir las tasas de deserción escolar. También se prestará asistencia alimentaria a las mujeres que se están educando de forma no estructurada, particularmente adquiriendo aptitudes técnicas y nociones de alfabetización.

La función de la mujer en la rehabilitación y reconstrucción del Afganistán

Desde septiembre de 2001, la actividad de las mujeres afganas se ha intensificado. En los últimos meses, las organizaciones de mujeres afganas organizaron, con la participación de éstas, numerosos actos dentro y fuera del Afganistán, como mesas redondas, conferencias y reuniones internacionales, para que las experiencias y necesidades de las mujeres afganas recibieran la atención que necesitaban en todas las iniciativas en favor del Afganistán puestas en marcha con posterioridad al régimen talibán.

Por primera vez en muchos años, se han presentado nuevas oportunidades de que las mujeres reivindiquen su derecho de participar activamente en la gestión de los asuntos públicos, así como en la rehabilitación y reconstrucción del Afganistán. Están volviendo a abrir sus puertas las escuelas para niñas, y las jóvenes se están matriculando en las universidades. Las mujeres procuran regresar a sus antiguos empleos de maestras, doctoras y funcionarias públicas. Los programas de radio y televisión de Kabul vuelven a contar con mujeres entre sus comentaristas.

Las conversaciones de las Naciones Unidas sobre un gobierno de transición para el Afganistán comenzaron en Bonn el 27 de noviembre bajo la dirección de Lakhdar Brahimi, Representante Especial del Secretario General. Participaron representantes de cuatro grupos afganos: el proceso de Roma, vinculado al ex Rey; el Frente Unido (también conocido como Alianza del Norte); el Grupo de Chipre y el Grupo de Peshawar.

Las Naciones Unidas habían alentado a todas las agrupaciones políticas a incorporar mujeres en sus delegaciones, y se pidió a las organizaciones de mujeres afganas que se pusieran en contacto con los cuatro grupos a fin de poder participar en las conversaciones. Dos mujeres, Sima Wali y Rona Mansuri, participaron como representantes de pleno derecho del proceso de Roma, Amena Afzali participó como representante de pleno derecho del Frente Unido, Seddiqa Balkhi participó como asesora del Grupo de Chipre y Fatana Gilani participó como asesora del Grupo de Peshawar. El acuerdo sobre las disposiciones provisionales en el Afganistán en espera de que se restablezcan las instituciones permanentes de gobierno se firmó en Bonn el 5 de diciembre de 2001.

En respuesta a solicitudes formuladas por mujeres afganas, los días 4 y 5 de diciembre de 2001 varias organizaciones no gubernamentales celebraron en Bruselas la Cumbre de Mujeres Afganas para la Democracia en colaboración con la Oficina de la Asesora Especial en Cuestiones de Género y Adelanto de la Mujer y el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM). Unas 40 dirigentes afganas de diversas procedencias étnicas, lingüísticas y religiosas participaron en el encuentro, entre ellas tres que habían asistido a las negociaciones celebradas en Bonn. La Cumbre concluyó con la aprobación de la Proclamación de Bruselas, en que se formulaban demandas concretas relativas a la recuperación de la sociedad afgana en las esferas de la educación, los medios de difusión y la cultura; la salud; los derechos humanos y la constitución, y las refugiadas y desplazadas internas. Las participantes en la Cumbre se reunieron con miembros del Parlamento Europeo, con congresistas de los Estados Unidos, con miembros del Consejo de Seguridad en una reunión de fórmula Arria y con embajadoras ante las Naciones Unidas. En sus conversaciones, las mujeres afganas pidieron que se adoptaran medidas para aumentar la seguridad en el Afganistán y facilitar el desarme de todas las facciones beligerantes.

El UNIFEM organizó una mesa redonda en Bruselas los días 10 y 11 de diciembre de 2001 en cooperación con el Gobierno de Bélgica sobre el fomento del liderazgo de la mujer en el Afganistán. La mesa redonda congregó a mujeres afganas y representantes de organismos de las Naciones Unidas, el Banco Mundial y donantes, y en ella se dio a conocer un Plan de Acción en que se pedía que se establecieran de mecanismos para apoyar la función de la mujer y su liderazgo en la definición del futuro de su país.

El 19 de diciembre de 2001, la Asesora Especial en Cuestiones de Género y Adelanto de la mujer organizó un desayuno de trabajo para mujeres afganas, representantes de organizaciones no gubernamentales y embajadoras de las misiones permanentes ante las Naciones Unidas, en que las mujeres afganas tuvieron la oportunidad de compartir sus propios proyectos y prioridades. Además, esas mujeres afganas se reunieron con el Secretario General para manifestarle sus proyectos y opiniones acerca de la función que les correspondía desempeñar en la reconstrucción del Afganistán.

