miércoles, 20 de julio de 2011

Encuentran muerto al periodista que delató a sus jefes

El primer periodista en confesar que los máximos responsables del imperio mediático de Rupert Murdoch sabían de las escuchas ilegales fue hallado muerto ayer en su casa, en un nuevo e inesperado giro del escándalo que sacude al Reino Unido. Se trata de Sean Hoare, ex redactor de los tabloides News of the World y The Sun. Según el diario The Guardian, la policía inició una investigación sobre los motivos de su muerte, que por el momento se desconocen.
En 2007, una investigación policial sobre las escuchas ilegales realizadas por el News of the World terminó con un periodista y un investigador privado condenados. El entonces director del tabloide, Andy Coulson, aseguró entonces no saber absolutamente nada de la trama. Su predecesora, Rebekah Brooks, tampoco.
Coulson, pese a mantener su inocencia, dimitió entonces de su cargo y dio un giro a su carrera al convertirse en el jefe de prensa del joven líder de los conservadores británicos, el hoy primer ministro David Cameron. Cameron mantuvo a Coulson en su puesto tras ganar las elecciones, hasta que renunció en enero pasado y fue detenido e interrogado el 7 de julio por el escándalo de las escuchas.
Exclusivas y sobornos. Sean Hoare reveló al diario New York Times que Coulson no sólo conocía la existencia de los pinchazos, sino que incitaba a sus redactores a que promovieran nuevas intervenciones telefónicas con el fin de lograr exclusivas para su dominical. Tras sus revelaciones, el propio Hoare fue interrogado por la policía británica.
El ex reportero explicó también al New York Times que sus ex compañeros tuvieron acceso a tecnología policial que permitía localizar a las personas gracias a sus teléfonos celulares. Los agentes recibían a cambio un soborno. Por estos hechos el domingo renunció el jefe de la Policía Metropolitana de Londres (Scotland Yard), y ayer siguió sus pasos su número dos.
Hoare, que posteriormente fue despedido por sus problemas con el alcohol y las drogas, reconoció que él mismo usaba esas técnicas tanto en el Sun como en el News of the World. Según relató hace pocos días a un periodista de The Guardian, su intención al denunciar a su ex jefe y también ex amigo era poner fin a unas prácticas que atentaban contra la ética profesional que él mismo ayudó a socavar.

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