domingo, 11 de marzo de 2012

Tres crisis, un mismo desenlace


La petición de ayuda por parte de Portugal es la tercera desde que comenzó la crisis de deuda a mediados del año pasado. Antes ya solicitaron un rescate Grecia e Irlanda debido, al igual que el país luso, a su imposibilidad de financiarse en los mercados.
Aunque los tres países se han visto abocados a la ayuda por los altos intereses pagados por su deuda, que los ponían en riesgo de la suspensión de pagos, las razones que les llevaron a esa situación difiere en cada caso.


Grecia

  • Población: 11,3 millones
  • PIB per cápita: 94 (media europea en 100)
  • Paro: 12,6%
  • Crecimiento PIB en 2010: -4,5%
  • Coste de financiación a largo plazo: 11,40%*
  • Déficit del Estado: 15,4%
  • Deuda pública: 126% del PIB**
  • Coste del rescate: 110.000 millones de euros

  • Fuente: Eurostat
  • * En febrero de 2011
  • ** Último dato disponible: 2009
  • ¿Cuál era el problema?

    Grecia vivió una expansión desconocida hasta entonces durante los años del 'boom' crediticio que le llevó a acumular una deuda pública de 300.000 millones de euros a finales de 2009, más del 120% del PIB.
    A ello se sumó la monumental deuda privada, resultado igualmente de la expansión crediticia auspiciada por el BCE. Los 'credit default swaps' (CDS) -seguros contra impagos de deuda pública y privada- de sus bonos estaban disparados por encima de los 200 puntos básicos en los primeros meses de 2009.
    En la Unión Europea, fue Alemania la que presionó para que el país fuera rescatado. Los bancos germanos eran los mayores perjudicados por la deuda griega, ya que estaban expuestos en unos 200.000 millones de euros a la crisis del país helénico.

    Planes de ajuste y oleadas de huelgas

    Grecia necesitaba recaudar 53.000 millones de euros para refinanciar la deuda existente y reducir su déficit público.
    A principios de 2010, el Gobierno heleno anunciaba medidas especiales para acelerar la recuperación económica y la reducción del déficit público a menos del 3% del PIB en tres años, de acuerdo al Pacto de Estabilidad.
    La Comisión Europea aprobó el plan de austeridad griego, pero le recomendaba recortar los salarios. Grecia acató las directrices de Bruselas y en marzo aprobaba otro duro plan de ajuste para ahorrar 4.800 millones de euros, gracias a recortes en el gasto público y aumento de impuestos. El IVA subió hasta el 21% y los pluses de los funcionarios se redujeron un 30%.
    El descontento de la población se plasmó en una serie de revueltas populares y manifestaciones que incluyeron la convocatoria de varias huelgas generales. El país prácticamente estuvo paralizado varios meses.

    La intervención se hace inevitable

    Sin embargo, y pese a los planes de ajuste, Bruselas teme lo peor y los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro diseñan a toda prisa un mecanismo que les permita ayudar financieramente a Grecia si fuera necesario.
    El rescate es solicitado oficialmente por el Gobierno griego el 23 de abril, pero Alemania condiciona su aportación a la aprobación por parte del FMI de un nuevo plan de ajuste más estricto para el país helénico.
    El 2 de mayo de 2010, finalmente se aprueba el rescate a Grecia. Consiste en una ayuda de 110.000 millones de euros, el equivalente a algo más de un tercio de la deuda pendiente que tiene Grecia. El FMI aporta 30.000 millones de euros de esa cantidad, y el resto de la ayuda corre a cargo de la eurozona.
    Las huelgas, mientras tanto, se suceden en el país.

    ¿Saldrá pronto de la crisis?

    Durante los siete primeros meses tras el rescate, Grecia logró reducir su déficit público un 40% gracias al plan de ajuste fiscal.
    Pero el paro sigue subiendo, hasta el 12%. El crecimiento económico también está atascado, con una contracción del Producto Interior Bruto (PIB) del 1,5%.
    Ya está enviado el cuarto tramo de la ayuda, pero el FMI y la UE consideran que, aunque Grecia ha realizado progresos, aún tiene muchas reformas pendientes. Entre las exigencias de ambas instituciones está la privatización de empresas públicas por valor de 50.000 millones de euros para saldar su deuda.
    Los observadores del FMI consideran que si Grecia sigue estrictamente el plan de reformas fijado, podría empezar a levantar cabeza a finales de este mismo año. Las exportaciones están aumentando, la inflación subyacente ha permanecido baja y la caída de los costes laborales unitarios deberían impulsar una mejora de la competitividad.

