lunes, 28 de septiembre de 2009

Persecuciones

Persecuciones
"Acuérdense de los presos, como si ustedes fueran sus compañeros de la cárcel, y también de los que son maltratados, como si fueran ustedes mismos los que sufren." (Hebreos 13.3, NVI)

La situación que se vive en países islámicos en cuanto a libertades individuales y derechos humanos, es lamentablemente muy distinta a la que se vive en Occidente, y no ha merecido aún un tratamiento adecuado por parte de las grandes potencias mundiales y la prensa internacional. No es dificil imaginar que Intereses estratégicos y económicos en la región juegan en su contra.

El cambio de religión se interpreta por lo general como un acto de traición que puede acarrear el rechazo social, la pérdida del trabajo, la cárcel... o aún la muerte. Aunque algunos países "garanticen" la libertad de culto, la aplican únicamente para con los extranjeros allí residentes. En otros, las autoridades exigen que los inmigrantes firmen documentos, comprometiéndose a no hablar de su religión. En algunos lugares se dan casos de atentados, matanzas y hasta limpiezas étnicas.

Los cristianos se ven obligados a practicar su culto a Dios en la clandestinidad, y pueden ser severamente castigados si son descubiertos.

Defensa de un condenado a muerte

Por Mehdi Dibaj

El autor pasó nueve años en una cárcel de Irán por el "delito" de abandonar su fe islámica y convertirse al cristianismo. Fue sentenciado a ser ahorcado, y el 3 de diciembre de 1993 presentó su defensa ante la Corte de Justicia con el texto que se reproduce más abajo. El 16 de enero de 1994 fue liberado, pero a principios de julio su cuerpo fue encontrado sin vida.

En el santo nombre de Dios, quien es nuestra vida y existencia! Con toda humildad expreso mi gratitud al Juez de todo el cielo y la tierra por esta preciosa oportunidad y, en quebrantamiento, espero en el Señor que Él me libre del juicio de esta Corte, según sus promesas. También ruego a los honorables miembros de la Corte que escuchen con paciencia mi defensa, con respeto por el nombre del Señor.

Yo soy cristiano, un pecador que cree que Jesús ha muerto en la cruz por sus pecados, y que por su resurrección y victoria sobre la muerte me ha hecho justo en la presencia del santo Dios. El Dios verdadero habla de este hecho en su santa Palabra, el Evangelio. Jesús significa Salvador, «pues El salvará a su pueblo de sus pecados». Jesús pagó el castigo de nuestros pecados con su propia sangre y nos dio una nueva vida para que podamos vivir para la gloria de Dios con la ayuda del Espíritu Santo, y ser como una represa contra la corrupción, ser un canal de bendición y sanidad, y estar protegidos por el amor de Dios.

En respuesta a esta bondad, El me ha pedido que me niegue a mí mismo para ser su seguidor sin reservas, sin temer a los hombres aunque maten mi cuerpo, sino que dependa del Creador de la vida, quien me ha coronado de misericordia y compasión, y quien es el gran protector de sus amados y su grande galardón.

Se me acusa de apóstata. El Dios invisible que conoce nuestros corazones nos ha dado seguridad a los cristianos de que no estamos entre los apóstatas que perecerán sino entre los creyentes para la salvación de nuestras vidas. En la ley islámica un apóstata es alguien que no cree en Dios, los profetas o la resurrección de los muertos. ¡Los cristianos creemos en todo eso!

Ellos dicen: «Eras musulmán y te has hecho cristiano». No, durante muchos años no tuve religión. Tras buscar y estudiar acepté el llamado de Dios y creí en el Señor Jesucristo para recibir vida eterna. Las personas escogen su religión pero el cristiano es escogido por Cristo. Él dice: «No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros». ¿Desde cuándo? ¡Desde antes de la fundación del mundo!

La gente dice: «Tú fuiste musulmán desde tu nacimiento». Dios dice: «Tú eras un cristiano desde el comienzo». El declara habernos escogido hace miles de años, incluso antes de la creación del universo, ¡para que a través del sacrificio de Jesucristo seamos suyos! Ser cristiano significa pertenecer a Jesucristo.