En enero de 2002, Hamid Karzai, jefe de la Administración Provisional, manifestó su apoyo a los derechos de la mujer al firmar la "Declaración sobre los Derechos Fundamentales de la Mujer Afgana", en que se plasmó el derecho a la igualdad entre el hombre y la mujer. La Declaración se había aprobado en una reunión de afganos celebrada en Dushanbé (Tayikistán) en 2000.

Cuando el Secretario General visitó Kabul el 25 de enero de 2002, hizo una visita simbólica a una escuela de niñas que recibe asistencia del UNICEF, donde niñas de 6 a 16 años de edad se disponían a reanudar sus estudios tras un paréntesis de cinco años impuesto por los talibanes.

Dos ministerios que forman parte de la nueva Administración Provisional presidida por Hamid Karzai están a cargo de mujeres. El Ministerio de Asuntos de la Mujer, que no existía, está a cargo de Sima Samar, médica fundadora de la organización Shuhada, una red de clínicas, hospitales y escuelas del Pakistán y el centro del Afganistán. Suhaila Siddiq, cirujana que siguió ejerciendo su profesión en Kabul durante el régimen de los talibanes, está a cargo del Ministerio de Salud Pública.

Día Internacional de la Mujer: 8 de marzo de 2002

El Departamento de Información Pública y el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, la División para el Adelanto de la Mujer, el UNIFEM y la Red Interinstitucional sobre la Mujer y la Igualdad entre los Géneros están organizando la conmemoración del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo de 2002) en la Sede de las Naciones Unidas, en torno al tema "La situación actual de la mujer afgana: realidades y oportunidades". El acto especial se centrará en los acontecimientos ocurridos recientemente en el Afganistán, que han creado nuevas oportunidades de que la mujer reclame la función que le corresponde en calidad de integrante de pleno derecho de la sociedad afgana. En el acto también se pondrán de relieve el apoyo de la comunidad internacional y su solidaridad con las mujeres y las niñas del Afganistán ante los desafíos que les quedan por afrontar a largo plazo.



El Afganistán en síntesis*

- Sólo alrededor del 15% de los partos están atendidos por personal de salud capacitado, y más del 90% de los nacimientos tiene lugar en el hogar. Según el UNICEF, la tasa de mortalidad materna en el Afganistán es la segunda más alta del mundo, y se estima que 15.000 mujeres mueren cada año por causas relacionadas con el embarazo.

- La tasa de mortalidad infantil es de 165 por 1.000; la tasa de mortalidad de niños menores de 5 años es de 257 por 1.000 y uno de cada cuatro niños muere antes de cumplir los 5 años a causa de enfermedades prevenibles.

- Sólo el 23% de la población tiene acceso a agua apta para el consumo y sólo el 12% a saneamiento adecuado, lo que aumenta la incidencia de las enfermedades. Al menos 15.000 afganos mueren de tuberculosis cada año, y el 64% son mujeres.

- El 4% de la población ha quedado discapacitada, muchos a causa de las minas terrestres. El Afganistán es uno de los países más minados del mundo. Según el programa de las Naciones Unidas de actividades relativas a las minas, más de 732 kilómetros cuadrados del territorio del Afganistán están minados y alrededor de 500 kilómetros cuadrados contienen municiones y artefactos explo-sivos no detonados.

- La malnutrición de las mujeres, que tiene consecuencias negativas para el embarazo y el parto, así como para la salud de los hijos, no sólo se debe a la escasez de alimentos relacionada con el conflicto y la sequía, sino que también guarda relación con a la preferencia tradicional por los varones, que hace que la mujer reduzca su propia ración de alimentos en favor de los hombres y los niños.

- La mala situación de la salud se ha visto agravada por la falta de servicios de salud y de recursos básicos, en especial en las zonas rurales, la estricta segregación del personal médico, y el número reducido de doctoras, enfermeras y parteras que han permanecido en el país tras la llegada al poder de los talibanes.

- Veintitrés años de guerra han destruido la infraestructura del sistema educativo y han aumentado aún más la tasa de analfabetismo en el Afganistán. Sólo el 5% de las mujeres sabe leer y escribir (durante el decenio de 1980, la tasa de alfabetización de la mujer era de apenas el 8%).

- El 54% de las niñas menores de 18 años están casadas. Según informes, se obligó a las familias de niñas y jóvenes a casarlas con los talibanes, o a entregarles en su defecto grandes sumas de dinero. A menudo las familias casaban a las niñas a edad temprana a fin de utilizar el precio de la novia para contribuir a la supervivencia de la familia.

- El conflicto en el Afganistán durante el régimen de los talibanes y la militarización de la sociedad provocaron un aumento del número de raptos de niñas y mujeres por combatientes talibanes. Es difícil obtener cifras exactas a causa de la renuencia de las familias a denunciar los casos de rapto por miedo a las represalias y del estigma social asociado al hecho de que una hija o hermana fuera raptada o vendida para actividades sexuales.



* Fuente: Informe del Secretario General sobre la "Discriminación de las mujeres y las niñas en el Afganistán" (E/CN.6/2002/5).


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