domingo, 13 de septiembre de 2009

Primer concepto que trata Bat ye'or : Yihad

Para el neologismo para denominar a las ramas más violentas y radicales dentro del Islam político, véase yihadismo.

Yihad (en árabe, ﺟﻬﺎﺩ ŷihād; transcrita jihad en inglés o francés) es un concepto esencial del islamismo. En árabe, "yihad" es una palabra de género masculino; algunos arabistas consideran que en español debería usarse en masculino, porque gramaticalmente es un término masculino.

En las lenguas occidentales suele emplearse como correlato islámico del concepto de guerra santa. Por esta razón, en español, yihad suele interpretarse como sustantivo femenino y como tal la recogerá el Diccionario Académico en su próxima edición.1 Lexicógrafos como Martínez de Sousa coinciden con el criterio académico y sostienen que los préstamos no tienen por qué mantener la moción de género de la lengua de la cual proceden, por lo que recomiendan su uso en femenino.

Uso del término

El significado real del término es muy debatido, pues connota un amplio rango de significados que van desde su interpretación como «lucha espiritual» hasta la lucha física, política o militar.2 Los islamistas implicados en las formas políticas o militares de la yihad suelen ser etiquetados en Occidente con el neologismo «yihadista», que implica una interpretación restringida del término yihad.3

El término suele aparecer en el Corán en la fórmula «esfuerzo en el camino de Dios», en el sentido de esfuerzo para hacer reinar los derechos de Dios, es decir, para defender el islamismo. Es importante entender que el islamismo predica la pasividad y la mansedumbre pero en caso necesario la lucha individual y colectiva como vía para lograr la derrota de quien intente agredir al islam. Algunas ramas del islamismo, como la de los jariyíes, consideraban la yihad como el sexto pilar del islamismo.

Ahora, decir que se trata de «defender el Islam» es naturalmente verdadero en lo referente a los fines y a los medios. En la práctica, yihad designa cosas muy distintas como la palabra «lucha» en un contexto político. Dado que en Occidente la yihad se ha dado a conocer sobre todo a través de la faceta belicosa y agresiva transmitida por algunos sectores vinculados a diferentes formas de Islam político,4 es frecuente que muchos musulmanes suelan poner el acento en sus aspectos espirituales y de lucha o activismo no violento (la prédica, por ejemplo), sin embargo, la cultura y creencia de esta cultura es sumamente extremista. No obstante, a lo largo de la historia el término yihad ha sido usado en uno o en otro sentido.

La defensa del islamismo, de los musulmanes o de sus países frente al enemigo externo puede efectivamente adquirir el carácter de lucha militar o «guerra santa», y así se halla en el Corán, donde se anima a combatir contra los infieles si el islamismo resulta atacado:

Combatid en el camino de Dios a quienes os combaten, pero no seáis los agresores. Dios no ama a los agresores.
Matadlos donde los encontréis, expulsadlos de donde os expulsaron. La persecución de los creyentes es peor que el homicidio: no los combatáis junto a la mezquita sagrada hasta que os hayan combatido en ella. Si os combaten, matadlos: ésa es la recompensa de los infieles.
Si dejan de atacaros, Dios será indulgente, misericordioso.
[Corán, 2, 186-188]


Se os prescribe el combate, aunque os sea odioso.
Es posible que abominéis de algo que os sea un bien, y es posible que estiméis algo que os sea un mal. Dios sabe, mientras que vosotros no sabéis.
[Corán, 2, 212-213]

La yihad entendida como combate tiene su origen, como muchas otras doctrinas del islamismo, en el judaísmo concretamente en el concepto de «guerra obligatoria» en defensa de la propia comunidad o miljemet mitzvá:5

Perseguiréis a vuestros enemigos, que caerán ante vosotros al filo de la espada.
[Levítico, 26, 8]

El sentido de combate en defensa propia contra el enemigo exterior explica que se haya dado en época contemporánea el nombre de muyahid(plural: muyahidín); literalmente significa «el que hace la yihad» a combatientes en contiendas en principio no religiosas como la que enfrentó al FLN argelino contra el poder colonial francés, la de la resistencia afgana a la ocupación soviética o más recientemente los milicianos deHizbullah contra Israel.

Aunque el primer sentido que le da el Corán al combate «en el camino de Dios» sea el de la defensa del islamismo frente a sus enemigos, dicha defensa es susceptible de entenderse como acción ofensiva y en este sentido se entendió desde un primer momento, en Medina, como afirma el escritor egipcio Said Al-Ashmawy: «El término supera el simple sentido moral para incluir la lucha individual y colectiva contra lospaganos de La Meca».6 Modernamente el término se utiliza para justificar, por ejemplo, las acciones terroristas dentro o fuera de un territorio musulmán; muchos ven el paradigma actual de este modo de entender la yihad en los atentados del 11-S contra las Torres gemelas, y algunos afirman que forma parte de un plan musulmán para «conquistar el mundo».7

Para los líderes islamistas de la órbita de Al-Qaeda8 y otros sectores radicales del wahhabismo9 se trata de universalizar la yihad a través de un proyecto ideológico y político de conquista e islamización forzada o destrucción del mundo moderno y no musulmán.10

Sin embargo, este modo de interpretar la yihad ha sido rechazado tajantemente por otros líderes islamistas,11 como el sudanés Hasan al-Turabi, jefe del antiguo Frente Nacional Islámico de Sudán (hoy Congreso Nacional del Pueblo) o como Muhammad Husayn Fadlallah, uno de los fundadores de Hizbullah. Ambos condenaron los atentados del 11-S por injustos para los estadounidenses y rechazaron la pretensión de Bin Laden de obtener una sanción religiosa que los justificara. Otro líder islamista y mufti conservador de gran predicamento, Yusuf al-Qardaui, hizo otro tanto y emitió una fatwa denunciando el «yihad ilegal» de Al-Qaeda.12