El Dios eterno que ve el fin desde el comienzo y quien me ha elegido para pertenecerle, conocía desde la eternidad aquellos cuyos corazones serían atraídos a Él y también aquellos que estarían dispuestos a vender su fe y eternidad por un plato de lentejas. Yo preferiría tener todo el mundo en mi contra pero saber que el Dios omnipotente está conmigo; ser tildado de apóstata pero saber que tengo la aprobación del Dios de la gloria; porque el hombre mira la apariencia exterior pero Dios mira el corazón, y para Él que es eternamente Dios nada es imposible. Todo poder en los cielos y la tierra está en sus manos.

El Dios todopoderoso ensalzará al que elija y humillará a otros, aceptará a algunos y rechazará a otros, enviará a unos al cielo y a otros al infierno. Ahora, dado que Dios hace lo que quiere, ¿quién puede separarnos del amor de Dios? ¿O quién puede destruir la relación entre el Creador y la criatura, o derrotar al corazón que es fiel a su Señor? ¡Estará seguro bajo la sombra del Omnipotente! Nuestro refugio es el propiciatorio de Dios quien es excelso desde siempre. Yo sé en quien he creído, y Él es poderoso para guardar lo que le he confiado hasta el fin, hasta que llegue al reino de Dios, el lugar donde los justos resplandecen como el sol y los malhechores recibirán su castigo en llamas eternas.

Me dicen: «¡Vuelve!» Pero de los brazos de mi Dios, ¿a quién podré volver? ¿Es justo hacer caso a lo que la gente está diciendo en vez de obedecer la Palabra de Dios? Hace cuarenta y cinco años que camino con el Dios de los milagros, y su bondad sobre mí es como sombra a mi mano derecha; le debo mucho por su amor y cuidado paternal.

El amor de Jesús ha llenado todo mi ser y siento el calor de su amor en cada parte de mi cuerpo. Dios, quien es mi gloria y honra y protector, ha puesto su sello de aprobación sobre mí con sus copiosas bendiciones y milagros.

Esta prueba de mi fe es un claro ejemplo. El buen y bondadoso Dios corrige y castiga a todos los que Él ama. Los prueba en preparación para el cielo. El Dios de Daniel, que protegió a sus amigos en el horno de fuego, me ha protegido durante nueve años en la cárcel y todas las cosas malas han resultado para nuestro bien y provecho, a tal punto que no logro contener mi gozo y gratitud.

El Dios de Job ha probado mi fe a fin de fortalecer mi paciencia y fidelidad. Durante estos nueve años El me ha librado de todas mis responsabilidades para que, bajo la protección de su bendito Nombre, pasara mi tiempo en oración y el estudio de su Palabra, en quebrantamiento y autoexamen, para crecer en el conocimiento de mi Señor. Alabo al Señor por esta preciosa oportunidad. «Ensanchaste mi encierro, mis infortunios trajeron sanidad y tus bondades me reavivaron». ¡Cuán grandes las bendiciones que Dios ha preparado para los que le temen!

Me echan en cara que evangelizo. Pero «si encuentras a un ciego cerca de un pozo y guardas silencio, has pecado» [verso persa]. Es nuestro deber religioso, mientras Dios nos extienda su misericordia, persuadir a los pecadores que se vuelvan de sus malos caminos y encuentren refugio en Él para salvarse de la ira de un Dios justo y del terrible juicio venidero.

Jesucristo dice: «Yo soy la puerta, el que entra por mí será salvo.» «Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí». «En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos». Entre los profetas de Dios, sólo Jesucristo resucitó de los muertos, y Él es nuestro intercesor viviente por la eternidad.

El es nuestro Salvador y Él es el Hijo de Dios. Conocerle a Él es conocer la vida eterna. Yo, inútil pecador, he creído en su bendita persona y en todas sus palabras y milagros registrados en el Evangelio, y he entregado mi vida en sus manos. La vida para mí es una oportunidad para servirle, y la muerte una oportunidad aún mejor para estar con Cristo. Por lo tanto, no sólo estoy contento de estar en prisión por el honor de su santo Nombre, sino que estoy presto a dar mi vida por amor a Jesús, mi Señor, y llegar más pronto a su reino, el lugar donde los elegidos de Dios entran en la vida eterna y los malvados en la condenación sin fin.

Que la sombra de la bondad de Dios y su mano de bendición y sanidad sea sobre vosotros y permanezca para siempre.

¡Amén!

Con respeto, vuestro prisionero cristiano,

MEHDI DIBAJ

No hay comentarios:

Publicar un comentario