    Irlanda

  • Población: 4,4 millones
  • PIB per cápita: 127 (media europea en 100)
  • Paro: 13,7%
  • Crecimiento PIB en 2010: -1%
  • Coste de financiación a largo plazo: 9,10%*
  • Déficit del Estado: 14,4%
  • Deuda pública: 65,5% del PIB**
  • Coste del rescate: 85.000 millones de euros

  • Fuente: Eurostat
  • * En febrero de 2011
  • ** Último dato disponible: 2009
  • ¿Qué ocurrió?

    El país vivió un impresionante 'boom' económico en los años previos a la crisis financiera, en gran medida debido, al igual que en España, a la burbuja inmobiliaria.
    Sin embargo, Irlanda, conocido como 'tigre celta' por unas tasas de crecimiento económico espectaculares -del entorno del 10% en 1999 y 2000 por ejemplo- vio cómo en apenas tres años pasaba de estar en la cima a caer con una rapidez inusitada.
    Su crecimiento del PIB pasó del 5,6% en 2007 a una tasa negativa del 3,5% al año siguiente mientras el valor de las casas ha caído entre un 50-60% desde que comenzó la crisis.
    El pinchazo de la burbuja inmobiliaria extendió los créditos morosos entre los grandes del país, lo que provocó que el Estado tuviera que rescatarlos. El enorme coste de estas ayudas provocó un agujero enorme en las finanzas públicas de Irlanda, un país muy pequeño respecto al tamaño de su sector financiero, y elevó al 32% del PIB el déficit público -que era también altísimo, del 12%, excluyendo el rescate de las entidades-.
    A esto se unieron las consecuencias típicas de una recesión, como el aumento del paro y los menores ingresos del Estado a través de impuestos debido a la caída de la actividad económica. Un cóctel que provocó el estrangulamiento de las finanzas públicas del país y la petición de ayuda externa.

    Los planes de ajuste

    A cambio de los préstamos de la Unión Europea y el FMI, los países rescatados se comprometen a realizar duros ajustes. En el caso de Irlanda, antes de la ayuda externa, el país ya había anunciado recortes de gasto y aumentos de impuestos para ahorrar 15.000 millones de euros.
    Tras la solicitud del rescate, el país puso en marcha otro duro ajuste para ahorrar 15.000 millones hasta 2014. En él se incluyeron medidas como el despido de unos 24.000 funcionarios, la subida del IVA al 23%, desde el 21% anterior, la rebaja del salario mínimo o el incremento de la edad de jubilación progresivamente desde 2014.
    Sin embargo, el país logró mantener su tasa 'superbaja' del impuesto a empresas en el 12,5%, muy inferior a la media europea y le permitió que grandes empresas extranjeras, como Google y Facebook, hayan establecido una sede en el país.

    Nuevo Gobierno, nuevas incógnitas

    Las elecciones celebradas en febrero de este año dieron un vuelco al Gobierno irlandés. Las ganó el conservador Enda Kenny, del conservador Fine Gael, tras 14 años en el poder de sus rivales del Fianna Fáil.
    Precisamente, una de las promesas electorales de Kenny fue que renegociaría los términos de los préstamos de la UE, que, a su juicio, tienen un tipo de interés demasiado alto -del 6%-. Sin embargo, no parece que Alemania y Francia, principales valedores de la ayuda, vayan a permitir que se cambien las condiciones sin nada a cambio. El nuevo Gobierno irlandés teme que esa nueva moneda de cambio sea una subida de su bajo impuesto a las empresas, que el resto de socio ve con malos ojos.
    Otro de los frentes abiertos tras el rescate es lograr normalizar por completo el flujo del crédito, lejos todavía de lo deseable para permitir la recuperación. En el primer trimestre del año, casi la mitad de los créditos solicitados por las pymes fueron rechazados.
    El Gobierno recapitalizó los bancos a finales de marzo con otros 24.000 millones de euros para intentar que mejore la concesión de créditos, lo que ha elevado la preocupación por el nivel de deuda pública, según 'Financial Times'. La deuda del país alcanzará el 125% del PIB en 2013 frente al 25% existente antes de la crisis.
    Por todo ello, expertos del país consideran que el rescate europeo no ha terminado aún con la incertidumbre sobre la recuperación irlandesa.