La influyente Universidad de Al-Azhar, también conocida por su conservadurismo, ha rechazado por parecidas razones el discurso de Al-Qaeda y su entorno. Sin embargo, a juicio de la arabista Anne-Marie Delcambre, incluso la prestigiosa universidad citada sigue teniendo un inequívoco discurso de guerra13 y pone como ejemplo una fatwa de esta institución islámica manifestando la necesidad para la nación musulmana de poseer armas nucleares.14

Los juristas clásicos reglamentaron profusamente los medios y los límites de la yihad militar respeto a ancianos, mujeres, niños, prisioneros,sacerdotes y templos; en la práctica, las reglas de la yihad violenta son tan flexibles como laxo es el término. Según esa reglamentación clásica, no podría haber combate militar entre musulmanes, pero se han dado enfrentamientos armados que han sido calificados de yihad por uno y por otro bando. Según Majid Khadduri pese a tales reglamentaciones todo es posible en nombre de la yihad: se permite desde laesclavitud de los prisioneros hasta su eliminación en masa. Fuera de la «casa del Islam» se considera legítima la guerra para el sometimiento del infiel: incluso un deber según la frase que el historiador alemán Egon Flaig, en su artículo «El Islam quiere conquistar el mundo», atribuye al famoso historiador Ibn Jaldún (siglo XIV): «En el Islam la Yihad está prescrita por la ley, porque éste tiene un mensaje universal que atañe a toda la humanidad que libremente o por la fuerza deberá convertirse a la religión del Islam».15

Aparte del aspecto violento, el más conocido entre no musulmanes, la yihad es también la predicación pacífica, la defensa dialéctica del Islam, la explicación de la doctrina islámica a los no musulmanes, etc. La teoría clásica, especialmente entre moralistas y místicos, entiende que lo anterior, es decir, la lucha exterior, por medios pacíficos o violentos, es el «pequeño yihad», mientras que el «gran yihad» sería la defensa del Islam en uno mismo, es decir, el combate espiritual, o dentro de la propia comunidad.

Significado sacado de un libro de secundaria de sociales: "Esfuerzo" o "combate", en el sentido de obligación de defender la Fe.

En la actualidad muchos regímenes musulmanes usan el término (gran) yihad para referirse a la lucha contra el subdesarrollo, el hambre, elanalfabetismo, al tiempo que la oposición añade la lucha por las libertades, la justicia social, etc. Es decir, que siendo el concepto de yihad tan amplio, a menudo es una bandera que puede enarbolarse para dar legitimidad a todo tipo de políticas y disputas. Autores como Antoine Moussali (sacerdote de origen libanés y buen conocedor del árabe literario y del islamismo) señala que «es el sentido de guerra santa el que prima, en el Corán, sobre la de yihad interior. La diferencia entre gran yihad (esfuerzo sobre sí mismo) y pequeña yihad se remonta al siglo IX, con el final de la primera oleada de las conquistas islámicas».16


Yihadismo moderno

A lo largo de la historia ha habido diferentes grupos (de carácter islamista o no) que han realizado llamadas a la yihad, entendida como guerra santa, en el marco de conflictos de tipología muy distinta (no solo contra no musulmanes, a veces también entre los propios musulmanes). Algunos autores, como Bat Ye'or, pionera en el estudio de la situación de los dhimmis y de la yihad, ven incluso en el genocidio armenio de1915 la culminación natural de una política de yihad perpetrada por musulmanes, aunque la historiografía generalmente ha encuadrado estos acontecimientos en el contexto de las limpiezas étnicas que han acompañado a lo largo del siglo XX a la creación de varios estados nacionales modernos, como la laica Turquía en este caso, y sin relación directa con la religión. Para Bat Ye'or:

La lógica interna de la yihad no puede tolerar la emancipación religiosa. La guerra permanente, la perversidad del Dar al-Harb [mundo no musulmán] y la inferioridad de los harbi [no musulmanes] conquistados constituyen los tres principios interdependientes e inseparables que fundamentan la expansión y la dominación política de la umma [comunidad musulmana].17

Como ya se ha dicho, los defensores de la idea de una guerra de religión o de civilizaciones encuentran eco e inspiración en palabras como las que Osama bin Laden pronunció en un mensaje difundido al mundo entero por Al Jazira el 3 de noviembre de 2001, apenas dos meses después del 11-S, en clara advertencia a las principales autoridades religiosas musulmanas:

Quienes intentan ocultar la verdad evidente de que se trata de una guerra de religión engañan a la nación [islámica].18

Sin embargo, muchos intelectuales, como el historiador marroquí Abdallah Laroui rechazan la identificación interesada entre islam y violencia (o incluso entre islamismo político y violencia) que se hace a partir de discursos como el de Al-Qaeda:

Relacionar la violencia con la ideología del islam político es deshonesto por ambas partes, tanto del lado musulmán como del no musulmán. Conozco la historia lo suficiente para saber que todo movimiento político cae en algún momento en la tentación de recurrir a la violencia. Ha habido a lo largo de la historia terrorismo puritano, terrorismo jacobino, terrorismo nihilista, terrorismo anarquista, terrorismo sionista, terrorismo hinduista y terrorismoconfuciano. Podría alargar la lista y señalar que los hombres que hicieron de esto una teoría profundamente elaborada, como Bakunin o Georges Sorel, no pensaron en ningún momento en el islam.19

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