    Portugal

  • Población: 10,6 millones
  • PIB per cápita: 94 (media europea en 100)
  • Paro: 11%
  • Crecimiento PIB en 2010: +1,3%
  • Coste de financiación a largo plazo: 7,34% *
  • Déficit del Estado: 9,3%
  • Deuda pública: 76,1% del PIB **
  • Coste del rescate: unos 80.000 millones de euros

  • Fuente: Eurostat
  • * En febrero de 2011
  • ** Último dato disponible: 2009
  • El problema

    El principal problema de Portugal es la falta de productividad de su economía, que ha registrado crecimientos muy débiles a lo largo de la última década. Portugal no ha sufrido la crisis del ladrillo porque aquí, a diferencia de España, no hubo un 'boom inmobiliario'. Los bancos, menos expuestos que los de otros países, tampoco se vieron tan afectados por la crisis financiera mundial.
    Pero Portugal, con un crecimiento tan débil, y muy dependiente de la economía española y de las exportaciones, acabó sucumbiendo a la crisis y en 2009 registró una contracción de su economía del 2,9%.
    En términos de déficit público, después de una primera legislatura socialista basada en la contención y austeridad, en 2008, José Sócrates anunciaba al país que habían conseguido reducir el elevado déficit heredado del anterior gobierno conservador hasta el 2,9% permitido por Bruselas. Sin embargo, la crisis global disparó las cuentas públicas hasta un déficit del 9,3% del PIB en 2009.
    El problema de Portugal para tener que acabar recurriendo a la ayuda financiera internacional ha sido su incapacidad para reducir el elevado déficit, a pesar de que en un año el gobierno de Lisboa ha aplicado tres planes de ajuste y se disponía a aprobar el cuarto.
    Pero los intereses sobre su deuda estaban cada vez más elevados -alcanzaron el 10% para el plazo a 5 años y el 8,5% para el plazo a 10 años-, las agencias de calificación crediticia decidieron rebajar el rating de Portugal hasta el último nivel de la escala de inversión, y los bancos lusos optaron por dejar de prestar dinero al Estado para no poner en peligro la financiación de la economía portuguesa.
    En estas circunstancias, el primer ministro luso, José Sócrates, que ha tratado de resistir al rescate durante el año y medio que ha durado su segunda legislatura, ha tenido que acabar solicitando la ayuda financiera.

    Los ajustes

    Portugal va a recibir 80.000 millones de euros durante los próximos tres años a cambio de implementar un riguroso plan de ajuste, que incluye la privatización de empresas públicas y las reformas laborales para facilitar el despido. Además, el ejecutivo de Lisboa tendrá que comprometerse, de una vez por todas, a reducir drásticamente el gasto público.
    El cuarto Plan de Estabilidad y Crecimiento (PEC IV) -rechazado por el Parlamento en marzo- será el esqueleto que sirva de base para el nuevo paquete de austeridad. En este plan se incluía ya la rebaja de un 5% para las pensiones superiores a 1.500 euros mensuales, una medida que desde el 1 de enero se aplica a los sueldos de mismo valor de los funcionarios públicos, que podrán perder también las pagas extraordinarias.
    A lo largo de este último año, el gobierno de Lisboa ya ha implementado medidas de austeridad, recomendadas por Bruselas y el FMI, y similares a las aplicadas en Grecia e Irlanda después de ser rescatadas, con el objetivo de evitar a toda costa la ayuda. Por ello, los socialistasaumentaron el IVA del 21 al 23% el año pasado y subieron un 1% el IRS -similar al IRPF español-.

    Nuevo gobierno

    Portugal celebra elecciones anticipada el próximo 5 de junio, después de la dimisión del actual primer ministro, el socialista José Sócrates, el pasado 23 de marzo, tras el rechazo en bloque de todos los partidos de la oposición a su cuarto plan de ajuste.
    José Sócrates vuelve a presentarse en estas elecciones, por tercera vez consecutiva, pero según los últimos sondeos publicados esta semana tiene más difícil seguir siendo el primer ministro del país. Las encuestas dan la victoria a los conservadores socialdemócratas de Pedro Passos Coelho, cuya oposición al PEC IV provocó la crisis política. Sin embargo, con apenas el 39% de las intenciones de voto, Pedro Passos Coelho obtendría una victoria relativa, insuficiente para gobernar con mayoría absoluta, por lo que tendría que formar una coalición de derecha con el ultraconservador Partido Cristianodemócrata.
    Aún así, el presidente luso, Aníbal Cavaco Silva, defiende una formación de gobierno más amplia, que incluya también al Partido Socialista, para conseguir un consenso más alargado sobre las duras medidas de contención que tendrá que implementar en Portugal el próximo ejecutivo durante al menos los próximos tres años.
    Varios miembros del Partido Socialdemócrata han admitido la posibilidad de formar parte en ese hipotético gobierno, a cambio de que José Sócrates no esté en él, algo a lo que de momento no ha renunciado el socialista, reelegido recientemente casi por unanimidad como secretario general de su partido.




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